Kalush Orchestra, de Ucrania, ganadores de Eurovisión 2022. ITALY MUSIC EUROVISION SONG CONTEST
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ALESSANDRO DI MARCO/EFE

No sé si fue sorpresa o nos tocó a todos el corazón. 

El pegadizo rap ‘Stefanie’, interpretado por la Kalush Orchestra ucraniana, resultaba vencedor de Eurovisión por un abrumador voto del público: "Stephanie, mamá, mamá Ste-phanie, / el campo florece y se vuelve gris". Reino Unido gana con ‘Space Man’, la visión de un astronauta de la Tierra, y Chanel ganó el cobre para España con su espléndida y emotiva puesta en escena de ‘SloMo’.

Raphael, Massiel, Salomé, Julio Iglesias, Karina, Betty Missiego, Azúcar Moreno, Sergio Dalma, Serafín Zubiri… y en el nuevo milenio David Civera o Rosa López. La edición de 2022, tras una devastadora pandemia, en un mundo convulso y regresivo, ha sido algo más que lucha por el triunfo, pasiones desatadas y vítores de fans.

La ruptura amorosa de Cornelia Jakobs (Suecia); el mantra espiritual de la canción serbia –"Mens infirma in corpore sano. / Animus tristis in corpore sano. / Mens desperata in corpore sano"–; los ‘escalofríos’ de la italiana; el intérprete con síndrome de Asperger y homosexual; la ternura encarnada en Rumanía… Ha pasado la moda de la estética por la estética, los frikis de penúltima generación, los efectos especiales vacuos. Algo nos ha cambiado muy adentro.

La expulsión de Rusia del festival, la media docena de países desconectados de la votación por irregularidades en la fase previa hablan por mil imágenes. Las rabietas de Putin, soltando fósforo blanco sobre más civiles, masacrando inmisericordemente Kiev, disponiendo a su antojo de los prisioneros de la acería de Azovstal, expulsando a diplomáticos españoles y europeos dan buen testimonio de la más peligrosa esquizofrenia de quien quiere erigirse en zar del cosmos.

Cortar puentes, amenazar a los inminentes miembros de la OTAN, sembrar de miseria y cadáveres el cosmos. Una madre militar trasladando a una niña a lugar seguro, el vídeo que la orquesta Kalush ha grabado en Bucha, Irpin, Borodyanka, Kostomel y otras ciudades bestialmente devastadas. El himno de la guerra.

"La sociedad rusa solo despertará si hay una derrota militar" (Maxim Ósipov, escritor ruso exiliado en Alemania). Pensábamos que la música amansaba a las fieras. No a un psicópata.

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