Mario Vargas Llosa: "Escribiré hasta el último día de mi vida"

A sus 87 años, el escritor reivindica la literatura como una mentira que nos da la vida.

El escritor Mario Vargas Llosa en una imagen de archivo.
El escritor Mario Vargas Llosa en una imagen de archivo.
EP

A sus 87 años Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936) se siente en paz consigo mismo. Da por cumplida su andadura novelística con 'Le dedico mi silencio' (Alfaguara) una utopía sobre un Perú democrático y en paz y una declaración de amor hacia la música criolla que dedica a su exesposa Patricia. Sin ánimo para una gira promocional, el Nobel de Literatura responde por escrito a un cuestionario formulado por un reducido grupo de periodistas. Dispuesto a escribir hasta el final de sus días, reivindica la literatura como una mentira que nos da la vida.

Ha escrito 20 novelas en 60 años y dice que esta será la última. Seguro que en su cabeza bullen muchas más ¿No las escribirá?He decidido que sea la última. Hacer una novela me toma tres o cuatro años y, aunque me crea un Matusalén, no aspiro a vivir tanto. Así que he terminado esta historia a la que le tengo mucho cariño. Pero seguiré escribiendo hasta el último día de mi vida. Ahora trabajo en un ensayo sobre Sartre, que tanto me influyó en mi juventud. Ojalá me alcancen las fuerzas para seguir haciéndolo.

¿Merece la pena dedicar toda una vida a la literatura?Claro. Las personas que más admiro son los escritores que continuaron hasta el último instante imaginando historias. Ahora que miro hacia atrás, allá quedan los amigos y las ilusiones que tanto me ayudaron a sostenerme vivo y escribiendo. Y no podría estar más agradecido. La literatura es una vocación, y si uno no se entrega a su vocación, vive frustrado. La gente más infeliz que he conocido no hacía lo que le gustaba. He tenido la suerte de dedicar mi vida a hacer lo que me gustaba y me sigue gustando.

¿Esta novela encierra la banda sonora de su vida?No sé si tanto, pero le pone música a mi vida y mi literatura. Trabajé como un diletante más, sin saber dónde iba y cómo terminaría la historia. Ha salido así y me alegro de su espíritu optimista tras escribir tantas historias pesimistas. Expone un motivo de orgullo de nuestra cultura y la música es parte esencial en ella. Hay música en algunas novelas mías, pero en ninguna había sido tan importante ni un asunto central.

¿Los seres humanos estamos condenados a masacrarnos?. Lo vemos en Gaza, Israel y Ucrania, como lo hemos visto a lo largo de la historia. ¿No tenemos remedio?No hay que aceptar las predicciones pesimistas. Los problemas se resuelven poco a poco, a pesar de que algunos locos insistan en esas masacres horrendas. La democracia ha hecho avanzar mucho a las naciones que la practican. Las últimas desgracias que vemos, como la ocurrencia de Putin de apoderarse de Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina, no deben mantenernos indiferentes. Hay que apoyar a quienes, como los ucranianos, están dando la batalla con mucho coraje por un mundo libre. No pierdo la esperanza de que se llegue a un acuerdo en Oriente Medio que detenga el terrorismo islamista contra Israel y que haga justicia a los palestinos, que han sufrido mucho. Un asunto sobre el que he escrito mucho. Ojalá se logre evitar que sigan los bombardeos contra Gaza.

¿Hay guerras justas e injustas?Las hay de todo tipo. La de Ucrania, por ejemplo, es sumamente injusta por la voracidad de un sujeto que carece de elementos para materializar sus apetitos. La guerra contra Hitler era una guerra justa, evidentemente. Y, en general, cuando un país es invadido, tiene el derecho de defenderse.

El tema central de su novela es la utopía, pero un mundo en paz y un Perú armonioso, aún son utópicos ¿Qué utopías ha visto cumplidas y cuáles tiene por cumplir?Quizá mi novela representa una utopía. Cuando uno está viejo, ve el progreso que no se percibe cuando eres joven. Entonces, todo nos parece al alcance de la mano y queremos tomar atajos. Con el tiempo, descubres que el verdadero progreso es siempre inesperado y a tientas, gradual, hecho de avances y retrocesos, como en el Perú.

La mentira vuelve a imperar en la política y en la vida, en la propaganda a través las redes y webs, y la inteligencia artificial. Y estuvo y está en la literatura, que es una mentira prodigiosa muy verdadera. ¿Debemos entonar el réquiem por la verdad?La literatura es una mentira que nos permite vivir. Las otras mentiras perjudican la vida política y social, y nos impiden informarnos adecuadamente y tomar decisiones correctas. Esa es la gran diferencia. La mentira literaria encierra grandes verdades, pero de forma soslayada, escondida, al revés de lo que ocurre en la mentira informativa. Al investigar para una novela procuro informarme bien acerca de la realidad sobre la que pretendo escribir para luego mentir con conocimiento de causa a través de la ficción.

