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Consultorio canino: por qué los pipicanes no son tan beneficiosos para los perros

El educador canino Hugo Fernández insiste en que es mejor buscar los horarios donde se concentre el menor número de perros. "Es necesario prestar atención en todo momento a señales de incomodidad de tu perro", sostiene Fernández.

Hugo Fernández, educador canino de En Clave de Can.
Hugo Fernández, educador canino de En Clave de Can.
Toni Galán

Los pipicanes, que son lugares de esparcimiento para perros, se han extendido por pueblos y ciudades de todo Aragón. A pesar de que permite a estos animales tener un espacio donde estar sin correa, no todo es positivo. Así lo asegura Hugo Fernández, educador canino de En Clave de Can. Este zaragozano reflexiona sobre estos lugares, donde es importante tener en cuenta una serie de cuestiones.

¿Cómo suelen ser estos espacios? “El espacio es limitado, aunque esto depende de cada pipicán, pero por norma general son terrenos vallados bastante pequeños en los que la libre comunicación entre perros es difícil, sobre todo en momentos en los que un perro se agobia y necesita poner tierra de por medio”, explica Fernández, a quien la guía TravelGuau reconoció su labor en las redes sociales

¿Es bueno llevarlo a las mismas horas para que coincida con sus amigos? El educador canino insiste en que es mejor buscar los horarios donde se concentre el menor número de perros. “Es necesario prestar atención en todo momento a señales de incomodidad de tu perro, o peticiones de abandonar el espacio y sobre todo evalúa las consecuencias que tiene para tu perro en concreto este tipo de experiencias”, sostiene Fernández.

¿Es aconsejable que se mezclen perros de diferentes tamaños? Fernández insiste en que sí es aconsejable, aunque siempre “desde un ambiente relajado y calmado”. “Prefiero que este tipo de interacciones sean en espacios abiertos donde se puedan expresar libremente y no haya limitaciones espaciales”, especifica

¿Cómo sabemos que un pipican está en buenas condiciones? “Para mí, lo más importante dentro de esos espacios es la seguridad, por ello, intento siempre evaluar el riesgo de cortes, elementos que pueden ser peligrosos como esquinas de hormigón, elementos de madera con astillas, demasiados agujeros en el suelo, posibles aspersores desenterrados… Cuantos menos elementos de este tipo seas capaz de localizar, mejor”, apunta Fernández

¿Cuáles son los pros y contras de estos espacios? Como ventaja, el educador canino tan solo señala la cuestión de que para los animales que no puedan “gozar de libertad total por la razón que sea es que son lugares donde la suelta de la correa es 100% segura”.

Sin embargo, Fernández hace una larga lista de inconvenientes. “Normalmente hay un grupo de perros que suele ser el habitual del pipican. Suelen estar socialmente cerrados y la bienvenida a perros nuevos o desconocidos suele ser cuanto menos intensa”, aclara. A eso se suma, añade, que “se produce una desconexión entre humano y perro, de modo que se “pierde mucha información que está proyectando el perro”.

“La aparición de recursos o elementos como pelotas, comida, lanzamiento de palos/piñas puede suponer en este espacio concentrado y de tan alta intensidad emocional una fuente de conflicto importante”, concreta Fernández. De hecho, argumenta, “los perros que solo experimentan los paseos dentro del pipicán suelen tener un concepto de la realidad distorsionado, desde antes de salir de casa, comienza una excitación que no acaba, en ocasiones, ni después de volver a casa”. Sucede, en palabras de Fernández, ya que es “demasiado tiempo, a demasiadas revoluciones, por lo que no tienen espacio para gestionar ni evaluar cognitivamente lo que está sucediendo”.

“Desgraciadamente, en su interior suelen ocurrir muchas interacciones forzadas, es decir, perros que no quieren saludar o conversar con otro perro en concreto se ven obligados a ello. Especialmente complejo para perros que tengan una personalidad más introvertida”, puntualiza.

A todo ello se suma, según Fernández, que los pipicanes son el lugar del “desconsejo”. “En estos espacios, aunque el tema de conversación puede ser muy variopinto, normalmente acabamos hablando de perros, de los problemas de los perros y de los problemas que tenemos los humanos al convivir con perros”, señala. Es precisamente en ese momento cuando los dueños de los animales ofrecen “remedios universales que a alguna persona le funcionó, pero que igual para tu caso en concreto es contraproducente…”

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