Por
  • Isabel Nerín

Colores

El arco iris sobre Zaragoza.
El arco iris sobre Zaragoza.
Javier Belver / Efe

Rojo, amarillo, azul son los colores primarios según el modelo tradicional que mezclados dan los colores secundarios: naranja, verde y violeta. Como resultado de combinar primarios y secundarios aparecen los colores terciarios; todos suman los doce que aparecen en el circulo cromático ideado por Johannes Itten, pintor y diseñador de la escuela Bauhaus. El ojo humano es capaz de distinguir hasta 10 millones de colores a diferencia del de otros animales, por ejemplo los perros, que solo pueden ver dos colores: el amarillo y el azul violeta. Gracias a esa capacidad, los seres humanos vemos el mundo en color.

La percepción de los diferentes colores no es solo una cuestión superficial y estética, sino que tiene efectos sobre las personas e influye en nuestra psicología. La asociación entre color y emoción la utilizan disciplinas como el márquetin o la publicidad. Así el rojo es el color de la pasión y el azul transmite serenidad. Pero los colores no solo se asocian a emociones, sino que al igual que otros símbolos se relacionan con ideologías. Sin embargo, apropiarse de los colores contribuye a incrementar la polarización de la sociedad. Así el amarillo se lo apropiaron los independentistas y el morado un partido político que defiende torpemente el feminismo. La polarización, esa palabra protagonista elegida por la Fundeu en el año que acaba de concluir y que se refiere a colocarse en los extremos para confrontar, nos sitúa en la España del blanco y negro. Mejor usar los colores sin apropiarse de ellos.

Isabel Nerín es directora de la Cátedra SEMG-Estilos de Vida (Unizar)

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