Vocabulario

Diccionario de la lengua española
Diccionario de la lengua española
RAE

Hay palabras normales, discretas, que de pronto se vuelven llamativas y pegajosas, queriendo estar en boca de todos, desplazando a empujones a otras palabras más elegantes y apropiadas. 

En los medios audiovisuales la palabra ‘arrancar’ ha desterrado a sus hermanas ‘empezar’, ‘iniciar’ y ‘comenzar’. A todas horas escucho a presentadores y locutores decir que ‘arranca’ el nuevo curso. También ‘arranca’ la Semana de la Moda, y ‘arranca’ una nueva legislatura. Y a mí no me parece bien que se copien unos a otros, o que se contagien con una palabra que se hace viral sin saber cómo ni por qué. La pobreza de vocabulario es un síntoma de la pobreza de ideas que nos invade. ‘Enriquezca su vocabulario’ era una sección del Selecciones del Reader’s Digest de nuestra infancia que nos encantaba. Aprendíamos jugando. Consultar los diccionarios era obligado pues en ellos estaba la verdad. Hoy en día, gracias a internet y a los dispositivos móviles, podemos consultar cualquier diccionario en cualquier momento. Le pido a mi hermano que busque, mientras tomamos un aperitivo, el nombre de la botella de vino que es más grande que la mágnum. En poco rato nos aprendemos Jérobam, Matusalén, Baltasar, Nabucodonosor, y Salomón, que contiene 18 litros y es la que yo quiero que abran el día que me muera. Solo nos hemos bebido una botella de tres cuartos mientras charlamos y celebramos la vida. Es curioso que ese tamaño, el más corriente y universal, no tenga un nombre propio. Las palabras nos enriquecen y nos arropan, y ocasionalmente alguna se pone pesadita hasta que consigue volver a su sitio.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Cristina Grande)

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