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Una guía para disfrutar de las bodegas y la arquitectura de Calatayud y Daroca

Esta publicación corresponde a la cuarta ruta turística de la Diputación de Zaragoza y se une a las nueve ya editadas con el objetivo de dar a conocer la belleza de los municipios de la provincia

En su afán de incentivar el turismo y poner en valor sus once rutas, que sirven para descubrir toda la belleza y riqueza de la provincia, el área de Turismo de la Diputación de Zaragoza (DPZ) ha editado la guía 'Daroca y Calatayud: bodegas y arquitectura’, correspondiente al cuarto itinerario. Esta publicación es la décima y penúltima de esta serie y, como todas las anteriores, cuenta con una promoción conjunta, de vídeo y fotografías de 360º.

Santiago Cabello y José Luis Cortés son los autores de esta publicación de un centenar de páginas, que se presenta en formato de bolsillo manejable. En total, se han editado 6.500 ejemplares que se distribuirá en los municipios de la ruta (desde Calatayud, pasando por la cuenca del Bajo Jiloca, hasta Daroca y otros pueblos de su entorno, como Anento) y en las oficinas de turismo de la provincia.

Esta guía está dirigida tanto al visitante de la zona como a los ciudadanos que en ella habitan. En el caso de estos últimos  pensada, como explican sus creadores, para su autoestima y en reconocimiento a los valores históricos, culturales, patrimoniales y naturales que atesoran.

Una propuesta que se disfruta con todos los sentidos

Esta ruta conjuga los muchos atractivos artísticos y patrimoniales de la zona con los naturales, culturales o gastronómicos, siendo sus gentes, tierras, montes, pueblos, valles y ríos los protagonistas. De su riqueza natural destacan el paraje natural del Aguallueve de Anento, las aguas balnearias de Paracuellos, las orillas del Jiloca (con sus frutales y los restos de los molinos de pólvora en Villafeliche), los paseos por el término de Murero (todo él un yacimiento paleontológico) o en la cuenca del Perejiles, los senderos rodeados de olivos en Sediles, con nevero incluido junto a la ermita de la Virgen del Villar, camino del gran espacio natural de la Sierra de Vicor.

En cuanto a los atractivos patrimoniales, se encuentran los yacimientos de los restos de la ciudad romana de Bílbilis (con museo arqueológico en Calatayud) y de Segeda, la gran ciudad celtibérica que se enfrentó a Roma y provocó el cambio de su calendario, en Mara-Belmonte. Los conjuntos patrimoniales y arquitectónicos de Calatayud y Daroca merecerían por sí mismos cada uno una guía monográfica, con sus recintos amurallados, colegiatas e iglesias magníficas: Santa María, San Pedro de los Francos, San Juan el Real o San Andrés en un caso y San Miguel, Santo Domingo de Silos y Santa María o de los Corporales, junto a las monumentales puertas en el otro. Merecen también atención en Maluenda los templos de Santa María y Santas Justa y Rufina; las torres de las iglesias de San Pedro en Romanos, Santa Ana en Mainar, San Miguel en Villarreal o de La Asunción en Fuentes de Jiloca; los retablos de Blasco de Grañén en la iglesia de San Blas de Anento, de Villarroya del Campo, Langa del Castillo, de Acered o de las parroquiales de Sediles o Villanueva de Jiloca; o el convento de Miedes.

Además, no se puede pasar por alto la riqueza gastronómica de la zona, destacando los garbanzos con congrio o bacalao seco, los fardeles o las frutas de Aragón, el aceite o las mermeladas de Sediles, o los magníficas cerezas y frutales de las vegas de sus ríos. Además, merece una mención especial el vino Denominación de Origen de Calatayud (estando las siete bodegas en los municipios de esta ruta, con esos viñedos extremos que dan excelentes caldos).