De los inconvenientes cotidianos a los proyectos a largo plazo. Cualquier pequeño o gran problema puede ser afrontado con el empleo de solo un cuarto de hora al día. Lo explica Caroline Buchanan en su libro ‘La regla de los 15 minutos’.

Para conseguir los buenos resultados que promete,  estos son los principios que debemos seguir:

1.- Entra en acción. Frecuentemente para acabar con un inconveniente o trabajar sobre un proyecto esperamos el momento justo, a estar motivados o a tener las circunstancias favorables. Así puede que no comencemos nunca, por lo que hay que ponerse manos a la obra sin más. “No tienes necesidad de estar motivado para entrar en acción -dice Buchanan-, por el contrario si comienzas a hacer girar los engranajes, vendrá también el deseo de hacer cosas”.

2.- Divide los problemas en tres. O en las veces que haga falta, hasta que lo que tienes que hacer alcance unas proporciones ante las que te sientas capaz de actuar. Pero tres es un buen número. “Al ser humano le gusta pensar las cosas de tres en tres”, afirma la autora.

3.- Colócate en un círculo de positividad. Comenzar cualquier cosa significa recorrer un tramo y lo bueno es que, una vez roto el hielo, todo se vuelve más fácil. “Todo residen en abrazar el justo proceso mental. La positividad trae positividad. La actividad trae actividad y promueve la vitalidad”, dice Buchanan.

4.- Actívate y serás todavía más activo. Basta de pensar que no tienes tiempo. Parece increíble pero si quieres tener tiempo, haz muchas cosas, es decir, ponte en marcha actívate, veras como tu tiempo te cunde mucho más.

5.- Relajarse también funciona. Una vez que te has empeñado y empleado a fondo durante 15 minutos en avanzar en un problema, la mente ha adoptado esa actitud para todo lo que le llegue a lo largo del día de manera involuntaria, y encarara cualquier nueva situación con esa actitud.

6.- Un cuarto de hora para mejor la relación de pareja. La regla de los 15 minutos vale también para la pareja. ¿Cómo? Reservando un cuarto de hora al día para hacer juntos cosas que realmente nos resulten divertidas o relajantes. Basta encontrar un hueco en el que nos obliguemos a reír juntos, o proyectar una actividad divertida para hacer durante citas sucesivas. “Por otra parte, -afirma la autora-, puede que descubramos que la planificación en sí misma puede ser una actividad muy divertida”.

7. Mantener el equilibrio. Trabajo, sí, pero también un paréntesis para el relax, para estar bien y dar lo mejor de nosotros mismos. Y para eso 15 minutos pueden ser suficientes. Si no sientes ganas de diversión en ese momento o la inspiración necesaria para ello, aprovecha esos 15 minutos simplemente para hacer una ‘tormenta de ideas’ o pensar en actividades que te podrían resultar divertidas.