Los servicios sociales en el mundo rural son responsabilidad de las comarcas. 

La necesidad de una atención continua en los servicios sociales guarda cierta semejanza, o debería guardar, con los servicios de salud. De ahí que, en algunas ciudades –por ejemplo, en Madrid– se hayan establecidos servicios sociales de urgencia que se desplazan a los lugares donde se plantean necesidades que no pueden esperar, fuera de todo horario laboral. En Madrid se le conoce como el Samur Social, por el paralelismo con las urgencias sanitarias.

El Consejo Comarcal del Bajo Aragón-Caspe ha decidido establecer un protocolo que dé respuesta a situaciones de vulnerabilidad, abandono o desamparo, que requieran intervención inmediata y que no puedan ser atendidos en el horario de oficina de los servicios sociales comarcales, de 8.00 a 15.00.

La Comarca de Caspe trata de dar concreción al Decreto del Gobierno aragonés de 2016, que regulaba la organización de estos centros y que establecía que todos ellos debían contar con un servicio de 24 horas. Desde instancias como ayuntamientos, Guardia Civil, centros de salud o colegios podrán informar al personal de servicios sociales de los problemas que se planteen. En Caspe se han establecido turnos de guardia con cuatro trabajadores sociales, más la psicóloga y el coordinador, para atender aquellas situaciones en que no se puede esperar, como abandono, crisis familiares, violencia o desamparo.

Estas urgencias sociales deberían generalizarse en ciudades y pueblos, por la dificultad en ocasiones de dar respuesta a problemas que se plantean. En el caso de las comarcas hay algo que es básico: como cualquier otro escalón administrativo, las comarcas no tienen más objetivo que el de prestar mejores servicios a los ciudadanos. Si no es así, carece de todo sentido su existencia. Las comarcas tienen que demostrar que son algo más que otra estructura administrativa con cargos, sueldos, dietas y parafernalia.

Es preciso revisar si de verdad contribuyen a vertebrar el territorio, a impulsar el desarrollo rural y a mejorar los servicios sociales. Los responsables de las comarcas consideran que para un servicio más eficaz deben contar con una financiación que vaya a la cartera de servicios. Culpan a la falta de financiación, que debería ir aparejada a la cartera de servicios. Critican los ajustes en la atención al medio rural aragonés.