En los últimos años, su vida personal ha generado quizá más atención que su vida literaria. ¿Le molesta, le preocupa, le ofende...?Me molesta que la chismografía se haya apoderado de una parte de mi vida, pero no me preocupa ni me ofende. Lo importante para mí serán siempre las novelas y los ensayos, la cultura y las ideas liberales que llevo años defendiendo. La gente que tiene claras esas prioridades no hace caso a las tonterías que dice cierta prensa sobre mi vida, y que con frecuencia son inventadas.

¿Está en paz consigo mismo?Creo que sí. He llegado a mis 87 años muy tranquilo y trabajando hasta el hartazgo. Me parece que voy a cumplir aquello de quedarme con un lapicero en la mano. Sería mi ideal: morir en medio de una palabra que se quedó sin terminar.

La música criolla, en especial el vals, ha sido un amor secreto ¿Tiene otros?Creo que no tengo amores secretos. El vals criollo y la artista con la voz más extraordinaria que haya visitado nuestros escenarios, Cecilia Barraza, lo eran. Pero ya no. Es tan pública mi admiración que la he convertido en personaje. Aún me emociona oír su vocecita en las canciones que perfeccionó con sus magníficas interpretaciones. Siempre he escuchado música criolla. Más en los últimos años, mientras escribía los primeros borradores de esta novela en mis caminatas matutinas.

¿La esencia de un país está en su música?
Los músicos o los instrumentistas le responderán lo mismo. La música es una expresión de un pueblo que se felicita a sí mismo cantando y bailando. Ojalá que en el Perú asumiéramos nuestras virtudes en el campo musical. Sería maravilloso que todos los peruanos valorasen sus preferencias musicales. Yo las he tenido y estoy orgulloso de ellas. Hace muchos años, cuando en la imaginación trataba de bailar con las chicas más bonitas este tipo de música, quién me iba a decir que escribiría esta novela. Estoy muy contento por escribirla pero me gustaría que levantara la ilusión de los peruanos que la lean. Que descubran que Perú, ese país tan querido, fue grande y volverá a serlo si un día nos ponemos a ello. Y que el arte y la cultura pueden lograr lo que la política no ha sido capaz de conseguir: que gentes de distintos estratos se identifiquen con una misma forma de expresión cultural.

¿En España es imposible generar una idea de país?España es un país grande, del que me siento parte. Lamentablemente, ahora está muy lejos de América Latina, en gran parte por su filiación a Europa, Pero, al tiempo, a medida que los latinoamericanos se desentienden de sus países, fortalecen España porque la inmigración latinoamericana, con todos los desastres que se han producido allí en los últimos años, ha sido constante. Esta bien que sea así. España es un país que nos tiende la mano, muy afín a nuestros países. Y la cultura, los libros en particular, también establecen un vínculo entre españoles y latinoamericanos. Muchos escritores españoles tienen éxito al otro lado del Atlántico, y es justo que aquí haya una curiosidad por la literatura latinoamericana, como la hubo en los años 60 y 70, gracias a lo cual muchos escritores pudimos darnos a conocer.

Usted sufrió censura en distintas etapas de su vida, durante el franquismo en España y en los últimos años en países como China. El filósofo Zizek ha generado polémica por sus opiniones sobre el conflicto palestino-israelí en la Feria de Fráncfort. ¿La cultura de la cancelación es la peor de las censuras posibles?Es un grave atentado a la libertad de expresión y de pensamiento, y es una tragedia que se dé en tantas universidades y en el mundo cultural, donde vemos libros y obras de arte retiradas de circulación por culpa de una censura absurda. Hemos visto a muchos escritores, ensayistas y expositores en general impedidos de expresarse en lugares a los que habían sido invitados porque sostenían opiniones que la verdad única juzgaba inaceptables.

Se mostrado siempre atento a los escritores de nuevas generaciones. ¿Ha surgido ya el heredero de su literatura?La literatura es universal, y pueden salir modelos en tantas partes y lenguas. Lo seguro es que mi obra tendrá sus cultores y también, por supuesto, sus críticos y burladores. Y hasta puede que imitadores. Unos y otros me dan un auténtico placer. He escrito artículos sobre autores contemporáneos más jóvenes, por ejemplo sobre el libro del escritor mexicano David Toscana, 'El peso de vivir en la tierra', ganador el Premio de la Bienal de Novela que lleva mi nombre, un libro que me gustó mucho.

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