La protagonista de ‘Siempre nos quedará mañana’ es una mujer como lo han sido tantas -y lo siguen siendo- que el mismo día/noche que se casó descubrió que lo había hecho con un pedazo bestia. Este es el punto fijo en torno al cual gira ‘Siempre nos quedará mañana’, un melodrama al mejor estilo italiano, rodado en blanco y negro y escrito y dirigido por una hasta ahora actriz, Paola Cortellesi que, en su primer trabajo como realizadora, demuestra saber mucho de cine y, sobre todo, de cómo contar una historia dura, muy dura, con un estilo rompedor, en el que evita al espectador imágenes muy crudas, aunque las intuya, y que tiene la virtud, y la inteligencia, de construir un melodrama como si ella misma formara parte del selecto grupo de los clásicos italianos.

‘Siempre nos quedará mañana’ se desarrolla en Roma, tras la caída de Mussolini y la llegada a Italia de los aliados. En ese escenario, con personajes que han conocido los desastres de la guerra y del fascismo, pero, también, en el que las mujeres sufren algo a lo que están tan acostumbradas desde siempre, el maltrato de los hombres, es en el que se desarrolla este estupendo melodrama sobre una mujer maravillosa, y sufridora, que representa a otras tantas que han pasado la vida como esclavas dominadas por un marido que disfrutaba haciéndolas sufrir.

Paola Cortellesi narra esta historia con un estilo original y sorprendente, despistando al espectador cuando disfraza una paliza como si de una coreografía se tratase o poniéndole música a secuencias de enorme dramatismo. La directora maneja la historia con firmeza y acierta tanto en cómo trata a sus personajes, y el magnífico trabajo que hace con sus actores, como con el singular estilo con el que cuenta la aventura vital de sus personajes. No sé si estoy ante una película perfecta, pero sí ante una que me ha gustado mucho, que afronta con realismo y verdad el maltrato y el machismo, y que habla de mujeres tan castigadas como estupendas.