Sexta derrota consecutiva

El CAIpierde en casa contra el colista, después de dos prórrogas, y alarga su negativa racha.

Stevan Jelovac (17 puntos)anota ante la mirada de Hernangómez y Katic
Sexta derrota consecutiva
Asier Alcorta

El CAI no reacciona. Sigue con su preocupante proceso, con su silueta desfigurada, con resultados recientes que reflejan el estado de un equipo que, víctima de sus propios errores, continúa sin encontrar el camino correcto desde el inicio de 2015. Es la percepción que se venía manifestando en los últimos partidos y que se agigantó ayer, ante el Baloncesto Sevilla, con un nuevo tropiezo en el pabellón Príncipe Felipe. En esta oportunidad, el paso en falso resultó considerable: se trata de la sexta derrota consecutiva de los zaragozanos, ya fuera de los puestos de ‘play off’, y se produjo ante el colista, el equipo que más puntos encaja de toda la competición (81,37) y el tercero que menos anota (70,05). Un revés doloroso, a todas luces inesperado, que deja al conjunto aragonés en una situación inquietante. El CAI mantiene sus dudas, no termina de solventar sus desequilibrios y la desconfianza se acentúa con el paso de las jornadas. Necesita un triunfo con inmediatez, porque ahora es un bloque desencantado, abatido, sin apenas convicción. No termina de solventar sus desequilibrios. La fatiga física y mental, ya observada contra el Cedevita, se apoderó de los jugadores con el discurrir de los minutos; un factor decisivo cuando el intercambio de golpes se prolongó ayer durante dos horas y media.


El choque, desequilibrado en el inicio (11-0), se igualó después por la desidia de los locales, muy permisivos atrás, y por el descaro de los visitantes, siempre con un juego alegre y despreocupado. A partir de ahí, la igualdad fue máxima, con mínimas ventajas para ambos equipos, y el encuentro necesitó de dos prórrogas para resolverse. El Sevilla se adjudicó el triunfo porque se empleó con mayor oficio que los aragoneses, sobre todo en los instantes más comprometidos. Toda una paradoja, teniendo en cuenta la inexperiencia de los andaluces, el escaso recorrido profesional de la mayoría de sus jugadores: Porzingis tiene 19 años; Hernangómez y Radicevic, 20; Oriola y Balvin, 22. Una bisoñez que, sin embargo, queda compensada por un talento formidable y una inquebrantable fe en sus propias posibilidades. Son osados, decididos, nunca se esconden.

Desgaste local

Mientras, al CAI le falta instinto criminal. Su incapacidad para cerrar los partidos es manifiesta, y eso le obliga a un desgaste superior. De hecho, el cuadro aragonés arrolló en el inicio. Sostenido por un defensa enérgica, sin distracciones, de permanentes ayudas, dejó al Sevilla sin puntos en los cuatro primeros minutos de la contienda. Tras un parcial de 11-0, Luis Casimiro detuvo el encuentro para ordenar las ideas de su equipo. Aunque reaccionó el cuadro andaluz, la entrada de Katic, autor de cinco puntos consecutivos, mantuvo la ventaja local al cierre del primer acto (19-11).


A partir de ahí, el partido sufrió un giro imprevisto. El Sevilla comenzó a gobernar la pintura tras el ingreso a la pista de Porzingis y Hernangómez, contundentes atrás y muy productivos en ataque. Mientras, el CAI se quedó sin su argumento más fiable. Ya sin espacios para dotar de balones al juego interior, el conjunto zaragozano tuvo que recurrir al perímetro, donde su amenaza se ha reducido drásticamente en los últimos encuentros. Al mismo tiempo, el equipo aragonés abandonó rutinas y automatismos atrás, lo que aprovechó el Sevilla para anotar con una facilidad sorprendente. De esta forma, los andaluces no sólo anularon la ventaja local, sino que, agarrados a su destreza desde el tiro libre (14/14, minuto 38), adquirieron una renta de cinco puntos en los compases finales. Fue la primera situación comprometida del CAI, que se sobrepuso con tres buenas defensas y acabó forzando la prórroga.


Apriori, el tiempo de prolongación favorecía a los locales, especialmente por el mayor potencial de sus jugadores y su mayor amplitud de banquillo. Además, los sevillanos llegaban sin Hernangómez, eliminado en el minuto 34, y con Byars, Radicevic y Balbin con cuatro faltas personales. El CaIlo hacía sin Kevin Lisch, uno de sus mejores activos durante los primeros 40 minutos, sobre todo en las tareas defensivas.


En los momentos de fragor, Casimiro confió su destino a Radicevic, quien respondió con sobriedad admirable (11 puntos en los 10 últimos minutos). Joan Sastre fue el mejor de los aragoneses, con una notable aportación ofensiva (15 tantos), además de 12 rebotes y 5 faltas generadas de sus adversarios. El escolta se marchó hasta los 26 de valoración. Un triple de Goulding adelantó a los locales (82-79) a poco más de un minuto del final; pero Radicevic, con un triple y tres tiros libres, estableció un parcial de 0-6 en los siguientes 40 segundos (82-85). Salió al rescate Jelovac, quien se cobró la falta de Oriola cuando se disponía lanzar desde los 6,75. Restaban cuatro segundos y debía convertir sus tres tiros desde la línea de personal. El serbio no falló (85-85).


En la segunda prórroga, el Sevilla adquirió rentas de hasta siete puntos (86-93), y volvió a sentirse ganador. Sin embargo, si algo distingue al CAIes su capacidad competitiva, resistencia a la derrota. Nunca se da por vencido, por muy elevados que sean los obstáculos a sortear. Así, fue perseverante hasta el final, reforzado también por los desatinos de su rival –ahora sí–desde el tiro libre, y contó con un último balón para igualar la contienda. No lo consiguió: Jelovac lanzó, sin acierto, y Sastre palmeó después, también sin acierto. El baloncesto decidió ser justo.