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Amaya Valdemoro: "En mi infancia, los personajes femeninos de los libros que leí eran princesas"

Su amor por el baloncesto y su éxito profesional sirven de referencia para las próximas generaciones.

Amaya Valdemoro, en el Hall of Fame de baloncesto español celebrado recientemente.
Amaya Valdemoro, en el Hall of Fame de baloncesto español celebrado recientemente.

Considerada como la mejor jugadora española de baloncesto de la historia, la madrileña Amaya Valdemoro sigue vinculada en la actualidad con su pasión por este deporte. Así, combina su agenda profesional como comentarista deportiva con su ilusión por escribir libros y su labor como divulgadora de los valores del deporte en colegios y empresas, además de entrenar a niños en edad escolar.

Está convencida de que todo es posible si existen las oportunidades. Igualmente, talento, trabajo y pasión son palabras habituales en su discurso y los ingredientes necesarios para luchar por aquello en lo que se cree. A su vez, reconoce que cumplir con los sueños es muy difícil, especialmente en el mundo del deporte.

Este jueves contaremos con su presencia en la charla-coloquio ‘Mujeres’ de Henneo. ¿Qué le ha llevado a aceptar la invitación?

Me lo recomendó una amiga. Estoy contenta de poder estar con grandes mujeres y de ir a Zaragoza, aunque sea en un viaje relámpago.

¿Qué cree que pueden aportar iniciativas como esta que organiza HERALDO en la que las mujeres hablan de su vida y de su profesión sin filtros?

Creo que es importante conocer la historia que hay detrás del personaje para ponerle intimidad y voz, sobre todo ahora que cada vez hay más referentes femeninos en todos los ámbitos de la sociedad. Para tener ídolos, aparte de saber lo que hacen , hay que conocer esa historia.

Cuando da charlas en colegios o escribe libros para el público infantil, ¿es consciente de que puede llegar a inspirar a muchas niñas que quieren llegar hasta lo más alto del deporte?

Por supuesto. Lo que me motivó a escribir libros fue que, en mi infancia, no tuve la oportunidad de leer libros de personajes femeninos que no fueran princesas. El único referente distinto era Pipi Calzaslargas, que hasta bebía y fumaba. Por eso, me embarqué en esta aventura editorial con muchísima ilusión porque los libros están basados en experiencias mías. Así, todo lo que le ocurre a Amaya es real, mezclado con partes de ficción. Fue una pena porque cuando iba a salir el primer libro, estalló la pandemia, pero tanto ese como el segundo han tenido una gran acogida. Los profesores me dan la enhorabuena y, en los colegios, los niños me hacen muchas preguntas relacionadas con los personajes. Me hace gracia cómo enlazan las historias, son muy divertidos, imprevisibles y, sobre todo, inocentes.

¿Qué es lo que más le ha ayudado a construir su exitosa trayectoria?

Mi familia lo primero. Para el deporte tiene que haber talento y, además, se tiene que trabajar. Y eso es lo que enseña el deporte y su ética, por eso es tan importante. Yo empecé mi trayectoria deportiva con el atletismo, que es una práctica individual, y luego seguí con el baloncesto a los 13 años, con el que aprendí los valores del equipo. Tenía claro qué era lo que quería hacer, mi pasión era el baloncesto. A punto de cumplir los 15 ya me fui a jugar al Salamanca y ascendimos en la temporada 1991-1992 a la Liga Femenina.

Aunque queda mucho por hacer, ¿cómo vive la reciente visibilización del deporte femenino?

Mucha gente me hace esta pregunta. De mi época de profesional a la actualidad la visibilización del deporte ha cambiado una barbaridad. Antes en los informativos solo aparecían los partidos de la selección femenina de baloncesto, pero si ganábamos. Haciendo las cosas bien, con coherencia, sin correr demasiado, al final tienen sus frutos. Afortunadamente, en la selección los resultados están acompañando.

Tampoco es habitual ver a mujeres como comentaristas deportivas.

Todo viene bien de la educación, de lo que nos van dejando nuestras generaciones anteriores. Cuando empecé yo en 2013 apenas había, ahora somos muy pocas las que comentamos el deporte masculino. Pero las barreras están para saltarlas. De todas formas, quiero destacar que si he podido hacerlo ha sido gracias a que me han dado una oportunidad. El papel de la mujer está cambiando, pero no sería posible si no se le ofrecieran oportunidades. Es un trabajo de todos.

¿Es difícil ser una deportista de élite mujer?

Es mucho sacrificio, pero lo mismo les sucede a los hombres. La dificultad es ser deportista de élite, no ser mujer. Si te paras a pensar en las cosas malas que te pasan por el camino y en las desigualdades no rindes como debes, por eso yo he preferido aparcarlas siempre y centrarme en el amor y la pasión que siento por el baloncesto.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Seguir en la televisión de comentarista con el baloncesto de la Liga ACB. Este curso he organizado una escuela de baloncesto en un colegio, mi primera experiencia de este tipo. Había hecho campus, eso sí, de hecho llevaba 14 años organizándolo, con más de cien niños en cada edición, pero estos dos últimos veranos con la pandemia se han tenido que interrumpir. Lo más importante es fomentar los valores, enseñar a los niños a amar el baloncesto y a ser felices y buenos compañeros. Es muy fácil soñar y muy difícil conseguir los sueños, en el deporte todavía más, solo lo logra un pequeño porcentaje. La competitividad es buena en su justa a medida. Es muy importante que en el deporte de base haya buenos entrenadores y buenos educadores.

¿Habrá tercera entrega del libro de Amaya?

Supongo que sí, pero tengo una agenda complicada y un libro no se escribe de un día para otro.

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REALIZADO POR BLUEMEDIA STUDIO
Este contenido ha sido elaborado por BLUEMEDIA STUDIO, unidad Branded Content de Henneo.

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