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La palabra 'descenso' ya se dice en voz alta en las entrañas del Real Zaragoza

El equipo regresa de Málaga desde las 8.50 en AVE tras una madrugada larga, de conversaciones de hondura, gestos torcidos, asunción de serios problemas y la salida a flote de miedos por lo que pueda venir. 

Momento del final del partido de este lunes en Málaga, con derrota por 3-0 del Real Zaragoza.
Momento del final del partido de este lunes en Málaga, con derrota por 3-0 del Real Zaragoza.
Carlos Guerrero/LOF

La palabra 'descenso', hasta ahora un término fuera de circulación en el vestuario del Real Zaragoza durante lo que va de temporada, fue declarada de curso legal tras el partido de Málaga este lunes 20 de febrero. Ya se maneja. Ya es divisa en el equipo, en el cuerpo técnico, en la directiva. El duro varapalo que supuso caer por 3-0 ante uno de los peores de la categoría este año, enlazado con el 1-4 del fin de semana anterior frente al Alavés, ha generado una crisis de identidad y una depresión anímica interna que es causa de temores, de vértigos, de análisis apriorísticos en el seno del club que hasta hoy se aparcaban en doble fila pese a que el equipo no ha levantado el vuelo en todo el curso, siempre por debajo del puesto 14º en la tabla y merodeando la zona roja, los últimos cuatro puestos que en mayo conllevarán el castigo de la pérdida de la categoría. 

Este episodio de Málaga va a ejercer de un antes y un después en el orden astral dentro de la caseta y de los despachos. Se están viviendo horas tensas y densas. Diferentes a cualquier otro tramo de la actual campaña 22-23, que ha discurrido hasta aquí en un camino pedregoso, áspero, pero sin más sobresaltos que la destitución doble en noviembre del entrenador inicial del proyecto, Juan Carlos Carcedo, y el director deportivo del plan, Miguel Torrecilla. De repente, en Málaga, aparecieron las escenas de antaño, de los días de hiel de los peores años precedentes. Ha sido una madrugada larga, de conversaciones de hondura antes de dormir, de gestos torcidos, de asunción de serios problemas en el presente y a futuro. Y, sobre todo, con la palpable salida a flote de miedos por lo que pueda venir: ya se ha hablado, a calzón quitado, de que el descenso a Primera RFEF puede ser una realidad de no mediar una reactivación del equipo inmediata. El susto, por fin, ha entrado en las entrañas del Real Zaragoza. 

El grupo llegó del estadio al Hotel Eurostars en torno a la medianoche. Había una cena ligera preparada en su comedor privado. Algunos jugadores probaron un bocado y se subieron a las habitaciones. Otros, con los veteranos a la cabeza, se quedaron charlando con el cuerpo técnico en voz baja y tono muy serio. Raúl Sanllehí, el director general, y Juan Carlos Cordero, el director deportivo, encabezaron la expedición. Fran Escribá fue de los primeros en irse a su aposento, serio, un tanto desencajado, subiendo solo en un ascensor. 

En días de batacazo las reacciones son siempre igual, de miradas perdidas y silencios monásticos. Pero cuando ese bofetón tiene más profundidad en sus efectos, como es el caso, se palpa la gravedad observando el comportamiento del grupo. Y esto ha sucedido en estas últimas horas en Málaga. Las cosas ya no están igual que hace 15 días. La carrocería del equipo se ha abollado. Las declaraciones del entrenador, Escribá, en las últimas ruedas de prensa aportan matices también distintos. Hay denuncia. Hay advertencias. Hay señalizaciones. 

A falta de 14 jornadas para el final del torneo, se pisan ya los terrenos de la hora de la verdad en la liga. Y las vibraciones no son buenas. La expedición del Real Zaragoza regresa desde la ciudad malagueña a casa desde las 8.50 de la mañana de este martes en el AVE directo que une la capital de la Costa del Sol con la estación Delicias. Y lo hace en el momento de mayor depresión de la temporada tras el 3-0 de La Rosaleda ante uno de los colistas de todo el curso. 

A nadie se le caen los anillos ya de hablar de 'descenso', esa palabra tabú en agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre y enero, que siempre se torea atacando a quien ose siquiera sugerirla, por esa falsedad de poses, esa hipocresía interesada que reina en el fútbol zaragozano hace ya unos cuantos años, y que acaba haciendo acto de presencia por pura decantación. Ya aparece en los discursos de los protagonistas este año, como ya lo hizo en el anterior o, antes, en el precedente. Se ha oído en Málaga, en el pospartido más indigesto de esta liga. Cuando el fútbol habla todo el mundo escucha. Incluso quienes lo ven con gafas de madera o anteojeras. 

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