Sarah Polley llevaba una larga carrera como actriz -protagonizó dos de las mejores películas de Isabel Coixet, ‘La vida sin mi’ y ‘La vida secreta de las palabras’- cuando decidió convertirse también en directora. En 2006 se estrenó con la delicada y amarga ‘Lejos de ella’, basada en una obra de Alice Munro, y, tras unos pocos trabajos, porque no se prodiga detrás de cámara, llega ahora uno de los más recientes, ‘Ellas hablan’. En él, Polley también se apoya en una novela, en este caso de Miriam Toews, quien en su libro desarrolla una historia real que sucede en un escenario que ella conoce bien. Toews creció y vivió hasta los 18 años en una comunidad menonita, como la que aparece en el filme.

‘Ellas hablan’, candidata a los próximos Óscar por película y guión adaptado, se centra en los sucesos acaecidos en una comunidad menonita en la que, como se cuenta en los minutos iniciales, los hombres drogan a las mujeres, y a las niñas, para poder violarlas por la noche. A la mañana siguiente, les dicen que ha sido el diablo. Entonces, tal y como apunta el título, las mujeres de la comunidad se reúnen para decidir qué van a hacer. A partir de aquí, la historia se centra en el debate de estas mujeres, tiempo en el que salen, igualmente, a relucir las miserias, y la violencia y los abusos que han tenido que soportar como si fueran esclavas.

Película en la que el diálogo y la palabra son fundamentales, ‘Ellas hablan’ llega con el aval de un reparto excelente, en el que figura un grupo de actrices, conocidas o no, famosas o no, que logran momentos sublimes y que, con su interpretación, logran que el espectador entre en las vidas de sus personajes y se emocione, o quede conmocionado, por la experiencia que han vivido y el futuro que les espera.

Quizás, un ritmo narrativo más intenso, o un retrato más profundo de algún personaje, habrían hecho de ‘Ellas hablan’ una película mayor. Aun así, buena y muy interesante.