Florencio Domínguez: "A ETA le cuesta asumir su historia de dolor y de fracaso"

Nacido en Caparroso (Navarra) en 1956, acaba de recibir el Premio de Periodismo Francisco Cerecedo. Es un experto sobre el terrorismo de ETA.

Florencio Domínguez, en Zaragoza.
Florencio Domínguez, en Zaragoza.
Guillermo Mestre

¿Se puso colorado al recibir el premio Francisco Cerecedo de manos del Rey?

Colorado, no sé, pero abrumado sí, por la nómina de los periodistas que lo han recibido antes.

Se valoró su periodismo de investigación del terrorismo, como el que hizo Xavier Vinader en la ya desaparecida ‘Interviú’. ¿Continuará ese modelo?

Sigue habiendo periodismo de investigación. Se han descubierto con un consorcio internacional los papeles en paraísos fiscales como Panamá. Pero también se hace en casos mucho más cercanos, aunque sean menos llamativos, como los periodistas que siguen historias de crímenes de ámbito más local.

Usted escribió ‘La agonía de ETA: una investigación inédita sobre los últimos días de la banda’.

El final de una organización terroristas como ETA suele ser largo y dura mucho tiempo. Algunas bandas terroristas de menos entidad que ETA, como la Baader-Meinhof alemana, tardaron mucho en disolverse, aunque ya no tenían capacidad de actuación. Les parece costoso asumir tantas biografías personales y tienen que arreglar cuentas con sus fracasos. ETA es una historia de mucho dolor y de fracaso y por eso les cuesta asumirlo.

¿Vamos a escuchar una petición de perdón de los terroristas?

Si los de la vía Nanclares lo han dicho con la boca pequeña, los demás lo dirán con una boca mucho más pequeña. Condicionar la obtención de beneficios penitenciarios al reconocimiento del dolor causado no implica sinceridad. Tienen que reconocer la ilegitimidad de sus acciones terroristas, no decir que causaban dolor, que ya lo decían en los comunicados de los atentados. No tenían derecho ni justificación.

¿El recuerdo de las once víctimas de la casa cuartel de Zaragoza hace 30 años fue un modelo para no perder la memoria?

En la sociedad hay gente que quiere olvidar; en Navarra y el País Vasco, muchos no quieren recordar el terrorismo por su complicidad con los hechos. Pero hay otra parte de la sociedad que lo que quiere es que no se olvide y por eso tuvo gran audiencia el documental sobre el 11-D, como la venta de la novela ‘Patria’. Es importante mantener vivo en la sociedad el recuerdo de las grandes vulneraciones de los derechos humanos, como cuando acabaron la Segunda Guerra Mundial y el holocausto nazi. Se mantiene en la sociedad alemana para prevenir que pueda repetirse. Con nuestro terrorismo pasa algo parecido: tenemos que recordar para que las nuevas generaciones sepan lo que pasó y no tengan la tentación de repetirlo.

¿Qué clave tiene el periodismo para atrapar a más lectores?

Ojalá tuviera la fórmula del éxito del periodismo, porque se me rifarían las empresas. Los ciudadanos quieren saber muchas cosas, hay que conseguir saciar esas necesidades. Ese es el problema a resolver cada día, aunque no hay recetas mágicas.

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