Del Nautilus al Kursk: submarinos entre la épica, la tragedia y la fantasía

Arma de guerra a la par que fascinante ingenio, la historia real de estos sumergibles, que la suerte del Titan vuelve a poner de actualidad, supera en ocasiones a la ficción.

Operativo de búsqueda del submarino
Un submarino.
Efe

Hazañas bélicas, angustiosas tragedias y avances tecnológicos, pero también fantasía literaria y cultura popular acompañan la historia del submarino, un medio de transporte al alcance de muy pocos que, 400 años después de su primera y rudimentaria versión -la del inventor holandés Cornelius Jacobszoon Drebbel en 1620, un sumergible movido por remos-, sigue produciendo enorme fascinación y generando noticias.

Estos días, el mundo está pendiente del Titan y de la vida de los cinco pasajeros que están en su interior en algún punto a 600 kilómetros de la isla de Terranova. Habían pagado grandes cantidades de dinero con el objetivo de ser de los pocos privilegiados en poder ver de cerca los restos del 'Titanic'.

Curiosamente, este legendario y malogrado barco, está detrás también de otra gesta submarina, esta vez con final feliz (y rentable). El director de 'Titanic', James Cameron, quien por cierto ha realizado varias inmersiones en torno al pecio, descendió en marzo de 2012 hasta los 10.908 metros bajo el mar, en las fosas Marianas, una profundidad nunca antes alcanzada por el ser humano en solitario. Lo hizo en una expedición de gran presupuesto, a la que él mismo aportó dinero, así como patrocinadores como Rolex. Su gesta a bordo del minisubmarino se convirtió después en el filme documental 'Deepsea Challenge 3D'.

La posibilidad de explorar los fondos marinos, aún enormemente desconocidos, ha sido un sueño que ha espoleado la imaginación de otros literatos y cineastas. El más popular de entre ellos es sin duda Julio Verne y su Nautilus. En '20.000 leguas de viaje submarino', el escritor francés, pionero de la ciencia ficción, dio al mundo la inolvidable figura del Capitán Nemo, un científico en el límite de la locura que embarcará a sus 'invitados a la fuerza' en una serie de aventuras tan trepidantes como peligrosas. 

Submarinos en el cine

También han sido muchas y variadas las películas ambientadas en submarinos, desde la propia adaptación cinematográfica de la novela de Verne (con James Mason y Robert Mitchum) a otros títulos como 'La caza del Octubre Rojo' (John McTiernan, 1990) 'Marea roja' (Tony Scott, 1995), 'El submarino' (Wolfgang Petersen, 1981) o las comedias 'Life Aquatic' (Wes Anderson, 2004) o 'Abajo el periscopio' (David S. Ward, 1996).

Imagen de la película 'El submarino', de Wolfgang Petersen.
Imagen de la película 'El submarino', de Wolfgang Petersen.
H. A.

Curiosamente, la realidad de los submarinos supera en muchas ocasiones a la ficción. Muchas de sus historias están rodeadas de secretos, cuando no de misterios inexplicables. En parte, porque su desarrollo y sus funcionalidad ha estado siempre muy ligada al opaco mundo militar.

Si volvemos al principio del devenir del submarino hay que situarse en España, en concreto a 1864, cuando el ingeniero Narciso Monturiol, tras varios intentos, logró el 'Icneo II', considerado el primer submarino cuyo sistema de propulsión no era la tracción humana.

Después, sin salir de suelo español, llegaría el de Isaac Peral, en 1888, el primero en desplazarse debajo del agua mediante un motor eléctrico. También militar, Peral desarrolló el ingenio para la Armada Española e incluyó en la proa un tubo lanza torpedos.

El nuevo submarino S-81 Isaac Peral, el pasado mayo, en su primera navegación en superficie en aguas de Cartagena.
El nuevo submarino S-81 Isaac Peral, el pasado mayo, en su primera navegación en superficie en aguas de Cartagena.
EFE

A partir de ahí, el submarino se convirtió eminentemente en un arma de guerra en la que España sigue aportando naves. La última, el submarino S-81 (que lleva precisamente el sobrenombre de Isaac Peral), salido del astillero de Navantia en Cartagena. Los propios Reyes de España presidieron el pasado 2021 la ceremonia de puesta a flote del primero de una serie de cuatro submarinos que entrarán en servicio en la Armada española en los próximos años. La idea es que con ellos, España ocupe un papel relevante dentro de los países capaces de construir y diseñar submarinos. El mes pasado, el primero de ellos navegó por primera vez en superficie.

Volviendo a la escena histórica e internacional, otro hito 'submarinístico' fue el del USS Nautilus, que en 1955 fue el primer submarino nuclear y el primero que atravesó el Polo Norte por debajo del agua. Es un ejemplo de cómo las dos Guerras Mundiales contribuyeron de manera sustancial al desarrollo de estos aparatos, que siguen siendo cruciales en la estrategia bélica y de defensa de la mayoría de los países.

En este terreno, Rusia es uno de los que más material de todo tipo ha proporcionado. Por ejemplo, con mastodontes de hierro como el submarino nuclear Typhoon, de 48.000 toneladas, 174 metros de longitud y capacidad para 160 personas, que en 1981, cuando aún era Unión Soviética, fabricó como si fuera "una ciudad bajo el agua".

Escultura en recuerdo a las víctimas
Escultura en recuerdo a las víctimas del Kurks.
AFP

A estas demostraciones de poder militar ruso se unen episodios negrísimos. Como el del Kursk, una tragedia que, como sucede ahora con la del Titan, mantuvo en vilo a medio mundo pendiente de la suerte de sus 118 marineros, muchos de ellos muy jóvenes, que quedaron atrapados en su interior en un episodio sobre el que, 23 años después que se cumplirán el próximo agosto, aún flotan muchas preguntas. 

El gobierno de Putin mantuvo el secretismo durante días sobre la suerte de los militares que, según parece probado, murieron en su mayoría por una serie de explosiones originadas al disparar un torpedo en unas maniobras en el mar de Barents. 

Sin embargo, 23 tripulantes sobrevivieron a esa primera detonación. Uno de ellos llegó a mandar una nota que se publicó después, por presiones de los familiares: "Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas. Parece que no tenemos grandes posibilidades. Un 10 o 20%”.

Submarinos con fantasma

Entre los capítulos luctuosos de la historia submarina hay hasta leyendas negras, como la del U-65, un submarino alemán botado en 1917 que encadenó una serie de hechos y muertes aparentemente inexplicables: unos marineros quedaban ciegos de repente, otros veían luces, algunos se suicidaron o veían fantasmas, el más recurrente, un oficial muerto que aparecía cruzado de brazos sobre la cubierta. El final del submarino fue acorde a su tétrica atmósfera: el 18 de julio de 1918 estalló en el mar por causas desconocidas.

Para no terminar de manera tan siniestra, quedémonos con, quizá, otro de los submarinos más famosos de la historia, uno amarillo que nunca se construyó salvo en la imaginación de los Beatles.

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