Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Institutos de investigación que nacen y renacen

La reestructuración del Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (ICMA, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Zaragoza) ha llevado a la creación de un nuevo Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (ISQCH), nacido de la fusión del área de química del ICMA con el ya existente Instituto Universitario de Catálisis Homogénea. La nueva estructura se completa con el Centro de Química y Materiales de Aragón que gestionará el conjunto y prestará servicios comunes.

Los locales de Ciencias y el CPS se han quedado parcos de espacio
icma
CARLOS MUñOZ

La adaptación a los nuevos tiempos y razones prácticas han conducido a esta remodelación que centra la labor del ICMA en el área de materiales y potencia el área química con la creación del ISQCH, un nuevo instituto también mixto CSIC-UZ. Los dos centros, que se encuentran en periodo constituyente, operarán con independencia funcional, con su propia organización y política científica, pero compartirán unidades de servicio y administración que se gestionarán desde un centro común: el Centro de Química y Materiales de Aragón.


Víctor Orera, delegado del CSIC en Aragón, explica que «el ICMA se creó hace 25 años en los que han cambiado los temas de investigación, las comunidades autónomas tienen competencias en esta materia y se han creado los institutos universitarios de investigación, lo que ha dibujado un marco diferencial que aconsejaba un cambio de estructura». Además, se ha planteado dotar a estos centros que ahora nacen (o renacen) de consideración de institutos universitarios, lo que les permitirá optar a fondos del Gobierno de Aragón.


«La combinación de competencia y optimización» está también detrás del cambio, pues «la existencia de un centro común de servicios de apoyo a la investigación –rayos X, resonancia magnética nuclear, instrumentación, cromatografía, microscopías...– supondrá compartir equipos caros y sofisticados, además de otros como la gerencia y administración, la unidad de cultura científica y la oficina de transferencia». Para evitar duplicidades, «también se ha reducido el número de departamentos y líneas de trabajo», señala Orera, que espera que la ‘separación’ de físicos por un lado y químicos por otro «no inhiba la colaboración y la interdisciplinariedad», que siempre podrá darse en los proyectos. Hay conexión entre química y materiales –de hecho, el grupo de Materiales Orgánicos se ha quedado en el ICMA–, «y el ‘paraguas’ del centro común favorecerá la interrelación».


UN FUTURO EDIFICIO

Los planes de futuro cercano incluyen un nuevo edificio que solucione los actuales problemas de espacio, pues el ICMA ha crecido mucho en sus 25 años de vida. «Además –añade Orera–, se ha intensificado la relación con la industria, y compartir espacios de investigación y docencia, como hoy ocurre, plantea problemas de confidencialidad; también aconseja tener laboratorios que se puedan homologar, salas blancas para investigaciones nano y micro, instalaciones preparadas para el manejo de gases tóxicos o productos cancerígenos, o con características antivibratorias para albergar equipos sofisticados, así como laboratorios a baja presión para no contaminar al exterior».


Ya hay cedida una parcela del más de 7.000 m2 por parte del Gobierno de Aragón en el Campus Río Ebro y «el compromiso de la Agencia Estatal del CSIC para alcanzar el presupuesto de unos 20 millones de euros que manejamos, con cargo a fondos de desarrollo regional». El futuro edificio tendrá 15.000 m2 y en él trabajarán 400 investigadores.