"Las empresas tienen que apostar por la calidad laboral como factor de competitividad". Lo decía el eurodiputado socialista Ramón Jáuregui en la inauguración del Congreso Nacional de Responsabilidad Social en la Empresa (RSE) que se celebró hasta ayer en Cajalón y cuya conclusión principal fue que "las pymes pueden y deben aplicar RSE, incluso la microempresas, y donde deben utilizarla es en su relación con los grupos de interés, pero fundamentalmente con sus empleados y trabajadores". Así recomendaba hacerlo Víctor Alcalde, presidente del comité científico del congreso, que ha reunido a más de 300 participantes y que ha querido dejar bien claro que los comportamientos socialmente responsables se traducen en valor añadido para las empresas.

"Durante el Congreso hemos visto que hay muchas acciones de Responsabilidad Social que no requieren una inversión y que, sin embargo, reportan un beneficio muy importante para la compañía", destacaba Alcalde, al entender que "la sociedad está demandando ahora más que nunca comportamientos éticos y responsables y la RSE es el camino". A consecuencia de tantas actitudes irresponsables que está destapando la crisis, la exigencia social de transparencia a las empresas va a ser cada vez mayor", apuntaba también Jáuregui, quien incluso anticipaba que no tardará mucho tiempo en convertirse en "obligación legal que las empresas se desnuden y presenten todos sus datos no solo económicos sino memorias de sosteniblidad y responsabilidad social".

Por eso, Javier Navarro, director general de Industria y Pyme de la DGA, calificaba de "acierto haber organizado este congreso, dado que hay una gran inquietud por la RSE, que es un concepto clave para el futuro de las empresas". Por su parte, desde la organización, el presidente de la Fundación San Ezequiel Moreno, Ángel Adiego, mostraba su satisfacción por haber superado las expectativas del Congreso y agradeció el patrocinio de Mapfre, Telefónica, Cajalón y el Gobierno de Aragón.