Vacunas y canutos

Esta evaluación solo versará sobre el cannabis y sus derivados para fines médicos, pues la OMS subraya los daños para la salud del consumo con fines recreativos.
'Vacunas y canutos'
Efe

Imaginen un lugar donde, por estar vacunados, se ofreciera a los viandantes una dosis de cannabis para liar su propio porro. 

Fue idea de un grupo de activistas que quiso celebrar así la nueva ley que permite el uso recreativo de la marihuana en el estado de Nueva York. Cientos de personas se dieron cita en Union Square, encrucijada neoyorquina de protestas y reivindicaciones, convertida en ágora moderna de nuestra era de asfalto. Con esa iniciativa pidieron su legalización a nivel federal y celebraron el 20 de abril, 4/20 según los estadounidenses, en recuerdo de cinco estudiantes californianos que, en los setenta, designaron con aquellas cifras reuniones clandestinas a las cuatro y veinte de la tarde para fumar bajo una estatua de su instituto. Casualmente, la escultura de acero y granito homenajeaba a Louis Pasteur, al que debemos el tratamiento de la leche para su seguridad alimentaria, pero también el desarrollo de vacunas.

Mientras, a una amiga aragonesa le recomiendan el uso de cannabis con cuentagotas para aliviar su dolencia. Quisiera verla inmunizada en el Village neoyorquino, paseando su canuto medicinal como premio, pero está en esa edad difícil a la que aún no le ha tocado el ansiado pinchazo. Y de viajar, nada. De porro no tengo más que esa otra acepción de la palabra, la de persona torpe y necia, pero le mando unos versos de Lorca y su libro rescatado ‘Tierra y luna’ (Ediciones 4 de agosto): "¡Las hierbas!/ No solloces. Silencio. Que no nos sientan./ Espera./ Se cayeron las estatuas/ al abrirse la gran puerta".

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