Bélgica

El rey Alberto, "muy deprimido" por la rebaja de su dotación a 923.000 euros anuales

Tras la abdicación su presupuesto ha pasado de 11,5 millones a algo más de 900.000 euros. Al reducir su tren de vida, el monarca está "muy deprimido".

El rey Alberto firmó el acta de abdicación de su reinado, dejando la corona en favor de su hijo
Coronación en Bélgica_2
AGENCIAS

 El rey Alberto de Bélgica, que abdicó en su hijo Felipe el pasado julio, ha manifestado su desacuerdo con la bajada de su dotación de 11,5 millones de euros anuales a 923.000 euros, según informa hoy el diario 'Le Soir'.


El monarca considera injusto el trato recibido tras veinte años de servicio al país y reconoce que no se lo esperaba y que el cambio le pone en dificultades, según este medio que cita "fuentes muy fiables".


Compara su situación tras la abdicación con la de la reina Beatriz de Holanda o el Gran Duque Juan de Luxemburgo y recalca que ninguno de ellos fue tratado de la misma manera tras abandonar el cargo, añade 'Le Soir'.


Las quejas del rey han motivado una discusión sobre qué gastos podría asumir el Estado para aliviar de alguna manera la situación del monarca, entre los que se han citado los de mantenimiento del palacio del Belvédère, donde residen Alberto y la reina Paola, y el carburante del yate real 'Alpa', que figura como patrimonio militar y podría ser costeado por la Marina.


La nueva situación financiera obliga al rey Alberto -acostumbrado a pasar largas temporadas en su residencia de Châteauneuf de Grasse (Francia), en su apartamento de Roma o en su casa de la isla de San Luis en París- a reducir su tren de vida, lo que mantiene al monarca "muy deprimido", según las mismas fuentes.


La Casa Real ha declinado hacer comentarios sobre esta cuestión, pero tampoco ha negado el malestar del rey, asegura Le Soir.


La dotación del rey Alberto se redujo tras su abdicación por una decisión del parlamento belga, que siguió a la reforma del sistema de compensaciones reales impulsada por el primer ministro Elio Di Rupo.


Una de las decisiones más destacadas de esa reforma fue la de someter las dotaciones reales al IVA y a ciertos impuestos especiales, lo que en el caso del rey Alberto se traduce en una pérdida de unos 200.000 euros para el monarca.