comarca alto gállego

comarca alto gállego

Donde se vive la naturaleza en su máxima expresión

Valles y bosques envuelven el discurrir del río Gállego en el sur de la comarca altoaragonesa, mientras al norte limita con las altas cumbres pirenaicas

La comarca Alto Gállego cuenta con un gran valor medioambiental y paisajístico. Tanto es así que una parte importante del territorio, integrada por los términos municipales de Hoz de Jaca, Panticosa, Sallent de Gállego y Yésero, es reconocida por la Unesco como Reserva de la Biosfera. Además, en la comarca del Alto Gállego se halla el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, así como el Monumento Natural de los Glaciares Pirenaicos. Igualmente se ubican tres Zonas de Especial Interés para las Aves y 16 Lugares de Interés Comunitario.

Hay dos áreas con una singularidad reseñable: el Monte de Santa Orosia y el Pico y Turberas de Anayet, ambos en las fases previas de declaración de espacios protegidos, reconocimiento del que gozan sus zonas vecinas: el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara y el Parque Nacional de los Pirineos, ya en Francia.

Con todo ello, los ibones, los bosques de pinos, hayas y robles, las riberas, praderas y una amplia red de caminos invitan a disfrutar de la naturaleza plenamente. Por tanto, el senderismo, la travesía y la ascensión a picos, además de las rutas en bicicleta, son las actividades predominantes en la comarca. Se trata de caminos que acompañan un río, que terminan en una ermita o mirador, que pasan por pueblos deshabitados o que ascienden montañas de distinta altura, accesibles a público de cualquier edad.

Por otro lado, los embalses, ríos, barrancos, lagos y cascadas permiten disfrutar de actividades y deportes acuáticos trepidantes, especialmente en verano. No obstante, durante los meses de invierno las propuestas para conectar con la naturaleza son múltiples y variadas: desde el esquí alpino, de fondo o de travesía hasta las rutas para practicar con raquetas, trineos o motos de nieve. Por último, hacer parapente, pasear a caballomontar en un ‘quad’ son otras de las experiencias que se ponen a disposición del visitante.

De pueblo en pueblo

El Alto Gállego contiene una ruta arquitectónica popular bien conservada y de gran interés patrimonial. De obligada visita en el valle de Tena son los pueblos típicos de montaña, donde sus grandes casonas con recias paredes de piedra y empinados tejados de pizarra conforman un singular perfil totalmente característico.

Puentes medievales y romanos, fachadas con grandes portadas y escudos tallados en piedra se pueden admirar recorriendo los diferentes pueblos de la comarca, sus calles y plazas, donde sobrevive un patrimonio inmaterial rico en tradiciones, leyendas y toponimia, así como restos de la lengua aragonesa.

La rehabilitación realizada en las iglesias datadas cronológicamente entre los siglos X y XI constituyen un conjunto único dentro del arte medieval. Situadas a lo largo del río Gállego, es posible destacar las de San Bartolomé de Gavín, San Juan de Busa, Larrede, Lasieso, Oliván y Susín. Este conjunto está considerado como mozárabe para unos y de carácter románico-lombardo para otros.

La memoria de muchos pueblos de la comarca también se ha convertido en objeto de excursión para los amantes del senderismo. Por un lado aquellos núcleos que se despoblaron tras la emigración de los años sesenta y setenta, como Ainielle, Berbusa u Oliván; y por otro, aquellos que se recuperaron como Lanuza o Ibort. El valle de La Guarguera, a los pies de la cara norte del puerto de Monrepós y con una extensión que llega hasta Boltaña, está salpicado de núcleos abandonados y localidades recuperadas, cuyos accesos son, en su mayoría, pistas forestales que ofrecen un atractivo recorrido por la zona.

La historia del territorio vuelve a convertirse en objeto de interés turístico con el Camino de Santiago y el amplio legado cultural dejado por el peregrinaje. Desde la comarca, se recomiendan los tramos del Portalet a Formigal (por el Peiralún), a Sallent (por la carretera vieja), de Sallent a Lanuza y a Panticosa (por la pista), de Polituara a Biescas (por Santa Elena) y el tramo de Biescas-Sabiñánigo. Estos recorridos atraviesan grandes praderas, roquedos, bosques de hayas y abedules, cascadas y piscinas naturales…

Más atrás en el tiempo se remontan las numerosas y variadas huellas de megalitismo que existen en el Alto Gállego, ubicadas en zonas abrigadas y bien comunicadas, ya sea al final de un congosto, como el dolmen de Santa Elena, o junto a antiguas rutas de trashumancia, en el caso del dolmen de Ibirque.

Para conocer más acerca del patrimonio histórico y cultural del entorno, se recomienda la visita a los centros de interpretación como el que informa sobre las iglesias del Serrablo, en Lárrede; el que da a conocer los glaciares, en Senegüé; o el que profundiza en la trashumancia, situado en Javierrelatre, entre otros.

Igualmente merece la pena contemplar una de las manifestaciones más antiguas del folclore pirenaico: los dances. Entre ellos, se distinguen por su larga tradición los de Yésero, el ‘paloteau’ de Lanuza, la pastorada de Panticosa o el que interpretan los danzantes de Yebra de Basa.

No dejes de ver...

  • La panorámica desde el puerto de Monrepós
Se puede dejar el coche en el área de descanso del puerto y caminar hasta el repetidor o aparcar en el desvío de Caldearenas. En ese punto, hay una impresionante vista de los Pirineos desde Navarra hasta el macizo de Monte Perdido.
  • Las aves exclusivas del Pirineo
Las zonas de alta montaña, por ejemplo La Sarra camino a Respomuso, son el hábitat de grandes rapaces como el águila real y el quebrantahuesos. En las zonas boscosas, como en el camino natural de Sallent a Lanuza, se encuentran las aves forestales del tipo de los pájaros carpinteros y, en las áreas acuáticas como embalses o ríos, es posible observar a la garza real o al martín pescador, para lo cual se recomienda recorrer la sotera del Gállego.

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