Por
  • Javier López Clemente

'Ay, Carmela': construir la memoria histórica de España

María Adánez y Pepón Nieto, en un momento de 'Ay, Carmela'.
María Adánez y Pepón Nieto, en un momento de 'Ay, Carmela'.
Heraldo.es

'Ay, Carmela' se estrenó en noviembre de 1987 en el Teatro Principal de Zaragoza. El programa de mano de aquella representación aspiraba a que la guerra civil tan solo fuera el escenario de dos personajes atrapados por su mala estrella, y que prevaleciera una idea transcendente: el teatro es un espacio evocador entre la realidad y el deseo que ofrece un albergue seguro a la memoria. La elegía de Carmela vuelve al mismo escenario para invocar a una sociedad que después de ochenta y seis años, todavía convive con compatriotas enterrados en cunetas.

'Ay, Carmela' ***
Autor: José Sanchís Sinisterra. 
Dirección: José Carlos Plaza. 
Reparto:María Adánez y Pepón Nieto. 

La función se sustenta en dos pilares: Anticipar un final trágico con el objetivo de comprometer al espectador de manera emotiva e intelectual. Generar un conflicto moral entre unos personajes que, tan antagónicos como inseparables, representan al pueblo español. Las interpretaciones de María Adánez y Pepón Nieto aportan frescura y credibilidad a una mujer valiente tan alejada de la política como rebosante de humanidad, y a un pobre diablo que sobrevive atrapado entre la cobardía y la precaución. Los peligros que acechan a la pareja siempre están fuera de escena y, aunque la escenografía los subraya en exceso con el simbolismo de una terna de banderas, como la dirección de José Carlos Plaza se recrea en las dudas y miedos que persiguen a Paulino, la tensión dramática se diluye hasta reducir el nivel de emoción que merece el momento culminante en el que Carmela alcanza la condición de mártir.

El texto de Sinisterra se cierra con un epilogo en forma de diálogo que se desvanece, como ahora ocurre en los parlamentos, entre el rojo desteñido de quien se evapora en los recuerdos, y un azul luminoso de miedo con panza llena. Entonces es cuando cristaliza el binomio emoción y reflexión, un lugar para construir la memoria histórica de España.

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