EN COLABORACIÓN CON EL GOBIERNO DE ARAGÓN

Renta, empleo y empresas para explicar un crecimiento notable

El mayor peso de la industria y los servicios, la llegada de grandes empresas y la internacionalización son algunas de las claves del progreso de la economía del territorio en los últimos 40 años.

El entonces presidente de Aragón, Santiago Lanzuela, coloca la primera piedra de la factoría Saica, que se construiría en El Burgo de Ebro, el 14 de abril de 1999.
El entonces presidente de Aragón, Santiago Lanzuela, coloca la primera piedra de la factoría Saica, que se construiría en El Burgo de Ebro, el 14 de abril de 1999.
Guillermo Mestre

"La llegada de un largo periodo de estabilidad y crecimiento económico provocado por la instauración del actual régimen democrático y la aprobación de la Constitución, junto a las inversiones y la apertura derivadas de la entrada de nuestro país en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986, provocaron un aumento del Producto Interior Bruto (PIB) por habitante de los aragoneses superior a la media española". Así explica Javier Nieto, decano del Colegio de Economistas de Aragón, las claves de la evolución de la economía de la Comunidad desde 1982, año en el que se aprobó su Estatuto de Autonomía, hasta la actualidad.

El progreso del territorio en este ámbito en las últimas cuatro décadas ha sido notable. Este se refleja en cifras como el empleo, que se ha incrementado en 200.000 personas hasta llegar a las 600.000; o la renta per cápita, que se ha ido acercando a la media europea, duplicándose en términos reales en todos estos años.

A principios de los años ochenta, la producción estaba marcada por la actividad agrícola y ganadera. Con el tiempo, se pasó a una economía con un gran protagonismo de la industria y de los servicios e internacionalizada, además de haber experimentado una diversificación creciente en los últimos años. "General Motors, BSH, Saica o Allianz Healthcare son algunas de las grandes multinacionales que han sido más determinantes por la tracción positiva que han provocado en el entorno económico aragonés, pero no podemos olvidar a grandes grupos empresariales aragoneses –a menudo familiares y medianos a escala nacional– que han dado mucha estabilidad, dinamismo y diversidad a nuestro mapa empresarial", manifiesta Nieto.

Por otro lado, y aunque el primer Gobierno autonómico salido de las urnas se creó ya en 1983, su poder sobre la economía era limitado, al no disponer de herramientas suficientes ni competencias reales en la materia. Sin embargo, y con el paso del tiempo, su capacidad financiera se fue incrementando y, en la actualidad, es un actor de primera fila en el contexto económico, destacando en cuestiones como la captación de empresas o la paz social que ha propiciado junto a sindicatos y patronal, la cual a su vez ha favorecido nuevas inversiones.

No obstante, la situación actual no es fácil, con la inflación más alta desde 1985, un escenario que recuerda a otros periodos delicados vividos en la Comunidad. "Aragón ha sufrido, en la línea de España, otros procesos inflacionarios. Hemos vivido años con una inflación de doble dígito y un desempleo muy superior al actual. Si salimos de aquellas situaciones, saldremos de esta. La salida siempre es dolorosa y pasa por medidas de política monetaria –reducción de masa monetaria, subida de tipos...– y fiscal –obtención de superávits, reducción de impuestos, ayudas a los más desfavorecidos...–. Y, si vienen acompañadas de ajustes estructurales de reducción de gastos y búsqueda de una mayor eficiencia en la asignación de recursos, mucho mejor", indica el economista.

Despoblación y envejecimiento

Por otro lado, la despoblación y el envejecimiento siguen siendo dos de los factores que más marcan la economía del territorio, cuya población apenas ha crecido en estos 40 años, a diferencia de la de otras muchas zonas del país. Según apuntan numerosos profesionales en la materia, adoptar medidas que traten de solucionar estos problemas ha de ser uno de los principales objetivos de la economía aragonesa a corto plazo, así como incrementar la apuesta por la digitalización.

Entre las grandes cuentas pendientes del ámbito en este periodo, Nieto destaca cuatro elementos: calidad de vida, infraestructuras, entorno de conocimiento y ecosistema empresarial. "Hay que seguir incrementando nuestra calidad de vida y la renta media per cápita, el peso de nuestra inversión pública y privada en I+D+i con respecto al PIB, aumentar la calidad de nuestro capital humano, mejorar la sostenibilidad de las cuentas públicas y la fiscalidad de algunos impuestos cuestionados y seguir avanzando en el fortalecimiento y la diversificación de nuestros sectores económicos productivos", concluye el economista.

ENTREVISTA A JOSÉ MARÍA SERRANO SANZ, MIEMBRO DE LA REAL ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS Y CATEDRÁTICO DE ECONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

"La entrada en la CEE y en la UE impulsó la internacionalización de la economía aragonesa"
Serrano Sanz, en la plaza de los Sitios de Zaragoza.
Serrano Sanz, en la plaza de los Sitios de Zaragoza.
Aránzazu Navarro.

Diversos expertos señalan que Aragón ha cambiado más en los últimos 40 años que en todo el siglo anterior. ¿Qué puntos de inflexión reflejan ese crecimiento en el ámbito económico?Los cambios de 1982 a 2022 se pueden explicar fácilmente. Hemos doblado la renta por habitante y hemos aumentado el empleo en un 50%. Entonces, trabajaba uno de cada tres aragoneses en edad de trabajar, mientras que ahora lo hace uno de cada dos. De modo que se trata de un aumento sustancial que refleja que lo que realmente se ha incrementado es la productividad.

