EXPOSICIONES. ARTES & LETRAS

Tres artistas y su brillante estela aquí y ahora: Noguero, Valdericeda y Fraile

Exponen sus obras, respectivamente, en La Casa Amarilla, la galería Antonia Puyó y la galería Antonia Puyó

Detalle de la obra 'Nebraska' de José Noguero en La Casa Amarilla.
Detalle de la obra 'Nebraska' de José Noguero en La Casa Amarilla.
La Casa Amarilla.

PAISAJE Y FÁBULA: JOSÉ NOGUERO

José Noguero está centrado en la pintura. Esta disciplina protagoniza su nueva individual en La Casa Amarilla. Y la protagoniza en un doble sentido, como medio y como asunto. Espero que se recuerde (pues lo merecía) su anterior exposición en Zaragoza, en el Paraninfo, que se tituló ‘Nada es estatua’. Noguero planteaba allí (con Chus Tudelilla como comisaria) una reflexión sobre la escultura que desbordaba los límites de esa disciplina, y donde la pintura tuvo ya un papel trascendente. En aquel contexto, la pintura podía verse como elemento escenográfico. Condicionados por estos precedentes, tienta pensar en sus cuadros como en telones para alguna representación, para una ópera germánica, una historia a lo Hansel y Gretel, donde la naturaleza se traga a los intérpretes.

Creo que es mejor, no obstante, plantearse estas obras como las de alguien que se trabaja la pintura desde dentro. El paisaje aparece en el canon de la modernidad como una antesala de la abstracción, al desvincularse de la anécdota, al dejar de ser un fondo y pasar a ser motivo, y después ausencia de motivo, eliminando la fábula. José Noguero, en una tradición romántica, hace una fábula del propio paisaje, que se llena de tormentas y de movimiento. En sus óleos, los colores parecen arrancados de la naturaleza, como si nos hubiéramos detenido en esas salas que algunos museos dedican a Corot y compañía, antes de pasar a los impresionistas.

Lo más interesante es, de todos modos, el tratamiento de esta pintura, una rara e inteligente objetividad, que deconstruye en elementos estructurales, nada viscerales, como tallados a escoplo, la hojarasca cromática. Las filosofías orientales, a las que el artista es devoto, no deben ser ajenas a esta íntima distancia.

Una instalación de Olalla G. Valdericeda.
Una instalación de Olalla G. Valdericeda.
Galería Antonia Puyó.

EL LENGUAJE PATRIARCAL: OLALLA G. VALDERICEDA

Como siempre, la galería Antonia Puyó cuida sus hojas de sala. Para la segunda individual en este espacio de Olalla G. Valdericeda, el texto lo ha escrito Nerea Pérez de las Heras, conocida como autora de ‘Feminismo para torpes’ (pieza teatral que derivó en vídeos virales y terminó siendo un libro). Ella nos da una clave de esta exposición: "La idea de la autoridad patriarcal como normalidad difícilmente perceptible". No es tanto lo obvio como lo difuso, lo escondido en el lenguaje, lo que busca el arte, aquello que la comunicación convencional atacaría con dificultad. En trabajos anteriores, Valdericeda ya nos tenía acostumbrados a unos mensajes políticos tan sutiles como efectivos.

Las obras que configuran su nueva individual hablan de la violencia contra la mujer, pero no ocupándose de las víctimas, como sería lo inmediato, sino de los hombres que la ejercen, quienes, como dice Pérez de las Heras «no son monstruos, sino hijos sanos del patriarcado».

‘Qué tienes en la cabeza’ es un conjunto de diez papeles, diestramente dibujados y caligrafiados. Un muestrario, aparentemente objetivo e irrelevante, de armas e instrumentos, bajo los cuales se apunta cada vez su nombre, una definición, y una expresión verbal. Una escopeta, por ejemplo, con la expresión asociada: "Salir de caza". Instrumentos físicos y verbales que imaginamos en manos de varones, y cuyas connotaciones fálicas van haciéndose notorias, igual que se evidencia el trasfondo brutal de tantas expresiones que pueblan, desde muy temprano, las conversaciones masculinas.

También difícil de olvidar, la instalación ‘Polvo eres’, con esa frase como pronóstico nefasto en la pizarra: "Este niño será el terror de las nenas".

Una de las obras que expone Jesús Fraile.
Una de las obras que expone Jesús Fraile.
Galería Cristina Marín.

HONESTIDAD BARROCA: JESÚS FRAILE

La violación de los límites del cuadro es algo que ya practicaron las vanguardias primeras, y que se hizo popular en los años setenta. En realidad, el barroco ya se había entregado a ello sin restricciones, tal como se observa en las decoraciones de iglesias y palacios. Y este espíritu barroquizante es el que respiran las últimas pinturas de Jesús Fraile. Algunas de ellas tienen el aire de altares laicos, desde las más sencillas (en apariencia), con lienzos apoyados sobre un soporte de madera, hasta las mayores y más complejas, a modo de trípticos, donde se introducen múltiples elementos de distorsión.

También el espejo puede ser otra clave de lectura, ese espejo al que no le basta su condición de laberinto (a la que alude Borges) sino que exige el aderezo del marco, de imágenes alegóricas alrededor, para reforzar la idea de ilusión en lo que vemos. Junto a los rectángulos, metáforas de las ventanas, los óvalos, asociables al espejo, son formas que abundan y juegan en su nueva exposición.

Todo lo que tiene de tramoya esta obra lo tiene de sinceridad, al presentarse descaradamente como trampa para el ojo. Las lecciones de los maestros de la pintura y de la interacción cromática (Kandinsky, Albers) circulan por estos trabajos, donde vemos avanzar o retroceder los colores según su temperatura, y nos seducen las líneas, actuando como reguladoras del tráfico visual. Impera también el sentido del humor, presente en los títulos, y en la forma lúdica como los elementos transgreden las convenciones.

Los gestos pictóricos, por ejemplo, que se convierten en personajes como de cómic, sujetos de representación. Falsos trazos habitados, por cierto, por hermosas gradaciones de color.

PINTURA

'Pintura, brincar sobre el abismo'. Pinturas de José Noguero. La Casa Amarilla. Hasta el 26 noviembre.

DIBUJO E INSTALACIONES

'Re(vólver)'. Dibujos e instalación. de Olalla G. Valdericeda. Galería Antonia Puyó. Madre Sacramento, 31. Hasta el 27 de noviembre.

PINTURA

'Aguantando la respiración'.  Pinturas de Jesús Fraile. Galería Cristina Marín. C/ Manuela Sancho, 11. Hasta el 28 de octubre.

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