Las nuevas tecnologías que están integrando los fabricantes y que incluyen internet de las cosas (IoT), computación y análisis en la nube e inteligencia artificial en sus instalaciones de producción y en todas sus operaciones es uno de los claros ejemplos de cómo la industria 4.0 está revolucionando la forma en que las empresas fabrican, mejoran y distribuyen sus productos.

Así, numerosos expertos coinciden en que, aunque aún quedan pasos por dar, la digitalización que trae consigo la también conocida como cuarta revolución industrial constituye un proceso imparable para el sector, el cual además acarrea multitud de ventajas para las compañías.

Los sensores avanzados, el ‘software’ integrado y la robótica con la que cuentan las fábricas inteligentes, por ejemplo, permiten recopilar y analizar datos de tal forma que se favorece una mejor toma de decisiones. Cabe destacar que se crea un valor aún mayor cuando los datos de las operaciones de producción se combinan con los datos operativos del ERP (sistema de planificación de recursos empresariales, en sus siglas en inglés), la cadena de suministro, el servicio de atención al cliente y otros sistemas para crear niveles completamente nuevos de visibilidad a partir de la información previamente almacenada en silos.

Mejora de procesos

Estas tecnologías digitales conducen a una mayor automatización, mantenimiento predictivo, optimización automática de mejoras de procesos y, sobre todo, a un nuevo nivel de eficiencia y capacidad de respuesta a los clientes que antes no era posible. Motivos por los cuales cada vez más organizaciones se suman a la transformación digital que experimenta el ámbito.

En lo relativo al IoT, destaca el hecho de que el uso de sus dispositivos de alta tecnología en fábricas inteligentes conduce a una mayor productividad y a una mejor calidad. Reemplazar los modelos comerciales de inspección manual con ‘insights’ (conocimientos que aportan valor y sirven para crear o mejorar algo) visuales basados en inteligencia artificial reduce los errores de manufactura y ahorra tiempo y dinero.

No en vano, con una inversión mínima, el personal de control de calidad puede configurar un ‘smartphone’ conectado a la nube para supervisar los procesos de manufactura desde prácticamente cualquier lugar. Y, al aplicar algoritmos de ‘machine learning’, los fabricantes pueden detectar errores de inmediato, en lugar de hacerlo en etapas posteriores, cuando el trabajo de reparación resulta más costoso.

Una serie de conceptos y tecnologías, en suma, que se pueden aplicar en todo tipo de empresas industriales y cuyas ventajas tienen un efecto directo en la cuenta de resultados.