cultura

"Si se desprecia la tauromaquia, se desprecia el arte, se desprecia a España"

Los grandes referentes del mundo del toro en Aragón censuran la medida del Gobierno de suprimir el Premio Nacional de Tauromaquia.

Raúl Aranda se emociona acariciando a Saladillo, el toro de Galache que le llevó a la eternidad.
Raúl Aranda se emociona acariciando a Saladillo, el toro de Galache que le llevó a la eternidad.
Guillermo Mestre

“La tauromaquia molesta al Gobierno. Y el gobierno quiere que deje de molestar. Y le estoy hablando muy fino...”. Raúl Aranda dixit. Al único torero aragonés acartelado en la gran corrida del año, la corrida de la Beneficencia en Las Ventas, único festejo al que asiste siempre el jefe del Estado (Beneficencia del 72, junto a Paquirri, con Álvaro Domecq a caballo por delante), le costaba hablar en este viernes en que se ha conocido que el Ministerio de Cultura ha tomado la decisión de eliminar la tauromaquia de la lista de premios nacionales que concede anualmente. De hecho, este año no realizará la convocatoria, y se están iniciando los trámites para excluir definitivamente los toros de estos galardones. 

El nuevo puyazo se suma a otras acciones adoptadas por el ministro Ernest Urtasun. El actual responsable de Cultura, que ha llegado a afirmar que la tauromaquia es una actividad “injusta, sádica y despreciable”, ya decidió no otorgar ninguna Medalla de Bellas Artes a personas vinculadas a la tauromaquia en 2023. Los Miuras, el mítico hierro que se llevó la vida de Manolete (Islero, 29 de agosto de 1947, en Linares) son los últimos representantes del mundo del toro en recibir esta distinción, otorgada en 2022 por el anterior ministro de Cultura, Miquel Iceta.

Desde que tomó posesión de la cartera, Urtasun, ministro de Sumar, despertó las alarmas en el sector del toro, al tratarse de uno de los grandes impulsores de las enmiendas contra las ayudas al ganado bravo en el Parlamento Europeo. Pese a todo ello, fuentes del Ministerio aseguran que la decisión no obedece al gusto personal de Urtasun, sino que, como ya ha explicado él mismo en otras ocasiones, las tradiciones evolucionan y el sentir mayoritario de la sociedad española está contra el maltrato animal, por lo que determina “no premiar el maltrato animal”.

José Luis Marcuello, en la finca de Los Maños.
José Luis Marcuello, en la finca de Los Maños.
Francisco Jiménez

El ganadero José Luis Marcuello, representante del prestigioso hierro aragonés de Los Maños, también fruncía el ceño al conocer la noticia. “Se han empeñado y poco a poco están eliminando la tauromaquia. Al menos, es lo que están intentando. Esta medida es una más. En esta decisión no valoran el daño que están ocasionando. Nosotros trabajamos en nuestra ganadería, desarrollamos un gran esfuerzo para, por ejemplo, ofrecer una buena corrida el próximo domingo en que lidiamos en Madrid”, apuntó Marcuello. El hierro de Los Maños parió reses de verdadera entidad, como Quejoso, indultado en la plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza en 2014, 250 años después del último toro que salió vivo del coso de Pignatelli después de haber pisado el ruedo. El hecho de lidiar en Las Ventas es indicador del nivel alcanzado por Los Maños.

Enrique González Berrozpe ‘el Bayas’, otro de los grandes matadores que ha dado Aragón, también estaba indignado tras conocerse la decisión. “Estamos hartos. Hacen lo que quieren y no dan ninguna explicación de nada. La tauromaquia es cultura, forma parte de España; pero al Gobierno le da igual. Esto acabará siendo como Venezuela, donde también quitaron los toros. Hay muchísimos problemas antes en España que los toros, pero no conviene hablar de esos problemas y sí de los toros”, se lamentó el Bayas, triunfador en la Feria del Pilar de 1982 con el toro Roquito, de Salayero y Bandrés, el mismo hierro que Avispado, el toro que se llevó la vida de Paquirri (26 de septiembre de 1984, Pozoblanco, Córdoba). Además, el Bayas se cobró la mejor estocada de la Feria del Pilar de 1982, 83 y 84, y cortó oreja en Madrid en 1983 con un toro de Morube.

El periodismo también estaba herido en esta triste mañana taurina de primavera. Ángel Solís, referencia indiscutible del periodismo taurino en Aragón, así lo manifestó. “Es una incongruencia total. Si se desprecia la tauromaquia, se desprecia el arte, se desprecia a España. Y el arte no solo es el toro o el toreo, sino que reúne valores que emanan de la lidia: la música, la pintura, la literatura... El que no sabe es como el que no ve. Estamos ante la dictadura del buenismo", afirmó el maestro Solís. 

El apoderado Antoñín Castilla, a la derecha, junto al ganadero López Gibaja y el empresario Carlos Zúñiga.
El apoderado Antoñín Castilla, a la derecha, junto al ganadero López Gibaja y el empresario Carlos Zúñiga.
Rubén Losada

Los apoderados, sector esencial en el mundo del toro, también estaban profundamente dolidos. Antoñín Castilla, apoderado del matador aragonés Carlos Gallego, estaba que trinaba. “Estoy muy mal. El mundo del toro está perseguido. Estoy muy decepcionado. La tauromaquia son más de 300 años de tradición, de esencia de España. A la tauromaquia se han acertado los mejores poetas, pintores…; ¡pero eso no es cultura para esta gente que manda!”, exclamó.

El Bayas, en sus tiempos de gloria.
El Bayas, en sus tiempos de gloria.
Heraldo

Raúl Aranda, símbolo eterno del toreo en Aragón, cerró con una reflexión profunda. Y no solo sobre tauromaquia… “Quizá sea lo que merezcamos. Porque no hacemos nada para que todo esto no pase. Está claro que esta medida contra la tauromaquia la hace el Gobierno para reírle las gracias a determinados partidos políticos, claramente antitaurinos y antiespañoles, que son necesarios para mantener el propio Gobierno. La supresión de los toros en Barcelona y en Cataluña ya acaeció hace lustros. Ahora se están comenzando a atrever con España entera. Seguimos lamentándonos, pero no hacemos nada… Así nos va, así nos irá...”, concluyó el maestro Aranda.

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