Comer justo antes de dormir engorda más

Una reciente investigación científica pone en relación nuestro reloj biológico, la melatonina y los kilos de más. Y la conclusión de este estudio es clara: es mejor comer unas horas antes de irse a la cama.

Los bocadillos a medianoche engordan más que en otros momentos del día.
Los bocadillos a medianoche engordan más que en otros momentos del día.
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¿Comer justo antes de meterse entre las sábanas? No es bueno porque no da tiempo de quemar las calorías ingeridas que acaban convertidas en grasa durante el sueño. Cierto que no es lo mismo comerse una manzana que un bistec, rico en proteínas y grasa, que obliga al organismo a un largo y laborioso trabajo nocturno para conseguir digerirlo. Por no hablar de los macarrones a media noche, como le gustaban a Tony Soprano, que son un auténtico delito contra nuestra salud: la pasta contiene carbohidratos y acostarse nada más ingerirlos significa que, al no consumirse con actividad inmediata, nuestro organismo los almacenará como grasa. Peor aún si además van con salsas y otros condimentos grasos.

Lo que ha descubierto la investigación, publicada en el American Journal of Clinical Nutrition, ha sido que ese efecto está basado en relación existente entre la producción de melatonina, -la hormona producida por nuestro organismo y que regula el mecanismo del sueño y la vigilia-, y la producción de grasa de nuestro cuerpo. El experimento se realizó con una muestra de 110 personas, todas jóvenes entre los 18 y los 22 años, que analizaron, a través de un app, el ritmo de sueño y vigilia y el consumo de comida durante siete días consecutivos. Se trataba en todos ellos de estómagos acostumbrados a las ‘platadas’ de espagueti a medianoche y a los bocadillos al alba.

El experimento mostró que ganaron peso aquellos que comían poco antes de abandonarse a los brazos de Morfeo, cuando los niveles de melatonina eran más altos. En cambio, quienes cenaban temprano, y esperaban un par de horas antes de irse a la cama, engordaban menos aunque hubiesen comido lo mismo.

En la práctica la fórmula es simple: quien no quiera engordar debe dejar pasar una hora al menos entre la última comida del día y el momento de meterse en la cama. Ello porque es que es necesario que nuestro cuerpo asimile la comida ingerida, si no, simplemente se almacenará como grasa.

La investigación ha demostrado que lo que marca la diferencia es el consumo desproporcionado de alimentos respecto a la producción de melatonina, generada por nuestro cuerpo cuando entramos en el ciclo de sueño, ya que si comemos en el momento de mayor producción se crea una mayor cantidad de grasa.

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