La sociedad del fuego

'La sociedad de la nieve', el filme de Juan Antonio Bayona sobre la tragedia aérea de Los Andes de 1972
'La sociedad de la nieve', el filme de Juan Antonio Bayona sobre la tragedia aérea de Los Andes de 1972
Heraldo.es

Veía el otro día ‘La sociedad de la nieve’, de Juan Antonio Bayona, excelente y estremecedora película sobre la tragedia de los Andes, vivida por un grupo de jóvenes jugadores de rugby uruguayos en 1972. Nominada a varios Óscar, grabada en Sierra Nevada y con los mejores efectos especiales de empresas Zaragoza y Huesca, la historia humana que relata siempre me impresionó. 

Que de 43 pasajeros en el avión sobreviviesen 17 me ha hecho reflexionar. Al accidente aéreo se unirían el frío, la falta de alimento, el deterioro de los órganos que produce el orín negro, la embestida de aludes y el enterramiento que provoca el deshielo, las heridas por congelación. Una situación límite que nos lleva a otras muchas tragedias de este 2024 recién nacido.

Israelíes y Hamás se siguen aniquilando sin piedad ni ley de guerra alguna. Rusia administra narcóticos a sus soldados para así masacrar con la conciencia limpia al enemigo. EE. UU. y Reino Unido destruyen misiles de los hutíes, que intentaban incendiar el mar Rojo. Jóvenes periodistas iraníes son represaliadas bajo pena capital por no vestir con decoro el hiyab; mientras Pakistán arremete contra Irán por humanitarismo y en defensa propia. Irán ataca objetivos del EI en Irak y Siria. ¿Apretará Corea el botoncito?

La mancha roja e inflamada llega a Latinoamérica. Guatemala elige presidente enfrentados pueblo y congreso. Ecuador ha de vérselas con los narcos. ¿Superará Argentina su debacle económica? Venezuela, en su hundimiento de lustros. Salpica y nos salpica. En Europa se mata a niños palestinos; y a Cataluña y Mérida nos llegan células yihadistas. Y la UE no se moja, es cuestión de sillones.

Y una en su ignorancia se pregunta: ¿Qué hay detrás? Y vislumbra miseria, epidemias, hambrunas, llanto y muerte de niños que deberían estar jugando. Y situaciones límite donde se es capaz de todo. Hasta donar tu propio cuerpo, tus vísceras, para que el otro viva. Y comer de tu amigo para sobrevivir. "No hay amor más grande que el que entrega la vida por sus amigos", escribe en la película uno de los protagonistas, que también perece. ¿A qué nos recuerda en nuestra tradición judeocristiana? En situaciones límite sacamos lo peor y lo mejor de nosotros mismos. A no ser que esta sociedad del fuego y la violencia nos destruya definitivamente, como el volcán Fagradalsfjall de Islandia cuanto toca.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Mª Pilar Martínez Barca)

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