Conseguir un servicio seguro, labor de todos

Todos tienen que poner su granito de arena para que el transporte urbano colectivo minimice los peligros.

Conseguir un servicio seguro es labor de todos
Conseguir un servicio seguro, labor de todos
CZ

Las razones por las que hacer uso del autobús en las zonas urbanas son innumerables, desde el ahorro de combustible al ahorro de tiempo y comodidad al no tener que buscar un lugar de aparcamiento al llegar al destino. No obstante, el óptimo funcionamiento de este medio de transporte público solamente resulta eficaz si los conductores de autobús, sus usuarios, los peatones y los conductores de otros vehículos lo permiten. Centro Zaragoza (CZ) ha analizado algunos de los peligros inherentes al autobús en el interior de las zonas urbanas. Se trata de detalles que conviene valorar para evitar que se generen potenciales situaciones de peligro, tanto dentro como fuera del vehículo.


La espera del autobús debe realizarse, evidentemente, en la parada correspondiente, a una distancia prudencial del vehículo al que se accederá. Los semáforos no son paradas de autobús, por lo que a los conductores no les está permitido recoger o dejar peatones en estos lugares.


Si entre la parada y la calzada discurre un carril bici, pese a tratarse de zonas de prioridad peatonal, el peatón deberá esperar el autobús sin invadir el carril reservado para ciclistas. El atropello de un ciclista a un peatón puede originar, tal y como indica Centro Zaragoza, lesiones relevantes en los implicados, incluso circulando a bajas velocidades.


Al subir y bajar del autobús, conviene asirse a las barras, evitando innecesarias caídas que, especialmente en personas mayores, pueden acarrear lesiones de gravedad. Además, antes de bajar del autobús es necesario verificar que se puede llevar a cabo esta operación sin entorpecer la marcha de otros peatones, bicicletas o vehículos, pese a que es quien baja del autobús quien goza de prioridad.

Una vez dentro

Un autobús, cuando se desplaza, circula junto a otros vehículos, realiza cambios de dirección, modificaciones en su trayectoria y frena, a veces de forma brusca, si las circunstancias así lo requieren. Realizar el viaje sentado es la mejor forma de prevenir los inerciales movimientos del autobús. Los asientos interiores deberán ser ocupados por las personas para las que resulte más peligroso ir de pie, como pueden ser ancianos, niños, mujeres embarazadas o personas afectadas por algún tipo de discapacidad. Las personas de movilidad reducida que utilizan silla de ruedas disponen de rampas de acceso al interior del autobús y de ubicaciones en las que utilizar el cinturón de seguridad.

Atención a los frenazos

Al ir de pie en el interior del autobús, conviene sujetarse a las barras y asideros interiores para evitar caídas. El diseño de estas o de las mamparas en el guarnecido del autobús, se hace de tal forma que sean lo menos lesivo posible si se produce un golpe de algún viajero contra uno de ellos. Pero no por ello estos impactos dejan de resultar dolorosos.


Además, si se transportan objetos, estos deben permanecer en el suelo. Es el propietario el encargado de sujetarlos, eso sí, sin obstaculizar el paso del resto de usuarios del autobús.


Centro Zaragoza recuerda también que la distracción es una de las principales causas de un accidente, razón por la cual hay que evitar dirigirse al conductor, excepto en aquellas ocasiones en las que sea necesario ante una situación de emergencia.

Carriles bus

El atropello de un autobús a un peatón suele derivar en lesiones de gravedad extrema. Los datos con los que cuenta CZ indican que un gran porcentaje de estos se producen en vías en las que todo tipo de vehículos circulan en una dirección y solamente los autobuses lo hacen en la opuesta. Un exceso de confianza o un despiste por parte de un peatón puede originar una situación de riesgo si el autobús se aproxima por el carril reservado exclusivamente para su circulación.

Tranquilidad

Si se produce un accidente debe mantenerse la calma, saliendo rápida y ordenadamente, sin preocuparse por los objetos que se transportan, salvo que constituyan un obstáculo para el resto de pasajeros. Si fuera necesario, deberán accionarse los dispositivos de apertura de puertas o, incluso, hacer uso de las ventanas diseñadas como salidas de emergencia.


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