En las estanterías de los supermercados españoles pueden verse espárragos de Perú, aguacates mexicanos o naranjas argentinas. Es la señal de que la globalización ha entrado de lleno en el mundo de la alimentación, pero esto, que a priori puede entenderse de forma beneficiosa, repercute negativamente en el medioambiente. Según los últimos datos publicados por la Unión Europea en 2018, los sectores agrícola y del transporte marítimo y aéreo emitieron de forma conjunta 738 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, lo que supone el 19,63% del total de las emisiones del bloque comunitario.

La solución para lograr una alimentación más sostenible en la que el planeta no se vea afectado pasa por consumir productos de proximidad, aquellos que se cosechen lo más cerca posible de donde se consumen. Pero, ¿cómo concienciar a una población acostumbrada a tener cualquier producto durante todo el año dada la variedad de procedencias de los mismos?

Los niños deben ser los principales destinatarios de una educación que se base en modificar los hábitos, algo que ya se está dando, pero que los más pequeños deben sentir como propio para que el mundo sea un lugar más ecológico.

Ahí es donde entran los huertos urbanos que, según Ecologistas en Acción, pasaron de 1.280 en 2010 a 28.865 en 2017 y son una herramienta fundamental para que los más pequeños se acostumbren a comer frutas, verduras y hortalizas de plantaciones que estén cerca del lugar en el que viven.

Más allá de hacer que tengan una alimentación saludable y respetuosa con su entorno, la introducción de los productos de proximidad en su día a día ayudará a los jóvenes a desarrollarse de forma más consciente con el entorno que les rodea. Pueden tener ocasión de visitar a alguno de los productores y descubrir una actividad que ayudará a fijar población.

'Brains en verde'

Para que las mentes de los escolares vayan transformándose poco a poco hacia un mundo más sostenible, se ha creado el proyecto ‘Brains en Verde’. Durante el curso escolar, los colegios adheridos a la iniciativa trabajan con los alumnos nueve retos para lograr actitudes ambientalmente más respetuosas con el entorno que les rodea. Conocer de forma práctica conceptos como reutilizar, reciclar o redistribuir les ayudará a construir una sociedad más justa para la que el planeta en el que vive sea lo primero.

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