Vullnet Basha, un zaragocista fugaz en El Bierzo

El albanosuizo se marchó el pasado verano a la Ponferradina tras completar una gris temporada en el Real Zaragoza

Basha, en el centro, al final del partido que la Ponferradina jugó en Zaragoza en la primera vuelta, charla con Rico, Cabrera, Sergio Gil (con Bono detrás), sus excompañeros el año anterior en el club aragonés.
Basha, en el centro, al final del partido que la Ponferradina jugó en Zaragoza en la primera vuelta, charla con Rico, Cabrera, Sergio Gil (con Bono detrás), sus excompañeros el año anterior en el club aragonés.
Oliver Duch

Vullnet Basha es el '4' de la Ponferradina en esta complicada campaña para los bercianos. El centrocampista albanosuizo, que militó el año pasado en el Real Zaragoza, fue uno de los fichajes de los leoneses en el pasado verano, cuando Basha supo que no tenía hueco en el equipo zaragocista que se iba a recomponer tras fallar el intento de ascenso en la final de la promoción en Las Palmas. Y allí sigue, con la misma irregularidad en su rendimiento que dejó como poso su fugaz paso por el club aragonés.


Basha ha ido perdiendo con el paso de la temporada peso específico en el equipo base de la Ponferradina. Los cambios de entrenadores (Manolo Díaz, Rubén Vega, Fabri González y, ahora, de nuevo Rubén Vega) no le han favorecido, pero su aportación futbolística tampoco ha respondido a las expectativas que depositaron en él los leoneses cuando lo contrataron. Ha participado en 23 partidos -solo 5 completos- y ha anotado dos goles, al Nástic y al Numancia en El Toralín.


El último día, el pasado sábado en la derrota por 3-0 el Leganés, salió desde el banquillo en los últimos 24 minutos. Llevaba tres jornadas sin oler el césped. Este domingo, no está claro que el repescado nuevo entrenador, Vega, cuente de nuevo con él. En la primera vuelta, cuando la Ponfe cayó 2-0 en La Romareda (tantos de Pedro y Ortuño), Basha saltó al campo como suplente para jugar los 20 minutos finales.


El jugador, de 25 años y familia albanokosovar emigrada a Suiza en pleno conflicto de los Balcanes, llegó al Zaragoza de la mano de Víctor Muñoz. Acababa de desaparecer del accionariado Agapito Iglesias y eran los primeros días de la Fundación Zaragoza 2032 al frente de un club destrozado en toda su esencia y estructuras. Basha fue el segundo fichaje en términos cronológicos (después de Pedro) para un vestuario vacío y una plantilla sin rostros. Muñoz, al que se le acababa de comunicar su continuidad desde la nueva regencia de la SAD, lo trajo del Sion suizo como un perfecto desconocido.


El entrenador aragonés lo había tenido a sus órdenes años atrás en su periplo por la liga helvética, cuando Víctor entrenó al propio Sion y antes al Neuchatel, equipos donde militaba el joven Basha. Fue un fichaje de autor que, tras una lesión al inicio de la temporada que lo sacó de los primeros planes de Muñoz, fue relegado a un segundo plano que no se entendió muy bien dado el origen de su captación.


Sería al final, paradójicamente con Popovic ya en el banquillo, cuando Basha tendría más protagonismo y relevancia táctica. Fue titular en el partido decisivo de la temporada en Las Palmas, sin ir más lejos, y jugó en los cuatro choques de la promoción además de en 19 de la liga regular. Anotó un solo gol, precioso, desde fuera del área frente al Recreativo de Huelva en el estadio zaragozano.


El jugador suizo (nació el Lausanne), pero internacional con su país de origen, Albania, curiosamente enamoró a la Ponferradina en el partido que jugó el Real Zaragoza en El Toralín hace justo un año. Titular aquella mañana dominical en el doble pivote junto a Dorca, cuajó una buena actuación. De un disparo suyo desde lejos, que desvió a córner junto a la escuadra el portero Kepa Arrizabalaga en una tremenda palomita, surgió el tanto zaragocista que marcó Borja Bastón a la salida de ese saque de esquina. Pequeños detalles, entonces anecdóticos, que luego se tuvieron como referencias en Ponferrada para armar su contratación. En aquel partido, Basha llamó la atención en El Bierzo.


Sin duda, las previsiones del entorno del exzaragocista y del propio Basha cuando se decidió por ir a la Ponferradina no se han cumplido. Creyeron ir a un equipo que, como el año pasado, iba a luchar por los puestos que dan opción al ascenso a Primera División. Y la campaña ha salido torcida para los blanquiazules bercianos, llevando a Basha a una situación indeseada al borde del descenso a Segunda B de la que él también es partícipe.


En momentos de zozobra, con la puesta en escena del cuarto tramo de la temporada con nuevo entrenador en la Ponferradina, es probable que Rubén Vega utilice al albanosuizo como pieza emotivamente positiva en el once inicial, al jugar con ese factor estimulante que siempre supone ser un ex del rival. En la faceta de 'espía' que siempre suelen cumplir en casos así los rebotados del equipo adversario, Basha podrá contar poco. Este Zaragoza no se parece mucho al que dejó. Casi nada.

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