Illueca ensalza la figura del Papa Luna en el 600 aniversario de su muerte
A lo largo del año, la localidad aragonesa acogerá charlas, exposiciones, conciertos, talleres, obras de teatro y la reinvención del que fuera su postre favorito.
Mañana, 23 de mayo, se cumplen 600 años de la muerte del Papa Luna, una de las personalidades más importantes de la cristiandad y figura clave en el denominado Cisma de occidente. Illueca, localidad aragonesa que le vio nacer, ha organizado más de una veintena de actos para rendir homenaje a Benedicto XIII y dejar así constancia de su relevancia histórica. Charlas, exposiciones, conciertos, talleres, teatro o la recuperación de la receta de su postre favorito son algunos de los actos que la localidad celebrará a lo largo de todo el año. Illueca trabaja desde hace años por poner en valor a esta figura imprescindible de la historia local, nacional e internacional.
Entre los actos que ya han tenido lugar destaca la presentación de dos sellos postales de Correos en la Sala Dorada del Castillo del Papa Luna, uno con su imagen y otro con la identidad corporativa del aniversario. En marzo, se inauguró también la exposición itinerante ‘La forja de un papa’, que ya ha pasado por Calatayud y que, a partir de septiembre, se podrá visitar en Jaca y Caspe.
El primero de abril Javier Mas presentó su nueva novela, con la que pretende rescatar a la figura del Papa Luna de la bruma del mito. Bajo el título ‘Benedicto XIII. El Papa templario que luchó contra Roma’, el escritor dibuja el perfil de Pedro Martínez de Luna desde sus vertientes intelectual, religiosa, guerrera y política. A finales de mes, se presentó también el libro 'Benedicto XIII y la Universidad de Salamanca' por su rector, Ricardo Rivero Ortega. Además de la literatura, otras artes han querido formar parte de este homenaje, como el concierto de música antigua ‘Música en tiempos de Papa Luna’ con Carles Magraner y Capilla de Ministrers, o el teatro, con una obra sobre la historia del Papa Luna realizada por Los Navegantes de Jesús Pescador.
Los más golosos pudieron disfrutar de la reinterpretación del postre favorito del Papa Luna, el denominado citronat, un dulce a base de cidra muy típico del siglo XIV que puede adquirirse en la pastelería artesana Granja del Río, ubicado en el centro de Illueca.
Próximas citas
Mañana, coincidiendo con el día oficial de la muerte del Papa Luna, se celebrará un acto institucional y una misa pontifical en la iglesia de San Juan Bautista.
El sábado 3 de junio será el turno de La Ruta Papa Luna, una cita deportiva de gran tradición tanto en Illueca como en la comarca. Partiendo de la plaza del Castillo a las 8.00, esta ruta contará con tres recorridos de distinto nivel que se pueden hacer andando o corriendo.
La escuela de verano de la Universidad de Zaragoza presenta un curso extraordinario para poner el valor la figura de Pedro de Luna y su transcendencia histórica en la Europa de los siglos XIV y XV. Del 18 al 20 de julio, la Sala Dorada del Castillo del Papa Luna de Illueca acogerá este curso dirigido especialmente a estudiantes de historia, arte y humanidades.
Tras la vuelta del verano, se ha organizado un viaje a la ciudad francesa Avignon para visitar el Palacio Papal y conocer de primera mano el legado del Papa Luna.
Durante los meses de octubre y noviembre se celebrarán diversas actividades divulgativas con escolares. Y el broche de oro correrá a cargo de Ángel Fletas, con una conferencia sobre los rasgos que forjaron la identidad de Pedro Martínez de Luna para convertirlo en uno de los grandes nombres de la historia. Será el 25 de noviembre en el Castillo del Papa Luna.
El último Papa español
El Papa Luna nació en el castillo familiar de Illueca y estudió Derecho Canónico en la Universidad de Montpellier. Tras un tiempo dedicándose a la docencia, abandonó su cargo de profesor para abrazar la carrera eclesiástica. Su alto linaje aragonés y la valía demostrada en sus estudios jurídicos le otorgaron la confianza del Papa Gregorio XI, que lo designó cardenal-diácono.
El traslado del Papa desde Aviñón a Roma dio lugar al comienzo del Gran Cisma de Occidente, por la oposición del clero francés a dicho traslado. A su muerte, fueron elegidos Urbano VI en Roma y Clemente VII en Agnani. El cardenal Luna se posicionó con el segundo. Entre 1378 y 1389 residió en España de forma habitual, pero sin abandonar las buenas relaciones con Avignon. Tras la muerte del Papa aviñonés sería nombrado para sucederle, adoptando el nombre de Benedicto XIII.
La actividad del cardenal aragonés lo hizo famoso fuera de los límites de la Corona de Aragón, e incluso el Papa en Roma, Bonifacio IX, que había sucedido a Urbano VI, alabó su talento y sus méritos. Aunque en el concilio de Perpiñán se declaraba su legitimidad, el posterior concilio de Pisa, en 1409, declaró cismáticos a ambos pontífices y arbitró la elección de un nuevo Papa, Alejandro V, lo que obligaba a renunciar a los dos existentes. Benedicto XIII no aceptó la solución, refugiándose en la Corona de Aragón.
La posterior convocatoria de un nuevo concilio, que se celebraría en Constanza en 1414, logró la deposición de dos de los papas y abrió el definitivo aislamiento de Benedicto XIII, obligado a refugiarse en el castillo de Peñíscola. Allí acabaría sus días abandonado por todos, aislado, declarado hereje y excomulgado por el nuevo Papa, Martín V.
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