en colaboración con la diputación de zaragoza

"Hay que generar empleo con proyectos nacidos en el territorio"

Vicente Pinilla, nuevo director de la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad, habla del pasado, el presente y el futuro de la entidad.

Vicente Pinilla (izquierda) toma el relevo de Luis Antonio Sáez como director de la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad.
Vicente Pinilla (izquierda) toma el relevo de Luis Antonio Sáez como director de la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad.
DIputación de Zaragoza

Vicente Pinilla (Zaragoza, 1959) toma el relevo de Luis Antonio Sáez como nuevo director de la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad, la primera de este tipo que se creó en España y un referente a nivel nacional desde sus inicios. Pinilla es catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza y lleva 20 años estudiando el problema de la despoblación.

La despoblación sigue estando de actualidad ¿Qué valoración hace de estos cinco años de debates y propuestas?

Positiva en el sentido de que el tema ha ocupado un espacio en la agenda política, social y mediática del que carecía. Ello ha generado nuevos debates y una mayor atención a las políticas que podrían desarrollarse. Además, desde las administraciones ha habido un intenso activismo con la creación de puestos de responsabilidad para enfrentarse a este problema. Sin embargo, también hay una parte negativa, y es que muchas veces el debate es poco informado, no tiene en cuenta las causas reales de la despoblación y no discute con suficiente rigor las posibles soluciones.

¿Por dónde deben ir esas soluciones para la despoblación?

Lo primero es identificar el problema y el objetivo que se quiere lograr. Habitualmente se señala como problema la pérdida de población y no la imposibilidad de la gente de vivir donde desea. Por eso lo primero es que acordemos que el objetivo, más que un determinado número de habitantes, debe ser una buena calidad de vida para las personas que deseen vivir en el medio rural.

Las soluciones, en consecuencia, deben ir en la dirección de lograr que vivir en el medio rural no tenga un coste en lo personal y en lo económico tan elevado que haga imposible cumplir este deseo. Por lo tanto, el objetivo prioritario es reducir la brecha rural-urbana, en temas como los ingresos o el acceso a servicios.

Como su antecesor en la cátedra, usted también subraya que lo principal para frenar la despoblación no son los servicios o las infraestructuras

Los servicios sí que son importantes porque un deficiente acceso a servicios públicos fundamentales como sanidad o educación hace muy ‘caro’ vivir en el medio rural, aunque también es cierto que ahora los pueblos tienen servicios mucho mejores que en el pasado.

El papel de las infraestructuras es más ambiguo. También juegan un rol importante en la medida que pueden limitar o dificultar el acceso a servicios, pero por sí solas no son la solución. Si no hay empleos adecuados, la brecha de ingresos con el medio urbano es alta o el acceso a la vivienda es difícil, las infraestructuras no van a solucionar el problema. En todo caso, sería importante ver de qué infraestructuras hablamos. Por ejemplo, las infraestructuras para la comunicación virtual pueden ser hoy más importantes que las físicas. Esta ausencia de acceso al tráfico rápido de datos sí que es un grave problema en el medio rural.

Y desde ese enfoque ¿hacia dónde deben encaminarse las políticas públicas?

Deben ir en la dirección de facilitar que las personas puedan vivir donde quieran, pero eso exige un rigor que echamos en falta a menudo. Vemos que muchos planes son más efectistas que efectivos, sin un diseño compacto e interdisciplinar, sin evaluación posterior y sin contar con la gente, hechos principalmente desde arriba. Debemos aprender de las experiencias más exitosas, como puede ser la de gestión de los programas Leader de la Unión Europea. Esa es la línea a seguir: generar empleo con proyectos que surjan desde abajo, desde el territorio, que conozcan sus peculiaridades y sus necesidades y que permitan la colaboración público-privada.

Pero la clave para frenar la despoblación está en las políticas públicas

Sin ninguna duda, pero no solo por las acciones directas que puede realizar, sino especialmente por la colaboración con el sector privado. El sector público puede ser también un gran facilitador, un complemento para hacer viables iniciativas que sin su apoyo pueden enfrentarse a graves dificultades en el medio rural despoblado. La colaboración público-privada puede ser muy beneficiosa, como también puede serlo la Ley de Desarrollo Rural Sostenible que aprobó el Gobierno de Rodríguez Zapatero, que tiene un enfoque comarcal muy acorde con la filosofía de los programas Leader. Lamentablemente, no se ha desarrollado.

Otra de las ideas que suele recalcar es que muchas veces al hablar de despoblación se cae en el catastrofismo

Sí, parece que se acerca un próximo Apocalipsis rural, pero el medio rural es muy diverso: hay zonas que sí se enfrentan a situaciones muy críticas donde las condiciones de vida son poco atractivas y que están alcanzando umbrales de población extremadamente bajos. También hay otras zonas vibrantes y dinámicas y, entre ambos extremos, muchas situaciones intermedias.

Conviene ser cuidadoso y desarrollar políticas moduladas y pensadas para esas situaciones. Hay que esforzarse también por mostrar las experiencias más exitosas, enseñar por qué vivir en el medio rural puede ser atractivo, pero habrá que desarrollar políticas que lo hagan viable.

La covid-19 ha provocado que mucha gente haya vuelto la vista hacia los pueblos como espacios más seguros y sanos ¿Cree que es algo coyuntural o puede marcar un cambio de tendencia?

La situación es muy peculiar y todavía no tenemos capacidad para evaluar cuáles van a ser sus efectos. Yo creo que, en un escenario en el que la covid-19 haya desaparecido completamente, el auge de lo rural solo por efecto de la pandemia será limitado. Si no cambian las condiciones estructurales, no preveo un cambio radical.

"Tendemos puentes entre el mundo rural y la Universidad"

La Diputación de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza crearon en 2017 la Cátedra DPZ sobre Despoblación y Creatividad para profundizar en el estudio de la despoblación y para crear nuevos vínculos entre quienes investigan, diseñan e implementan estrategias y quienes sufren este proceso que sin duda es el principal problema al que se enfrenta la España interior. En estos cuatro años ha estado dirigida por Luis Antonio Sáez, el artífice de que se haya convertido en una referencia cuando se habla de despoblación y de que esté presente en los principales foros sobre el tema.

"En este tiempo, hemos tendido y seguimos tendiendo puentes de doble dirección entre el mundo rural y la Universidad", destaca este profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza que seguirá ligado a la cátedra a través de su comisión de seguimiento. "También hemos intentado expandir el conocimiento y la investigación más allá de la Universidad para iniciar investigaciones sobre temas menos estudiados pero relevantes". 

Con todo, la iniciativa más conocida y exitosa de la cátedra ha sido el ‘Erasmus rural’, un proyecto que desde el año 2018 ha permitido que más de 80 jóvenes hayan hecho prácticas en entidades del medio rural zaragozano.

Sáez subraya que la cátedra trata de aportar rigor "desde perspectivas interdisciplinares y con vocación reformista, lo que ha permitido crear vínculos con instituciones políticas y agencias de desarrollo, asociaciones y otros investigadores que la han convertido en entidad de referencia".

"Se ha participado en muchos foros nacionales, pero, sobre todo, en jornadas a nivel de calle", recalca sobre la actividad de una institución que en 2020 participó en más de una decena de congresos y jornadas y realizó estudios sobre población flotante en municipios pequeños y estrategias de inclusión en el medio rural.

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