Dudas despejadas e incógnitas que persisten tras el encargo del rey a Sánchez

El proceso tiene de plazo hasta el 27 de noviembre para evitar la repetición de elecciones.

Pedro Sánchez anuncia la orden del Rey para intentar reelegirle como presidente del Gobierno.
Pedro Sánchez anuncia la orden del Rey para intentar reelegirle como presidente del Gobierno.
Juan Carlos Rojas/LaPresse

La decisión del rey de encargar al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que intente su investidura ha despejado algunas incógnitas pero no la mayoría de dudas en un proceso que tiene de plazo hasta el 27 de noviembre para evitar la repetición de elecciones.

Se daba por seguro que Felipe VI designaría a Sánchez como candidato tras la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, pero siguen vivos interrogantes como la fecha del debate en el que el jefe del Ejecutivo comparecerá ante el Congreso para solicitar su apoyo y si será capaz de lograr los votos necesarios.

Aunque en Moncloa se barajaba que no fijar unos días concretos para ese debate conllevaba el riesgo de que algunos partidos llevasen al límite del plazo las negociaciones, Sánchez ha preferido no atarse de manos.

Por tanto, pedirá a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que le dé tiempo para sus contactos y fijar más adelante esa fecha para su investidura.

Su objetivo, como ha dicho en su comparecencia tras ser designado candidato, es que sea cuanto antes, pero ahora mismo nadie se atreve a fijar el momento preciso aunque todo apunta que ese periodo puede dilatarse hasta noviembre.

Cuidar a Sumar

Él mismo sí ha querido aclarar que protagonizará en primera persona los contactos con los portavoces de todos los grupos parlamentarios del Congreso para persuadirles de que deben avalar su candidatura.

Pero empezará este mismo miércoles con su vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, a la que ha querido cuidar y dar un trato especial ya que es con su formación con la que aspira a reeditar el Gobierno de coalición progresista.

Además, la prioridad de ese encuentro busca apaciguar declaraciones como las que Díaz hizo la víspera afirmando que aún estaba muy lejos un acuerdo entre el PSOE y Sumar, un comentario que en la parte socialista del Gobierno se acepta como parte del juego pero sin temor alguno a que los problemas de la investidura puedan llegar por este lado.

Sánchez, que no se citará con Vox, espera reunirse también con Feijóo si el presidente de la oposición no lo rechaza, pero al recalcar que con el resto de partidos se verá con sus correspondientes portavoces en el Congreso ha descartado una foto conjunta suya con el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont.

La negociación con su partido, Junts, es la que se antoja como más difícil dentro de un proceso de diálogo que el candidato ha asumido que va a ser complejo pero al que ha reiterado que se va a dedicar en cuerpo y alma.

La palabra amnistía

En el centro de la negociación con ese partido, y también con ERC, va a estar la amnistía, pero no el referéndum de autodeterminación. Ha sido tajante el líder socialista en rechazar una consulta que no cabe en la Constitución, pero ha seguido abriendo aún más la puerta a la amnistía para los dirigentes independentistas catalanes.

No había pronunciado hasta ahora esa palabra, amnistía, ante las repetidas preguntas de los periodistas en semanas anteriores y tampoco lo ha hecho en esta ocasión, pero al ser preguntado por ella ha apelado a cuatro conceptos claves que alfombran el camino hacia esa medida: política, generosidad, compromiso y liderazgo.

Es más, ha dado por hecho que el Tribunal Constitucional tendrá que pronunciarse al respecto y validará el acuerdo al que espera llegar con las formaciones independentistas y con otros partidos.

Es decir, habla en genérico sobre ese pacto pero todo indica su disposición a una amnistía ante la que el PSOE se apresta a iniciar una labor pedagógica y que puede traer de la mano su investidura.

Si prometió que hablará claro y de forma transparente sobre ese y otros asuntos cuando llegase su turno, ese momento no ha sido tras recibir este martes el encargo del rey, sino que lo pospone para más adelante, para cuando la negociación esté avanzada o se haya cerrado el acuerdo.

Un acuerdo que no le vale que sea sólo para la investidura, sino que desea que sea para cuatro años, para conseguir una estabilidad que comenzará ligando el apoyo a ser reelegido presidente al compromiso de secundar el proyecto de ley de presupuestos para 2024. Le quedan 52 días para intentar hacer todo ello realidad.

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