Discípulo en Zaragoza, maestro en Japón

Toru Sato, el jugador más exótico del Umacon, aprende en España para mejorar el nivel de su país, con el que es internacional.

El japonés Toru Sato, en la plaza de España.
Discípulo en Zaragoza, maestro en Japón

En Japón, como en España, tienen refranes para casi todo. Si aquí decimos "no hay mayor dificultad que la poca voluntad", en el país nipón traducen el mensaje con un estilo más grandilocuente: "No digas que es imposible. Di que no lo has hecho todavía". Ese proverbio podría definir la trayectoria de Taru Sato, un japonés que se propuso llegar a la selección nacional cuando jugaba sus primeros partidos de fútbol sala con sus amigos. Cuando lo consiguió, decidió viajar a España para mejorar su nivel, y este año ha cambiado Osaka por Zaragoza para jugar en el Umacon. Ya casi es uno más: disfruta con las tortillas de patata y sufre con el cierzo de la capital aragonesa.


"Empecé jugando a fútbol, pero de vez en cuando organizábamos partidos de fútbol sala con mis amigos. Uno de ellos ya jugaba en la selección, y yo quería llegar hasta allí, así que me cambié de un deporte a otro", asegura Sato, que tras varios meses en España ya se defiende en castellano. "He estudiado con un profesor particular, cuando llegué no sabía decir casi nada", reconoce el japonés. "Al principio era más difícil. Con el entrenador me entendía con gestos y con la pizarra. En los partidos es complicado, porque el entrenador y mis compañeros hablan rápido y de vez en cuando dicen algún taco", se ríe.


Cuando rueda el balón, el idioma del fútbol sala es sencillo para Taru Sato. "Dentro del campo es más fácil entenderse", indica el japonés. De vez en cuando, busca la traducción de alguna palabra en la pantalla de su teléfono móvil. Selecciona un símbolo indescifrable y aparece la traducción en español: desafío. "Eso. Esto es un desafío", relata el jugador del Umacon, quien decidió venir a la liga española para aprender de los mejores.


"El fútbol sala no es muy popular en Japón, pero estamos mejorando. Ahora nuestro seleccionador es español y ha subido mucho nuestro nivel. En Japón crearon la liga hace siete años y, poco a poco, la gente se está aficionando", dice Toru Sato, un eterno aprendiz que vive obsesionado con seguir mejorando: "Quería aprender más, y España es la selección campeona del mundo y tiene una de las mejores ligas. Aquí el nivel es muy alto".


"Este primer año ha sido difícil para mí, sobre todo al principio. Los partidos en España son más duros y he tenido que acostumbrarme. Aquí hay que estar más concentrado. Técnicamente es similar, pero tácticamente, el fútbol sala español es muy superior al japonés", explica el jugador internacional, que ha encontrado su segunda casa en Aragón: "Me gustaría quedarme más tiempo en Zaragoza, pero en el futuro quiero volver a Japón para poder enseñar lo que he aprendido aquí".


Tortilla sí, cierzo no


Toru Sato ha estudiado fútbol sala, pero también otras materias imprescindibles para integrarse en la cultura española. "Me gusta más la comida española que la japonesa, y ya he aprendido a hacer tortillas de patata. Paella, todavía no... Y lo que menos me gusta de Zaragoza es el cierzo", indica el deportista. También destaca el carácter de los aragoneses: "La gente es muy buena, siempre me han ayudado cuando he tenido un problema. Y muy divertida, más que en Japón. Allí la gente es más seria y centrada en el trabajo".


Pero Sato no solo cambió de país, de gente y de costumbres, sino que también ha tenido que adaptarse al ritmo de vida de España. "Lo que más me sorprendió fueron los horarios. Aquí todo se hace más tarde: comer, dormir...", indica el japonés, cuya adaptación ha sido más fácil gracias a sus compañeros de piso: "Vivo con dos jugadores del Umacon, Catela y Álvaro Nieto, pero son andaluces y es más difícil entenderles", vuelve a reírse el deportista.


Ahora, además de afrontar el tramo final de la temporada con el equipo zaragozano, que se encuentra en la zona baja de la LNFS, está de gira con la selección japonesa por España. El conjunto nipón, cuyo seleccionador es el español Miguel Rodrigo, ha venido para jugar una serie de partidos amistosos contra equipos de la liga nacional para poder mejorar el nivel de sus jugadores de cara al Campeonato de Asia, que se celebrará del 28 de abril al 11 de mayo en Vietnam y en el que Japón defiende el título. "Es difícil, pero me gustaría volver a ganarla", asegura Sato, quien ya piensa en el próximo Mundial, que se celebrará en 2016: "En el último llegamos a octavos, así que intentaremos mejorarlo".