Vacaciones y con suspensos: cómo ayudar a tus hijos

Aunque sus malos resultados académicos van a repercutir en las vacaciones del resto de la familia, es ahora cuando hay que demostrarles que estamos a su lado.

Para que la convivencia familiar no se convierta en un auténtico caos, se impone el diseño de un plan de estudio durante las vacaciones.
Para que la convivencia familiar no se convierta en un auténtico caos, se impone el diseño de un plan de estudio durante las vacaciones.
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Afrontar las vacaciones de verano con una bandada de suspensos planeando sobre el tórrido horizonte, así, de sopetón... impresiona. Los psicólogos aseguran que nadie está preparado para el fracaso y para el de los hijos muchísimo menos. Llegados a este punto, solo consuela pensar que tras la tempestad siempre llega la calma... ¡Exacto!, calma es lo primero que recomiendan los especialistas ante esa furia desatada que nos invade cuando recibimos ese sorprendente, que no inesperado, aluvión de 'calabazas' de nuestros hijos. Dominada la rabia, que como la prisa siempre es mala consejera, porque nos impulsa a hacer y decir cosas de las que luego nos arrepentimos, conviene pasar a la acción, pero sin dramatizar: no se trata de hundir más al chaval ni de hacerle sentirse culpable, sino todo lo contrario. Ahí van unas cuantas pautas que pueden ayudarnos:

¡Estamos a tu lado! Aunque sus malos resultados académicos van a repercutir, sin duda, en el desarrollo de las vacaciones del resto de la familia, es ahora cuando hay que demostrarle que estamos a su lado y que, bajo ningún concepto ni presión, estamos dispuestos a tirar la toalla: ¡tiembla septiembre! Analiza las causas. En el siguiente paso -según los expertos- conviene analizar las causas de los suspensos: pueden ser muchas y variadas: falta de motivación y concentración, problemas personales o familiares... pero lo más habitual es que la principal, y posiblemente única, sea que no se han esforzado lo suficiente. Lo que van a tener que hacer a partir de ahora. Un buen plan de estudios. Para conseguir aprobar en septiembre y que la convivencia familiar no se convierta en un auténtico caos, se impone el diseño de un plan de estudio durante las vacaciones, que delimite claramente las horas de trabajo y de ocio. No les pidas imposibles. Cuidado con ser demasiado ambiciosos, con respecto al tiempo de estudio, siempre es mejor ser realistas, no exigir imposibles y trazar un plan viable, que se pueda cumplir. Las clases de refuerzo suelen dar también muy buenos resultados, siempre y cuando ayuden a los chicos a organizarse en sus estudios, no solo a aprobar. Asumir responsabilidades. Por cuenta de los padres corre, en gran medida, saber utilizar este tiempo de verano para motivarlos, invitarles a superarse y fomentar su interés por el estudio. Según apuntan los psicólogos, los padres tampoco debemos olvidar que estudiar es responsabilidad de los hijos y que si esta responsabilidad no se asume genera unas consecuencias -la palabra 'castigo' les convence muy poco, o nada-, que van a tener que asumir. Con suspensos o sin ellos. Sea como sea, lo mejor es confiar en nuestros hijos y no perder la esperanza; y si además reservamos unos días, aunque solo sea una semana, de vacaciones para disfrutar todos juntos en familia, con suspensos o si ellos, pues mucho mejor. La familia lo agradecerá. 

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