RADNICKI 1-CAI Teruel 3

Sueño consolidado

El CAI Teruel seguirá en la competición continental tras derrotar al Radnicki. El resultado le acerca a su objetivo de acceder a la siguiente eliminatoria.

Bloqueo del CAI Teruel ante el ataque del Radnicki, en el partido de ayer en Kragujevac
Sueño consolidado
A. CORTÉS

Pero, ¿a quién se le ocurre poner un partido de voleibol el día de Nochebuena? En España sería impensable, pero la competición europea es implacable. Los serbios del Radnicki Kragujevac tuvieron que decidir ayer si pasaban la víspera de un día tan señalado al calor del hogar o en el congelador del pabellón Jezero. Para el calendario ortodoxo, ayer era día de recogimiento en una noche especial. Hoy es Navidad. A las seis de la tarde, el comercio tenía colgado el cartel de cerrado. En las cocinas, los pucheros cocían col y calabaza, y en los hornos el cochinillo se tostaba vuelta y vuelta. Productos estrella del animado mercado matinal en la ciudad. En Jezero, a 19 grados de temperatura, estupenda para la piel, mal sin una mantita cubriendo las piernas, lo que se cocinaba era el cuarto partido de la Liga de Campeones, decisivo para el CAI Teruel y su trayectoria en el máximo torneo continental. Y el plato cogió el gusto que quiso el conjunto turolense, aunque no del todo perfecto.

 

El CAI sumó su tercer triunfo en 'Champions', el primero a domicilio, que le confirma en la segunda plaza del Grupo D. Un valioso triunfo que le permite hacer cuentas en positivo para su continuidad en Europa, en el campeonato donde se brilla más, o en el segundo en importancia, la Copa CEV. Una derrota que amargó la cena al Radnicki y sus animosos espectadores, que prácticamente se despiden de seguir jugando en el continente.

 

El técnico Óscar Novillo no terminó de saborear con satisfacción el resultado. Su plantilla posee una calidad superior a la de un voluntarioso Radnicki, empujado por un rubio larguirucho llamado Cupkovic (32 puntos en ataque la criatura). Que el rival, al que el CAI barrió en Teruel de forma clara (3-0), te haga un set no gustó nada a Novillo, que fruncía el ceño y movía la cabeza de lado a lado, en señal de desaprobación. Incluso alguno pudo caer fulminado por su mirada (¡ay, qué tarde de Ibán Pérez!).

 

El partido no debería de haber corrido peligro porque los jóvenes jugadores del Radnicki le ponían más corazón que cabeza. Novillo ya había avisado que los serbios se aferraban a su casa para arañar un rayo de esperanza. Y ahí estaban en la grada del Jezero, más nevera que nunca, con tambores de guerra, los hinchas más apasionados del Radnicki, que levantaron la moral (que no la raya del termómetro) de unos veinteañeros que a punto estuvieron de dar un disgusto en el cuarto set, un postre para deleitarse y que casi se atasca en el estómago del CAI.

 

Sin florituras, a lo práctico, el CAI sacó adelante las dos primeras mangas, aunque no exentas de cierta irregularidad. Aunque el equipo de Slobodan Kovan peleó cada punto con intensidad. No es que el saque fuera el ideal, ni que la recepción mejorara la trayectoria de un balón que Hernán distribuía de forma correcta, ni el remate destacara por su contundencia. Las manos no estaban calientes. Al otro lado de la red, Cupkovic le ponía arte al juego serbio.


Solo quedaba un set para irse al hotel a descansar, a despejar la mente, ayer muy espesa en ideas, a acurrucarse al lado del radiador. Pero el Radnicki sacó la rabia que le faltó a un CAI confiado, que multiplicó sus errores dando fe a los chavales, a los ‘hooligans’ serbios, a las cuatro chicas del club de fans del receptor Petrovic que levantaba gritos de enamoradas cada vez que salía a la pista. El vetusto Jezero de asientos rojos, empinadas escaleras de madera, una mole de cemento seco, se venía abajo cuando el electrónico se alumbraba del lado local. Las arrugas de la frente de Novillo se multiplicaban, se daba media vuelta no queriendo ver la realidad: su equipo claudicaba.

El CAI tenía que revertir el sentido del duelo. Cerca se oían las voces de ánimo de los ocho hinchas de la peña Los de Teruel. Tomó una cómoda ventaja de cinco puntos (9-14) que tiró a la basura de forma incomprensible. A partir de ahí, los aplausos caían de un lado y de otro. El Radnicki logró un 22-20 dramático. Hasta tres bolas de partido levantó el CAI, lanzado por Haroldo (26-26). Y en el momento decisivo, el CAI no falló, dejando García-Torres, con su bloqueo, el camino del conjunto aragonés limpio para seguir en Europa.