La búsqueda constante de la innovación de los pioneros en la variedad garnacha

Cifras como la presencia que tiene en más de 60 países –Nueva Zelanda, Venezuela o Singapur, entre otros– y el hecho de que exporte el 50% de su producción ponen de manifiesto la importancia que tiene Bodegas Aragonesas en el sector. Una empresa que comenzó a trabajar el mercado internacional en los años ochenta como pioneros en Aragón y que ha ido creciendo exponencialmente desde entonces.

Con sede en el municipio de Fuendejalón (Denominación de Origen Campo de Borja), la empresa también es precursora en su especialización en vinos de garnacha. No en vano, apostaron por esta variedad en los años noventa, cuando ni el mercado ni el consumidor tenían demasiada confianza en ella. En 1994 se comercializó su primer vino de esta variedad y, dos años después, lanzaron el primer reserva.

Asimismo, los lanzamientos del Coto de Hayas Garnacha Centenaria (añada 1998) y Fagus (añada 2000) supusieron dos puntos de inflexión en la bodega, que es "el origen de la garnacha", tal y como indican desde la empresa. El primero se ha convertido ya en todo un clásico. En el mercado desde 1999, es un vino con mucho prestigio dentro y fuera de Aragón y que gusta tanto a los consumidores más avezados como a quienes no tienen mayores aspiraciones que beber un vino que les agrade. Por su parte, el segundo se empezó a vender en 2002 y, desde entonces, se han comercializado todas las añadas de un caldo del que en la bodega se sienten muy orgullosos y que les ha dado muchas alegrías a nivel nacional e internacional.

Cristina Martínez

Precursores en exportación, en comercialización de la garnacha y también en el lanzamiento de un vino más fresco y delicado. Se trata de Nabulé, propuesta que, aunque fue presentada el año pasado en Zaragoza, llevaba siendo trabajada desde 2016, cuando, haciendo gala de su actitud vanguardista, se pensó en arriesgar con una garnacha diferente a la que el consumidor de esta variedad está acostumbrado. Una serie de ideas que, tras años de investigación y un cuidadoso trabajo, los tres enólogos de la bodega –Javier Vela, Fernando Ballesteros y Javier Baselga– lograron convertir en una garnacha única en el mercado.

Cabe destacar que el seguimiento diario de la vid, situada en una de las zonas más altas, fue una de las claves que permitió romper con el concepto de garnacha que se tenía hasta el momento. El nuevo Nabulé procede de viñedos seleccionados de garnacha, de más de medio siglo, ubicados entre 500 y 600 metros de altitud. La vendimia se realiza manualmente y el equipo técnico lleva a cabo controles de maduración minuciosos para determinar el momento óptimo para su recolección. La elaboración es totalmente tradicional y la extracción del mosto se caracteriza por suaves remontados. El vino permanece en depósito durante tres meses, pasando después a crianza en barrica nueva de roble francés de 500 litros. Y Javier Vela, Javier Baselga y Fernando Ballesteros realizaron catas periódicas para determinar el momento óptimo de embotellado.

"Un antes y un después"

En la presentación de este vino, Enrique Chueca, director general de Bodegas Aragonesas, señaló que suponía "un antes y un después" para la entidad. "Es un nuevo concepto de vino moderno en el que tienen un gran papel, más que en ningún otro, la tierra y el viñedo viejo del que procede", agregó. Asimismo, se preguntó: "¿Por qué este vino y por qué ahora?" Respondiendo: "En Bodegas Aragonesas no estamos cómodos en un estado confortable y, además, hemos percibido el interés de muchos clientes por cosas nuevas".

Una frase que pone de manifiesto la búsqueda constante de la innovación por la que la compañía lleva décadas apostando y que constituye su principal seña de identidad. El año pasado, esta se reflejó también con la construcción de su espacio ‘Terroir-garnacha’, un edificio vanguardista que alberga nuevas oficinas, tienda y salas expositivas y que ha supuesto un aumento de un 80% de la zona de crianza.

Con una superficie total de 6.700 metros cuadrados y una inversión de 7,5 millones de euros, además de destinarse a satisfacer las demandas futuras de los clientes, las nuevas instalaciones, modernas, versátiles y rompedoras, marcan un punto de inflexión en la forma de trabajar, de entender y de vivir el vino en Bodegas Aragonesas. Un lugar único en la zona e integrado en la naturaleza, que gira en torno a su producto estrella: la garnacha. Asimismo, el edificio se construyó bajo criterios de sostenibilidad y cuenta con una instalación fotovoltaica que les permite generar un 30 % de su consumo. 

Año histórico

Los hitos citados dan buena cuenta del extraordinario año que supuso 2021 para Bodegas Aragonesas, calificado como "histórico" por sus responsables y en cuyo último tramo la nueva garnacha Nabulé ya había superado "todas las expectativas", según apuntó Chueca. Entre los logros conseguidos destaca también haber sido reconocida como la mejor bodega del año en la décima edición de los premios nacionales de El Suplemento o los 10.000 euros que recaudaron para el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón a través de su vino solidario Resistiré, que lanzaron durante el confinamiento.

Una buena senda que continúa este 2022, en el que se han recogido 14,5 millones de kilogramos de uva y han vendido 7,5 millones de botellas. En cuanto a las citas, fue la bodega más galardonada en el Concurso Internacional de la Garnacha, donde obtuvieron 17 medallas, 12 de oro y 5 de plata.