En colaboración con jcv shipping & solutions

Julián Calvo: "Una compañía no es nada sin un personal que crea en ella"

Julián Calvo, fundador hace 25 años de la empresa familiar zaragozana JCV Shipping & Solutions,
repasa los cambios que ha experimentado su negocio y el sector del transporte marítimo de mercancías

Óscar, a la izquierda, y Julián Calvo en la sede de su empresa.
Óscar, a la izquierda, y Julián Calvo en la sede de su empresa.
JCV

Hace casi medio siglo, Julián Calvo fue uno de los primeros españoles en dedicarse de manera profesional al oficio de transitario. Como empleado, primero, y como empresario, después, con la creación de JCV Shipping & Solutions –compañía que actualmente dirige su hijo Óscar–, Calvo fue un pionero acercando hasta Aragón el transporte marítimo de mercancías. Ahora, ya retirado, repasa cómo ha sido su trayectoria.

¿Cómo fue el nacimiento de JCV?

JCV nació en 1996. A Zaragoza vine hace 45 años a trabajar como transitario internacional, que era una profesión prácticamente desconocida. En 1972 tuvo lugar en Barcelona el primer cursillo de formación profesional de transitario, al que asistimos unos 22 alumnos, de los cuales yo era el más joven. Terminé aquel curso, empecé a trabajar en el gremio en Barcelona, donde estuve cuatro años, y, en 1976, me mandaron a Zaragoza a abrir una sucursal de una empresa. Yo tenía 26 años, acababa de nacer Óscar y allí empecé a patear las calles, a visitar empresas, a captar clientes que hicieran exportación... Elegí este sector porque para las empresas que empezaban a exportar, y cuyo caudal económico no era muy fuerte, era más fácil captar clientela. Empezamos en la calle de San Miguel, donde estuve diez años con aquella empresa. Poco a poco fuimos incrementando la plantilla en función de las necesidades. Todo era transporte internacional y exportación por vía aérea, marítima y terrestre. Después de 10 años decidí que podía hacerlo por mi cuenta y empecé de cero con Cargas Internacionales, empresa con la que estuve tres años hasta que la absorbió una compañía madrileña. Con ellos estuve tres años más y ahí es cuando decidí iniciar mi camino hacia el transporte marítimo internacional. Pasaron seis años hasta que Óscar terminó la carrera y, cuando supe que estaba interesado en seguir mi camino, monté JCV. El tema marítimo es el que más me había gustado durante el tiempo que estudié Economía Internacional en la Cámara de Comercio de Barcelona. Hoy, llevamos 25 años como JCV Shipping & Solutions.

¿Cómo ha cambiado la actividad de este sector en el último cuarto de siglo?

Lo que empezamos entonces ahora sigue vigente. Han cambiado mucho las cosas muchas veces, pero ha sido un proceso de perfeccionamiento. La base de la compraventa internacional sigue siendo la misma. Han cambiado los medios de comunicación, tanto la carga aérea como la terrestre se han agilizado muchísimo, los aranceles ya no existen en la UE... Pero también han venido las nuevas tecnologías, que lo han hecho todo mucho más fácil. Las inversiones son también mucho más fuertes, la apertura de fronteras.... Ha evolucionado muchísimo.

¿Qué papel ha jugado la tecnología en esta evolución?

Si tuviéramos que hacer toda la documentación de forma manual como se hacía cuando yo empecé... Ahora, prácticamente con tocar un botón ya está el trabajo hecho. De trabajar desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche a no pasar por la oficina gracias al teletrabajo. A nosotros no nos ha hecho falta la pandemia para implantar el teletrabajo, nosotros ya lo estábamos haciendo. Óscar en este sentido ha hecho un trabajo genial.

¿Cómo fue el proceso de transición antes del relevo generacional por parte de Óscar?

Muy fácil. Mi trabajo fue hacer que le gustase y, después, prepararle bien para que no tuviera problemas. Empezó en Barcelona haciendo lo que había hecho yo: yendo por las navieras, estando en aduanas... Allí cogió de forma directa la preparación y, una vez que ya tenía los conocimientos prácticos, volvió a Zaragoza y empecé con él a visitar a algunos clientes para que cogiera el ritmo. Poco a poco fue adquiriendo más responsabilidades. Yo le decía que se equivocase, que no importa, porque con un error se aprende más que con cien aciertos. Para el relevo generacional es imprescindible darle la confianza y creer en él. Además, ahora, en JCV trabajan mis cuatro hijos.

¿Cómo es gestionar una empresa familiar?

Cada uno tiene sus responsabilidades en función de sus aptitudes. Si no sirvieran para los puestos que ocupan, desde luego, no estarían. Hemos hecho un protocolo familiar para que la empresa perdure.

¿Con qué valores, todavía presentes, empezó JCV?

A nivel personal, con el propósito de mantener a la familia unida. A nivel profesional, el valor predominante ha sido la confianza y saber transmitirla a quienes te acompañan. Una empresa no es nada sin un personal que crea en ella.

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