¿Qué sectores tenían más peso entonces y cuáles ahora?
Actualmente tenemos una economía más claramente dominada por el sector servicios, y han perdido algo de importancia la industria y la agricultura. Pero lo que también ha cambiado es que los servicios, la agricultura y la industria son distintos. En los primeros, hay menos comercio y más servicios profesionales y administraciones públicas. Por su parte, la industria es mucho más moderna, se ha reducido la producción de transformados metálicos y ha crecido la de papel, gracias fundamentalmente a Saica. Además, en agricultura ha habido un cambio radical, disminuyendo los cultivos y aumentando la ganadería. En suma, tenemos más empleo porque el sector servicios es más intensivo en este que la agricultura y la industria, que a su vez se han modernizado y están mucho más tecnificadas.

La pandemia y la guerra en Ucrania han sido las protagonistas de las últimas crisis. ¿Qué otros periodos de dificultades se han vivido en la Comunidad?
Es importante destacar que la situación del 82 no era buena. Estábamos aún con la crisis del petróleo de los 70, y la economía aragonesa no empezó a recuperar empleo hasta 1985. Así que los primeros tres años del Estatuto fueron un periodo delicado. Después ha habido tres crisis. La primera fue muy breve y poco intensa, en 1993-1994. Desde 1995, la economía de la Comunidad empezó a crecer mucho hasta 2008. Una etapa en la que aumentó notablemente el empleo, llegando a alcanzarse el récord histórico, con más de 600.000 ocupados, cifra que se registró gracias a los inmigrantes y a las mujeres, que fueron incorporándose de forma general al mercado de trabajo, aumentando su tamaño. Esta etapa acabó en la crisis más intensa y duradera que hemos tenido, que se alargó hasta 2013 y en la que cayó la renta por habitante y el PIB registró varios años de crecimientos negativos. De ahí se salió gracias al cambio de estrategia que adoptó el Banco Central Europeo (BCE) con la llegada de Draghi en 2011. Por último, en la crisis actual, y aunque aún tenemos problemas por delante, hemos tenido la fortuna de que tanto el BCE como la Unión Europea (UE) han cambiado su modo de actuar, impulsando la financiación el primero y ayudando a los gobiernos la segunda con los fondos Next Generation.

¿Cómo repercutió en Aragón la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986?
El mayor beneficio fue que se impulsó la internacionalización de la economía aragonesa. Cabe subrayar que, desde los últimos decenios del siglo XX, esta ya estaba más internacionalizada que la española. Algo lógico teniendo en cuenta que en la Comunidad la industria pesa más que en el conjunto del país y que esta constituye el sector con más presencia en el exterior. Pero incorporarnos a la CEE y luego a la UE le dio un empuje importantísimo, tanto que Aragón sigue superando la media española en este apartado. 

¿Considera que la financiación de la Comunidad ha sido históricamente justa? 
La financiación se reparte de dos formas en las autonomías de régimen común: por el número de habitantes y por su poder político, que se determina por la cantidad de diputados de cada autonomía en el Congreso, lo que igualmente depende de la población. Un punto en el tenemos una mala posición, pues el tamaño de la población aragonesa es muy reducido, lo que hace que cuando hay negociaciones bilaterales la fuerza de Aragón es pequeña para que se tengan en cuenta elementos como la despoblación. Así, nuestra financiación no ha sido la mejor, pero hay que destacar que, en la actualidad, alrededor del 15% del gasto que se hace en Aragón lo hace la Comunidad, que es su principal agente económico, además de tener la capacidad de regular algunas actividades económicas.

El primer gobierno autonómico salido de las urnas se formó en 1983. ¿Cuándo empezó la institución a poder influir de manera notable en la economía?
Cuando se estaba debatiendo el tema de las competencias a finales de los noventa, el Gobierno de España decidió transferir a todo el mundo sanidad y educación, y eso fue lo que cambió el tamaño de la hacienda autonómica. Hasta entonces, el crecimiento de esta era vegetativo, así como el de su capacidad de intervención. De modo que el gran cambio en Aragón se produjo entonces, al asumirse estas dos áreas y, posteriormente, con la reformulación del Estatuto de Autonomía.

¿Cuáles cree que son los retos más importantes de la economía del territorio?
Para hablar de retos no hay que poner luces cortas, sino largas. El primero es adaptarse a la nueva etapa de la globalización que ya está viniendo. Un periodo en el que algunos de los impulsos de la globalización se van a perder, y probablemente vamos a tener que reformular estrategias, lo que supondrá un cambio de orientación en una economía muy internacionalizada como la aragonesa. El segundo tiene que ver con ser capaces de entender el territorio. No podemos tratar de repartir la población y la actividad económica por este de manera homogénea. En una sociedad avanzada, el crecimiento económico se produce en las ciudades, con la acumulación de población y donde hay gente capacitada para renovar la economía; así que hacerlo de esa forma sería inútil. El tercer reto me hace volver a Ramón y Cajal, que hace 120 años dijo que el futuro de una economía y de un país que quiere crecer solo tiene un sentido: unir la ciencia con la industria. Esto significa que hemos de intensificar la capacidad científica de la sociedad aragonesa y fusionar más profundamente esta con el entorno empresarial, pues solo eso nos garantizará el crecimiento a largo plazo.

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