​Dos ligas en una

En un año sin precedentes, cinco equipos han superado la cota de los 40 puntos en el inicio de la segunda vuelta: Las Palmas, Betis, Valladolid, Sporting de Gijón y Girona.

​Dos ligas en una
​Dos ligas en una
Guillermo Mestre

La liga de Segunda División, en esta temporada 2014-15, ha adoptado con el paso de su primera mitad un formato sin precedentes desde que se disputa con 22 equipos (hace 18 años). Nunca hasta ahora, en el arranque de la segunda vuelta, se habían reunido en cabeza cinco equipos con más de 40 puntos. Es decir, con un promedio que anuncia que todos ellos pueden acabar con 80 al final del torneo liguero. Como entre ellos no se encuentra el Real Zaragoza, esta singular trayectoria supone un contratiempo añadido para las aspiraciones de ascenso del equipo aragonés, al que las hechuras del curso le están perjudicando al estar elevado notablemente el listón de la exigencia respecto de campañas previas.


El pelotón de escapados de lujo que conforman Las Palmas, Betis, Valladolid, Sporting de Gijón y Girona ha roto los moldes hasta ahora conocidos a estas alturas de campaña. Y, con ello, ha provocado que el ritmo de la competición y las aspiraciones y estímulos del resto de participantes en la categoría de plata deban adaptarse a mecanismos inusuales semana a semana. Sin discusión alguna, el anormal devenir de los acontecimientos ha provocado que, a finales de enero, se estén disputando dos ligas en una.


Por un lado discurre, a su aire, la frenética pelea por el ascenso a Primera División en la que, a toda velocidad como consecuencia directa de su imparable suma de puntos jornada a jornada, se hallan instalados los cinco fugados: Las Palmas, con 44; Betis, con 43; y Valladolid, Sporting y Girona, con 41.


Y, en un nivel cada vez más inferior y alejado por pura cuestión matemática, se ubican los otros 17 equipos que componen la Segunda, entre los que la igualdad es más patente y sus actitudes semanales ante cada partido responden con mayor aproximación a lo que tradicionalmente ha sido la irregular y voluble competición de plata. Ahí sí, afortunadamente, el Real Zaragoza es, junto a la Ponferradina, el más avezado.


El potencial de la plantilla zaragocista, mezclado con los peculiares avatares que ha tenido que ir acometiendo y sorteando desde que el curso empezó en agosto, por ahora le da únicamente la posibilidad de estar al frente del grupo de ‘los mortales’ de Segunda. Pero, como salta a la vista (ver clasificación adjunta), hace un tiempo que al Zaragoza –como al resto– le ha resultado imposible seguir el paso de legionario que marcan Las Palmas, Betis, Valladolid, Gijón y Girona.


Hace días que se espera que varios de ellos decaigan en su solvencia. En concreto, el Girona y el joven Sporting son observados como rivales más próximos a los de la ‘segunda liga’ que a los considerados grandes transatlánticos de la división. Pero, sorprendentemente, el quinteto no se disuelve sino que, al contrario, mantiene y aumenta su ventaja metro a metro.


Por lo tanto, al Zaragoza –y a quienes en el grupo de alejados perseguidores pretendan optar a subir a Primera en junio– no le queda más remedio que mantener una línea de regularidad soberbia, sin altibajos, en espera de que la cadencia de adición de puntos en los cinco de cabeza sufra un frenazo en algún momento. Porque, este año, la Segunda está describiendo un desarrollo opuesto por completo al del pasado, donde el Deportivo subió directamente como 2º clasificado con apenas 69 puntos (el Eibar fue campeón con 71). Entonces, cualquiera que caminase entre los 15 primeros pudo optar a ascender en las últimas cinco jornadas. Fue el caso del Córdoba, que lo haría como 7º con solo 61 puntos y que en abril andaba sumido en la pelea de la cola para no bajar a Segunda B.


En algunos años puntuales, hubo escapados prematuros como el Elche (2013), Valladolid (2007), Alavés (1998)... Pero nunca cinco.