Julián Ruiz Martorell

«Me preocupa más la evangelización de los fieles que el conflicto con Lérida»

A un día de su consagración, el futuro prelado habla de la crisis, el pleito con Lérida y la nueva iglesia, que para él es más «una inversión que un gasto».

Julián Ruiz Martorell
«Me preocupa más la evangelización de los fieles que el conflicto con Lérida»
ESTHER CASAS

El nuevo obispo de Huesca y de Jaca será ordenado el 3 de marzo, tras más de un año de vacante en ambas diócesis. La toma de posesión de Julián Ruiz Martorell, de 53 años, conquense de nacimiento y zaragozano de adopción, tendrá lugar a las 11.00 en la catedral de Huesca, y el domingo 6 de marzo a las 17.00 en la de Jaca. El actual vicario general del arzobispado de Zaragoza y rector del Seminario ha dedicado la mayor parte de su vida a la formación de sacerdotes, aunque también ha sido párroco en varios pueblos de esa provincia.


Desde su nombramiento (30 de diciembre) hasta su consagración han pasado 3 meses ¿Cómo se prepara un futuro obispo?

He hablado con los vicarios generales de ambas diócesis y en enero participé en unos ejercicios espirituales de la Conferencia Episcopal, donde me entrevisté con Jesús Sanz, que sirven para afrontar todos los cambios desde una perspectiva de paz interior. He podido saludar a los miembros del colegio de consultores de las dos diócesis y a los dos cabildos. He ido tomando el pulso a la nueva realidad poco a poco.


Cuando fue elegido dijo que abordaría con su antecesor los puntos de emergencia pastoral de las diócesis. ¿Ya le ha puesto al corriente?

Las primeras decisiones están relacionadas con la ratificación de los cargos, después visitaré las parroquias y las comunidades religiosas e iré recibiendo a seglares e instituciones. Ahora lo prioritario es situarme como servidor y pastor y asimilar lo que es urgente. El acento lo tienen que poner las personas que viven allí.


¿Le asusta llegar a una diócesis que tiene un grave conflicto con otro obispado, el de Lérida?

Es una cuestión que continuamente me recuerdan ustedes, los periodistas, y que en consecuencia no puedo olvidar. Pero lo que realmente me preocupa como sacerdote es que Jesucristo no sea conocido y amado. El conflicto con la diócesis hermana de Lérida está ahí y habrá que afrontarlo, pero siendo una cuestión importante, no me asusta. Me preocupa más la primera evangelización de muchas personas y la nueva evangelización de aquellos que han conocido a Jesucristo pero que no tienen una experiencia vida, una fe que no es un elemento decisivo, eso sí es preocupante.


¿Ha tenido contactos con responsables políticos o de la Iglesia para prepararse al respecto? ¿Qué le ha aconsejado Jesús Sanz?

He tenido contactos con personas con responsabilidades políticas y eclesiales. Con los políticos han sido más protocolarios. Don Jesús Sanz me ha entregado un amplísimo informe que he leído en su integridad donde se recogen todos los datos, recortes de prensa... pero yo no puedo olvidar que mi condición de obispo preconizado pero todavía no ordenado me obliga a guardar prudencia y que carezco de capacidad de decisión.


Usted apeló a Dios para que se alcance «esta justa reivindicación». Pero, como dice el refrán, a Dios rogando y con el mazo dando. ¿Qué cree usted que se puede hacer?

Yo deseo continuar las iniciativas emprendidas por mi antecesor y sus colaboradores, que han seguido una línea de acción respetuosa con la ley, firme en su valoración y confiada en que no se solicita nada que no sea justo ni por procedimientos que no se ajusten al Evangelio. Se trata de una reivindicación justa y lógicamente pedimos que el señor nos ayude y nos sostenga, pero también hay que emprender iniciativas para que esa reivindicación sea escuchada y atendida y se alcance una solución pronta, porque una justicia que se dilata termina por no ser justicia.


¿Qué le parece que se haya llegado al extremo de interponer querellas criminales contra un obispo por esta causa?

Eso lo siento, porque el obispo de Lérida es un hermano cristiano, existe un vínculo muy estrecho de una fe común. Lamento que exista ese punto de crispación.


Cuando llegue a Huesca se encontrará con que el Ayuntamiento ha cedido un solar a la diócesis para levantar una nueva iglesia, un proyecto que inició Jesús Sanz ¿No le parece que es innecesario, considerando que hay otras iglesias y que requieren ser rehabilitadas?

Gracias a Dios Huesca está creciendo, la ciudad tiene futuro y tenemos que trabajar para el futuro, no solamente conservar el patrim onio, que es rico y abundante. No solo trabajar en lo que tenemos sino pensar en que debemos dejar una herencia a quienes nos sucedan, a quienes dentro de varios decenios continúen en la estela de la fe. Y por eso que Huesca tiene futuro y crece se necesita una atención religiosa a las personas que están viviendo en nuevas zonas de la ciudad.


¿Se entenderá el gasto en este contexto de crisis?

No es un gasto, es una inversión, y además va a ser una inversión muy racional con recursos que como todos podremos ver van a ser muy estudiados: hasta el último céntimo encontrará una justificación. Será una construcción digna, pero también sobria, austera, en sintonía con la situación de grave crisis económica.


¿Saben cómo se va a pagar?

Ese asunto no lo conozco, pero lógicamente habrá una colaboración por parte de los feligreses, de la administración diocesana y de las instituciones.


Cáritas Diocesana está desbordada por las peticiones de ayuda. ¿Cree que la caridad ha cobrado un nuevo protagonismo en esta crisis?

La caridad, la generosidad y la solidaridad. Han crecido las solicitudes de ayuda, pero también la aportación de muchas personas a través de recursos económicos y, algo muy importante, del voluntariado. La respuesta está siendo muy grande. Se abre camino la convicción de que podemos vivir de otra forma y de que podemos compartir algo de lo que tenemos y mucho de lo que somos. Hay que agradecer la presencia de nuevos voluntarios que dan una respuesta personal a la crisis.