Los ladrones de metales se ceban con las placas y cruces de Torrero

El cementerio de Torrero es desde hace dos meses el escenario de una nueva oleada de robos. Los delincuentes, que ya se cebaron con tumbas de panteones ilustres y se llevaron sus bustos, como en el caso del joven torero Florentino Ballesteros, o la "Piedad" en bronce que adornaba la del profesor y humanista José Camón Aznar, se centran ahora en el hurto de todo tipo de metales, como figuras, placas, cruces y cualquier elemento que pueda ser susceptible de venderse en el mercado negro. Los trabajadores denuncian que hasta las placas identificativas de fallecidos están siendo robadas.

La zona más afectada es la parte vieja, aunque los robos se están "extendiendo" por todo el camposanto, según informó un empleado municipal. Añadió que, además de figuras y placas, los ladrones también se llevan "los laterales metálicos de las furgonetas y camiones" que usan para trabajar.

Un operario de la obra de remodelación del tanatorio afirmó que, cuando se iniciaron las reformas, "robaron mucho material" y por eso se contrató "seguridad privada".

Los trabajadores del cementerio critican la falta de vigilancia en el camposanto. Explican que las tres puertas de entrada al cementerio permanecen abiertas día y noche sin vigilancia ni porteros. "En 1991 se dejó de prestar el servicio de portería de noche", recuerda un enterrador, y desde entonces "las puertas están abiertas". Este hecho, aseguró, no se produce en "ninguna ciudad ni pueblo de España".

La entrada principal -la situada en la avenida de América, 94- cuenta desde hace más de un año con cámaras de seguridad, un sistema de cierre y un portero automático conectado con la oficina de información del tanatorio, pero, según denuncian los trabajadores, todavía no se ha puesto en funcionamiento.

"Es una vergüenza, bastaría con cerrar las puertas a las 22.00 y si alguien quiere entrar, que lo haga por la principal, llame al portero y que desde el tanatorio le abran pulsando un botón", opina otro operario. A su juicio, "así se evitarían los robos nocturnos".

Al aumento de delitos y la falta de vigilancia nocturna, los trabajadores suman la escasa iluminación, algo que también cuestionan los ciudadanos que acuden de noche al recinto.

"En la parte vieja hay una farola cada 50 metros y allí ya no va nadie. En la parte nueva no hay ni una sola bombilla y a partir de las 19.00 ya no se ve absolutamente nada", afirmó el mismo empleado. Algunos ciudadanos llegan a desorientarse y perderse al intentar encontrar sus vehículos o salir a pie del recinto.

Además de todo lo anterior, los empleados denuncian que falta personal. "Tenemos nueve vacantes sin cubrir y nos programa la jornada una empresa privada que es capaz de ponernos cinco entierros a la misma hora", apuntó otro.

Fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza comprendieron alguna de estas críticas pero recordaron que solo entre 2010 y 2011 se han invertido diez millones de euros -financiados al 50% por la empresa concesionaria (Serfutosa) y el Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local- en unas obras necesarias que nunca antes nadie había acometido.

Estos trabajos, algunos de los cuales terminarán en breve, permitirán paliar las deficiencias denunciadas, como la escasez de luz en la zona nueva o las cámaras de seguridad y nuevos sistemas de vigilancia. "Es la primera vez en la historia que se trabaja en medidas de esta índole y que permitirán cerrar el cementerio y establecer unos horarios y mecanismos de control", señalaron estas fuentes.

Por otro lado, lamentaron los robos pero recordaron que no son privativos del cementerio y que estos comportamientos delictivos se han extendido a otras partes de la ciudad. En cuanto a la iluminación, recordaron que es algo conyuntural y transitorio y que se quitaron las conexiones cuando se levantó el pavimento para hacer las obras de mejora. Respecto a la falta de personal, aseguraron que la tendencia de la Administración en esta época de crisis es no cubrir plazas pero matizaron que, entre los trabajos previstos, está la informatización de los servicios, con lo cual se necesita menos plantilla.