Igualdad (siempre)

Slavoj Zizek.
Slavoj Zizek.
Andy Miah

Mi madre me enseñó a comer a la brava:lo que yo negaba al mediodía, lo tenía en la Gran Vía donde jugaba para merendar y si no para cenar. Y no había más. Me he comido kilos de pescado, de acelgas... en una de aquellas fiambreras de acero que no sé si existen. Y fríos, por supuesto. El tiempo ablandó mucho a mi madre hasta maleducar al pequeño de mis hijos, al que daba de comer a la carta. Vaya narices.

Educar es complicado, y para algunas cuestiones más, porque todos flaqueamos cuando el niño de turno se niega a masticar y a tragar y acabamos dándole lo que sea para quitárnoslo de encima.

Slavoj Zizek, filósofo esloveno, uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo, llama a no tener miedo de fracasar en los intentos. Porque, dice, "después de fracasar se puede seguir adelante y fallar mejor; en cambio, la indiferencia nos hunde cada vez más en el cenagal del ser estúpido". Zizek es el autor de una frase sublime: "Todos los grandes cambios empiezan con reflexiones inútiles". Un alivio saber que arreglar el mundo una larga noche no es banalidad.

La reflexión nos lleva a cuestiones que parecen implanteables pero que merecen una serena reflexión, en especial con la igualdad por la que tanto luchamos. Es lo que ha hecho un padre que ha llegado hasta el Tribunal Constitucional en su reclamación a la Seguridad Social para que se equiparen los permisos de maternidad y paternidad, y reclama los cuatros meses y el 100% de la base reguladora, como las madres. O el grupo de reputados economistas y académicos españoles que han suscrito un manifiesto en el que se comprometen a no participar como ponentes en ningún acto académico (conferencia, congreso, jornadas...) o mesa redonda en la que se convoque a más de dos y no haya al menos una mujer "en calidad de experta". Y Pau Gasol –me rindo ante él– en su defensa de que la leyenda del baloncesto femenino norteamericano Becky Hammon sea la primera mujer en entrenar a un equipo de la NBA, en sus 72 años de historia. Todo un alegato por la igualdad.