Por
  • Ana María García Terrel

Soria y su Ateneo

El Ateneo de Soria
Soria y su Ateneo
Beatrixia

El Ayuntamiento de Soria ha publicado un extenso y cuidado libro titulado ‘El Ateneo de Soria. Medio siglo de cultura y reivindicación social (1883-1936)’. Su autor es Juan Antonio Gómez-Barrera, nacido en El Royo (Soria) en 1955, licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza, doctor en Arqueología por la UNED, catedrático de Instituto (hoy jubilado), colaborador en ‘Heraldo de Soria’, arqueólogo e investigador.

La obra pasa de las 600 páginas, incluyendo un abundante material gráfico. La impresión más inmediata que produce es el asombro ante un estudio tan exhaustivo, que ha dado como resultado no solo lo que el título indica, una historia del Ateneo, sino una visión de la vida cotidiana de la ciudad con sus inquietudes y sus problemas, que en numerosos casos parecen ser los actuales.

El Ateneo soriano nace en 1883 teniendo su sede en el Casino de Numancia, en plena calle del Collado, en sus emblemáticos soportales. La ciudad no pasaba mucho de los 7.000 habitantes, pero ya bullía en ella un afán de superación plasmado en el desproporcionado número de periódicos que aparecían y a veces desaparecían en poco tiempo, pero se hacían eco del pensamiento del grupo que los fundaba. Los ateneístas de la primera época eran próceres pertenecientes a la intelectualidad del momento que tenían como lema elevar el nivel cultural de sus conciudadanos mediante veladas literarias, conferencias, conciertos y charlas en las que se debatían temas de actualidad. En esta primera época (1883-1918) hay un hecho destacado que es la presencia de Antonio Machado en Soria.

Un exhaustivo estudio recoge la historia del Ateneo de Soria y, a la vez, traza una visión de conjunto sobre la capital soriana a finales del siglo XIX y comienzos del XX

De 1918 a 1932 el Ateneo vive su época triunfal y en este caso su gran dinamizador es otro catedrático del instituto: Gerardo Diego, que imprime a la vida ateneísta una faceta musical y teatral. No me resisto a incluir aquí un suceso muy especial y de interés para la historia de nuestra literatura. Un grupito de ateneístas, jóvenes, amigos, deciden hacer una excursión al cercano monasterio de Silos, donde se alojan. Al caer la tarde, Diego se abstrae contemplando el altísimo ciprés del claustro y en su libreta improvisa un soneto que al día siguiente leerá a sus compañeros, y uno de ellos, Ángel del Río, luego hispanista y amigo de Lorca en Nueva York, le pide que se lo dedique. De este modo ocasional pero pleno de emoción, surgirá este poema que hoy es tan conocido y recitado.

Durante esta etapa, dos polémicas acaparan la vida de la ciudad. La primera descansa sobre la pintoresca proposición de un grupo que quiso cambiar el nombre de Soria capital por el de Numancia. Tan estéril debate enfrentó a medios de comunicación locales y a grupos de ateneístas en una pelea que hoy se nos antoja incomprensible. Otro tema que sacudió la opinión pública fue el de las pinturas de la singular ermita mozárabe de San Baudelio de Casillas de Berlanga. Turbios manejos de usureros anticuarios compinchados con codiciosos vecinos de la zona dieron como resultado un doloroso expolio.

Sin embargo, entre 1924 y 1931 la vida cultural de Soria y del Ateneo languidece. Se publican dos obras importantes, ‘Soria. Guía artística de la ciudad y su provincia’ y ‘Soria, la ciudad del Alto Duero’, pero surgen otros movimientos como el Ateneo Republicano que minan su actividad. Aún llegan por allí Lorca con su Barraca o M.ª Teresa León, la mujer de Alberti, con sus charlas, pero los socios disminuyen, las cuotas no se pagan. Los sucesos políticos son de tal entidad que lo eclipsan. Aún se debate entre los ateneístas si el auge del deporte entre la juventud les empieza a quitar parroquia. La ciudad mejora, se logra el ferrocarril de Burgos a Calatayud, se repuebla el bello parque de la Dehesa, se construye el puente de hierro sobre el Duero, pero el Ateneo tiene sus días contados y la sublevación de 1936 le dará la puntilla.

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