Proveer de servicios de innovación a las pymes. Esa es la razón de ser de Inndeo Engineering, fundada en 2014 por los ingenieros industriales Daniel Artal y Emilio de la Red, a los que en 2017 se unió Iván Callen como director del área de ‘software’ y electrónica. «Uno de nuestros primeros proyectos fue diseñar un horno industrial para el cocinero español Pepe Rodríguez, parte del jurado de ‘Masterchef’, que patentamos y que pudo verse en la serie televisiva ‘La casa de papel’». A partir de este trabajo inicial, explica Artal, vieron el potencial que había, pero en lugar de seguir diseñando hornos se centraron en la línea de equipos de inspección de calidad para la industria alimentaria. Desarrollaron su propia marca Inspectra y a partir de ella han diseñado otras máquinas de visión artificial para ver aquello que el ojo humano no detecta.

«Las empresas cárnicas no pueden ir mirando manualmente y de uno en uno los envases de carne o embutido para ver si el termosellado se ha hecho bien», explica Emilio de la Red. Tampoco la industria puede detener los procesos para ver si cada loncha cumple con los criterios de calidad o si ha entrado algún contaminante (que no se aprecia a simple vista), como por ejemplo la grasa fundida del jamón en la zona de soldadura del envase lo que le resta hermetismo. Ahí intervienen los equipos Inspectra de Inndeo como el Thermoseal Inspector o el Slice Inspector, señala.

Cuentan además con otros aparatos como el Food Inspector, con equipos de visión hiperespectral que les permite ver la calidad de los productos en el espectro NIR y SWIR, es decir, analizarlos mediante el procesado de imágenes químicas en tiempo real, gracias a una patente que han desarrollado, capaz de analizar las cualidades de los productos en línea y clasificarlos en base a criterios de calidad. También hace posible la detección de cualquier cuerpo extraño o elemento contaminante en el producto. Las principales empresas del sector cárnico como Grupo Jorge, Valls Companys o Incarlopsa, entre otras, son clientes de Inndeo, que trabaja también, desde Plaza, para importantes productores en el sector del pescado, marisco, hortalizas y verduras. Este es un nicho de mercado que quieren potenciar ya que disponen de tecnología para medir la madurez del aguacate o cualquier fruta antes de que llegue a los lineales del supermercado con el fin de retirar aquellas piezas que sean defectuosas. 

«Integrar las nuevas tecnologías para detectar el fallo antes de que se produzca y evitar el rechazo de un lote con los costes que eso implica en destrucción y transporte de las partidas defectuosas es el objetivo de Inndeo», destaca Artal. «Lo que nos hace diferenciarnos es un software propio y la personalización de los equipos especializados en visión artificial, inspección de calidad y automatización», añade. En 2018, recuerda, hicieron también hornos industriales inteligentes y desarrollaron una freidora de alto rendimiento para Repagas, pero ahora su actividad se concentra en la vigilancia de procesos para la industria alimentaria como por ejemplo la inspección de la masa de las pizzas para supermercados.

Supervisión en el ‘prepackaging’

«Nos apoyamos en empresas de automatización para fabricar también transportadores y rechazadores de producto para las grandes firmas de alimentación», indican los socios de este negocio, cuya idea a futuro es contar con una gran planta industrial. Ya tienen instalaciones de este tipo y un laboratorio que ocupa 400 metros en Plaza, pero les gustaría ampliarlas.

Los fundadores de Inndeo han recibido alguna ayuda del CDTI y se confiesan 100% digitales. «Nuestra máxima es la eficacia. Los equipos de visión artificial permiten inspeccionar el interior de los alimentos para comprobar su calidad porque las grandes cadenas de supermercados son cada vez más exigentes», incide Artal. Los equipos diseñados por Inndeo permiten la supervisión en el ‘pre-packaging’, es decir, la inspección del producto antes de su envasado y el ‘post-packaging’ una vez ya está listo para la venta.

«No se puede mejorar aquello que no se puede medir», advierte Iván Callen, convencido de que la tecnología acabará imponiéndose en todos los procesos de la industria alimentaria. Con 12 personas en el equipo y tres colaboradores externos están tratando de introducirse también en sectores como el farmacéutico. Esperan facturar este año unos 700.000 euros ya que en 2020 la cifra se quedó en 400.000 por el impacto de la pandemia. «Con muchos proyectos encima de la mesa, estamos desarrollando soluciones también para la exportación», concluyen.