Diez cosas que nunca deberías compartir en redes sociales

Consejos: ‘limpia’ periódicamente la lista de amigos y piensa en quién puede estar mirando.

Sincronet ordenador
Internet se fundamenta, cada vez más, en la compraventa de datos.

Según el informe elaborado por Statista, los países de la Europa occidental y septentrional presentan los mayores índices de penetración de las redes sociales en todo el mundo: alcanzan al 82% de la población. Y es que plataformas como Facebook, Instagram o TikTok se han convertido en nuestra vía de escape frente a la rutina y en un modo de dar cuenta a amigos y familiares de nuestros pensamientos o vivencias (por cierto, deberíamos hacer limpiezas periódicas de esa lista).

Esto último hace que a menudo nos relajemos en exceso a la hora de compartir información, creyéndonos a salvo de malintencionados. Es cierto que las redes sociales han mejorado sus mecanismos para salvaguardar la privacidad del usuario -nos dejan elegir quién ve qué y bajo qué circunstancias-, pero pocos reparan en ello. También es sabido que internet se fundamenta, cada vez más, en la compraventa de datos.

En este sentido, Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España, señala que "la sobreexposición es un problema creciente y, por mínima que parezca, cualquier información puede ser utilizada por los delincuentes". Entonces, ¿qué debemos abstenernos de compartir? La firma especializada en ciberseguridad propone el siguiente decálogo.

1. Información personal identificable. La llamada información personal identificable o ‘IPI’ hace referencia a todos aquellos datos que los delincuentes pueden recopilar para conformar una identidad falsa y llevar a cabo estafas. Nuestro nombre, dirección, correo electrónico y DNI podrían utilizarse para la solicitud de préstamos, abrir perfiles a nuestro nombre en internet o descifrar contraseñas gracias a datos utilizados como ‘respuestas de seguridad’: el nombre de una mascota, nuestra fecha de nacimiento...

2. Planes de viaje. Cuando reservamos un vuelo es habitual compartir nuestro entusiasmo por las inminentes vacaciones con nuestros allegados en las redes, pero puede costarnos caro. Estamos comunicando al mundo en qué fechas se quedará la casa vacía... y averiguar dónde se encuentra puede resultar fácil: muchas veces basta con escudriñar las últimas fotos publicadas para dar con detalles reveladores sobre la calle en la que vivimos y, de hecho, hay quien sube por error fotos de paquetería con su dirección completa.

3. Datos de ubicación. Usar redes para resumir nuestro día a día puede dejar a las claras dónde solemos encontrarnos en cada momento. Las situaciones de acoso son constantes, motivo por el que también debemos atender a la geolocalización automática de las publicaciones.

4. Compras caras. Publicar fotos y vídeos de nuestras posesiones más valiosas supone ponernos una diana de cara a los amantes de lo ajeno. Debemos tener cuidado con todo aquello que a menudo mostramos sin darnos cuenta (vídeoconsolas, relojes caros) en ‘stories’ o similares porque aparecen de fondo.

5. Fotos de niños. No se trata de una cuestión de consentimiento (¿son lo suficientemente mayores siquiera para concederlo?), sino también de impacto a largo plazo. Una vez que una foto o vídeo se sube a internet, perdura siempre. No sabemos cómo podrá afectar al involucrado en el futuro.

6. Quejas laborales. Si acostumbras a quejarte en redes sociales sobre tus superiores en el trabajo, la compañía o el puesto laboral en sí, mejor recurrir a un pseudónimo. Numerosas sentencias han ratificado la potestad de las empresas para rescindir contratos por esta causa.

7. Detalles financieros. Caben aspectos de perogrullo como publicar fotos de nuestra tarjeta de crédito o comunicar el montante de una cuenta bancaria, pero también cualquier información financiera que pueda ponernos en el foco de los ciberdelincuentes, a través de estafas orientadas a desplumarnos. Tampoco es aconsejable fardar de lo que han crecido nuestras inversiones en bitcoins.

8. Información personal. A menudo somos plenamente conscientes de los peligros que conlleva publicar demasiada información propia, pero descuidamos todo aquello que atañe a nuestros amigos y familiares. Conviene pensárselo dos veces antes de subir una foto de cierto allegado en una fiesta, por ejemplo: podemos ponerle en un aprieto para con otras amistades o su empresa.

9. Datos innecesarios. Si nos encontramos con un sorteo o similar en internet y para optar nos piden más datos de la cuenta, lo más probable es que tan sólo intenten hacerse con ellos para estafarnos. No hablemos ya de regalos supeditados al pago de un pequeño cargo en la tarjeta.

10. Conversaciones ajenas. Según el artículo 197.1 del Código Penal, "independientemente del medio que se use para grabar o capturar una conversación, así como de la plataforma en la que se difunda, será delito divulgar conversaciones privadas cuando quien las haya grabado o captado y difundido no fuera partícipe de dicha conversación". Así que ojo.

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