La presidencia española en la UE: del terremoto político al éxito legislativo

En medio de la tensión doméstica, se ha sacado adelante expedientes complicados como la Ley de IA, la reforma del mercado eléctrico y, sobre todo, el pacto sobre Asilo y Migración.

Pedro Sánchez, junto a Charles Michel y Ursula von del Leyen, durante el balance de la presidencia española de la UE.
Pedro Sánchez, junto a Charles Michel y Ursula von del Leyen, durante el balance de la presidencia española de la UE.
OLIVIER HOSLET/EFE

España clausura este domingo su quinta presidencia del Consejo de la Unión Europea, un semestre marcado por el adelanto electoral y por el ruido del debate político doméstico, que ha ido de menos a más y que ha culminado con un rotundo éxito de producción legislativa.

A solo 33 días del arranque del mandato europeo, un terremoto político con epicentro en España sacudió Bruselas: el presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, adelantaba la convocatoria electoral al 23 de julio, coincidiendo con el inicio de la presidencia europea.

Todos en la capital comunitaria aseguraban en público que España desarrollaría una "presidencia eficaz", dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

En privado, muchos eurócratas coincidían en que los comicios apenas afectarían a la maquinaria administrativa, porque está bien engrasada y aguantaría incluso un cambio de gobierno, pero temían que los comicios y sus derivadas desviasen la atención política.

"Ha estado secuestrada por la política doméstica, sobre todo al principio", aunque "sí que es verdad que los últimos días han sido muy buenos para el resultado de la presidencia", resume para la directora de la oficina en Bruselas del laboratorio de ideas Centro para la Reforma Europea (CER) y consejera del Real Instituto Elcano, Camino Mortera.

La presidencia de turno del Consejo prepara y preside durante seis meses las reuniones técnicas y ministeriales para forjar acuerdos entre los veintisiete Estados miembros.

También representa al Consejo en las relaciones con el resto de instituciones comunitarias y, en paralelo, supone un escaparate para el país anfitrión, que gana espacio mediático y despliega unas prioridades políticas en las que incidir: reindustrialización, autonomía estratégica, transición climática, justicia socioeconómica y unidad europea, en el caso de España, que tomó el testigo de Suecia y se lo entregará a Bélgica.

"Ha sido una presidencia importante (...), muy buena en la parte legislativa, como facilitadora de acuerdos, pero menos positiva en la parte política, principalmente por razones domésticas", comenta el analista sénior del observatorio Centro de Política Europea (CEP) Johannes Greubel.

España ha operado en un contexto de "permacrisis" y de "mucha presión política" para cerrar expedientes antes de que la actividad legislativa se paralice en un par de meses y la UE enfile hacia las elecciones al Parlamento Europeo de junio.

La presidencia española ha organizado este semestre 1.766 reuniones formales y dirigido 46 consejos ministeriales formales, según datos trasladados el 20 de diciembre.

Ha dirigido 116 negociaciones legislativas finales (trílogos), de las que 71 han sido exitosas. Entre ellas figuran expedientes complicados como la Ley de Inteligencia Artificial, la Ley de Restauración de la Naturaleza o la reforma del mercado eléctrico.

Y como colofón, a finales de diciembre, llegó el pacto sobre Asilo y Migración, que llevaba atascado años, y además los Veintisiete pactaron las nuevas reglas fiscales tras llegar a un acuerdo Francia y Alemania, gran escollo de un expediente clave que aún debe acordarse con la Eurocámara.

En Bruselas se reconoce ampliamente el sólido trabajo realizado, pero también cunde la impresión de que el balance político ha quedado ensombrecido por el trasvase de la crispación y los asuntos domésticos a la arena comunitaria, como quedó patente en el bronco debate en la Eurocámara entre Pedro Sánchez y el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber.

"Una vergüenza absoluta por las dos partes", critica Mortera, analista que agrega una reflexión estratégica: "cuanto más se escenifiquen las divisiones en España en el Parlamento Europeo, más problemas va a tener España a nivel reputacional".

Fuera de la UE

El impacto de la presidencia es limitado en su dimensión global, pero la política internacional condiciona la agenda del bloque. España ha navegado en un contexto geopolítico delicado, con la guerra de Ucrania y Rusia aún en curso, el húngaro Víktor Orban boicoteando el apoyo de los Veintisiete a Kiev y el estallido de una guerra en Gaza que divide en el seno de la UE.

La presidencia española impulsó la primera cumbre en una década de la Unión Europea y la Comunidad de Estados de América Latina y del Caribe y fue anfitriona de dos cumbres europeas celebradas en Granada.

Aunque esa cita mostró las costuras de la unidad de la UE en asuntos migratorios, también alumbró la Declaración de Granada, un importante peldaño para la futura ampliación de la UE hacia el este que encarna una "inesperada victoria", razona Greubel.

A ello se suma, en lo positivo, el acuerdo para "dejar atrás" los combustibles fósiles de la COP28 de Dubái, donde negociaron en nombre de la UE el comisario de Clima, Wopke Hoekstra, y la vicepresidenta española Teresa Ribera.

"Gracias al equipo español por el enorme esfuerzo durante una gran presidencia española. Siempre ha sido un placer cooperar con usted y con su equipo y es impresionante lo que se ha logrado en las últimas semanas y meses", señaló en la última cumbre del año, junto a Pedro Sánchez, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

Sala de máquinas

Parte del mérito burocrático corresponde a los funcionarios y técnicos españoles que han trabajado a la sombra en los distintos ministerios de Madrid y en la Representación Permanente de España ante la UE, la REPER, donde el embajador Marcos Alonso y el adjunto Raúl Fuentes dirigen una plantilla de 223 profesionales, reforzada este semestre con 118 efectivos.

El reconocimiento a ese esfuerzo anónimo quedó plasmado en el diario de sesiones del último consejo de ministros europeos de Medioambiente con un apunte del titular de Grecia, Petros Varelidis, quin agradeció el esfuerzo de la presidencia en su conjunto y citó expresamente a los consejeros Miguel Castroviejo y Santiago Rodríguez, en un inusual reconocimiento público acogido con satisfacción colectiva en la sala de máquinas de la REPER.

La presidencia ha demostrado que "se puede confiar en España" y que "la administración española es más eficiente que la alemana", zanja Mortera.

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