Alejandro Francés e Iván Azón fueron titulares fijos con Fran Escribá en las cuatro primeras jornadas de esta excelente fase inicial de la temporada 23-24 que tiene al Real Zaragoza líder en solitario, invicto y marcando un paso firme con 16 puntos sumados de los 18 disputados. Ambos se perdieron el duelo de la quinta fecha, en Cartagena, al estar convocados con la selección sub-21 de España y el pasado viernes, en la sexta estación liguera, el entrenador prescindió de los dos en el once inicial frente al Racing de Santander.

Habían retornado 48 horas antes de su estancia de 10 días con La Rojita, que incluyó un viaje a Malta y otro paso por Jaen para jugar ahí contra Escocia. Francés acumuló los 180 minutos de los dos choques con España, como capitán del remozado equipo B del combinado nacional. Azón también participó en los dos duelos, 90 minutos en La Valetta y los últimos 10 ante los británicos en la ciudad jiennense.

Llegaron con el cansancio propio de este tipo de cambio de rutinas, un tanto desconectados de la dinámica del propio equipo zaragocista, con el que solo participaron en un par de sesiones antes del duelo ante los racinguistas. Los criterios de Escribá en tales casos, mucho más en esta ocasión dada la amplitud y calidad de la nueva plantilla de este proyecto, acabaron dándoles prevalencia a otros compañeros que sí estaban trabajando de lleno el partido ante los cántabros desde el primer día.

Por eso, Francés y Azón ocuparon plaza en el banquillo de suplentes, más allá de que pudieran haber vuelto del doble compromiso internacional con alguna molestia o sobrecarga menor, de esas que no son informadas públicamente por leves. Francés no participó nada ante los santanderinos, pese a las bajas en la línea defensiva –Nieto y Lecoeuche– que obligaban a Escribá a remodelar la retaguardia. Azón sí entró al final en las ventanas de las sustituciones, supliendo a Manu Vallejo en el minuto 62 para jugar únicamente la recta final del partido.

Ahora, en la jornada 7 que aguarda el próximo lunes en Ferrol, ambos se postulan como dos de los cambios que el técnico llevará a cabo en el estadio de A Malata en busca de la mejora de prestaciones de un equipo que mostró su nivel más bajo de juego ante un Racing mejor parado en el campo, lo que derivó en el primer partido sin victoria de este fenomenal inicio liguero (empate a uno, tras empezar por primera vez por debajo en el marcador).

El lateral zurdo y sus derivadas

Francés, de regresar a su posición habitual, llevaría al uruguayo Mouriño de nuevo al banquillo. Pero la baja de larga duración de Nieto (que será operado el viernes del muslo dañado) y la simultánea de su colega de puesto, Lecoeuche, tiende a reiterar la necesidad de Escribá de parchear el lateral zurdo de la zaga. Y, ahí, Francés puede ser el protagonista del segundo experimento puntual mientras se espera la recuperación del lateral galo, ocupando el puesto en la banda izquierda, aunque su golpeo preferente sea el derecho, dado que en categoría juvenil ya jugó ahí sin problema alguno. Conoce bien la posición.

El técnico valenciano manifestó al término del último partido su intención de «pensar otras cosas», tras no salir satisfecho de la apuesta de trasladar a pie cambiado a Gámez –por la izquierda– y dar entrada al hasta ahora inédito Luna por el lado diestro. El movimiento sería, por lo tanto, la reubicación de Gámez en su lugar natural y la apuesta por Francés en el otro flanco. Así, de nuevo Mouriño podría sumar otro partido más como titular junto al imprescindible Jair.

Por su parte, Azón, que mejoró ligeramente la profundidad y la dosis de veneno del escaso ataque zaragocista ante el Racing de Santander en los minutos postreros en los que participó el viernes, apunta a recuperar su posición en el once por puro meritaje. Hasta ahora siempre ha jugado en pareja con Bakis. Y ese sigue siendo el plan A. Pero ya empieza a caber que el germano-turco pueda tener algún descanso logístico ante su ceguera ante el gol y ciertos ademanes de ansiedad. 

El manejo de la plantilla, diversa en perfiles y opciones, hace que Escribá se mueva hasta ahora con seguridad en cualquier determinación que adopte. El aval de los sobresalientes resultados cosechados justifica con razones cualquier decisión.