SENSACIÓN DE OPTIMISMO

La Feria del Libro recupera público y las ventas repuntan tras dos años de bajada

Los expositores señalan la nueva ubicación y el traslado del Mercado Medieval como causas.

La Feria del Libro ha recuperado público en la edición de 2011. En la imagen, un momento de la mañana de ayer.
La Feria del Libro recupera público y las ventas repuntan tras dos años de bajada
ARáNZAZU NAVARRO

La Feria del Libro de Zaragoza cerró ayer diez días de actividad con un balance positivo. Tras dos años de crisis económica y la consecuente bajada de las ventas, la tónica general entre los expositores este año es de repunte de la actividad, que el director de Copeli, Joaquín Casanova calculaba en un 20 % respecto al año anterior. La cifra, no obstante, varía mucho de un expositor a otro, ya que no todos tienen los mismos objetivos y la misma percepción de una feria en la que se mezclan editores, distribuidores y libreros.


Los más contentos eran las librerías generalistas. París o El Corte Inglés cifraban el aumento de las ventas en un 10 %. Mucho más optismista era Carolina Peláez, de El Pequeño Teatro de los Libros, que aseguraba que las ventas entre semana habían duplicado las del año pasado y los fines de semana también han sido muy buenos. «Además, conseguimos llegar a un público al que no llegamos con nuestra librería de Las Fuentes», señaló Peláez. La fórmula, aseguró, es aprender de la experiencia y estar en sintonía con la demanda del público, sin renunciar a su línea, que apuesta por libros ilustrados y literatura más selecta.


La ubicación ha sido, prácticamente sin excepción, la novedad más valorada por los expositores. El cambio ha compactado la feria y ha situado a las casetas enfrentadas a ambos lados de la plaza, con mayor visibilidad. El uso del patio de Capitanía ha supuesto, además de un ahorro en el alquiler de la carpa que ha aliviado el escueto presupuesto de la feria , el desarrollo de las presentaciones en un espacio más silencioso, algo que los expositores han valorado.


Algunos libreros también apuntaban ayer el aplazamiento del Mercado Medieval como causa de recuperación económica de la feria. «Zaragoza es una ciudad pequeña, y es de fútbol, o de toros, pero no de las dos cosas», decía Pablo Muñío, de la librería París, que en cambio se mostraba a favor de actividades que cierren al tráfico el paseo de la Independencia.


Las editoriales independientes divergían en su valoración. Para Nacho Escuín, de Eclipsados, el resultado de la feria era positivo. A pesar de no haber tenido demasiadas novedades de prosa, consideraba el año salvado por la edición de la poesía de Labordeta. Mario de los Santos, de Tropo, calificaba el año «bastante por debajo de los anteriores» y agravado por el mal tiempo de algunos días. Para el editor, se impone en la feria un cambio de estrategia para que sea «el colofón a todo un año de actividades de promoción de la edición aragonesa». En este sentido, también otros expositores apuntaban a la traída de autores de mayor renombre, la creación de nuevas actividades más cercanas a los lectores y otras orientadas al público infantil como claves para seguir enganchando a los ciudadanos en esta fiesta de los libros.


Por su parte, las incipientes editoriales aragonesas como Apila, GP Ediciones o Nalvay hacían hincapié en lo que la feria significa para ellos en cuanto a promoción y contactos.


Los libros más vendidos variaban también de caseta en caseta, aunque la tónica general es que el público se ha decantado por los libros más asequibles. '¡Indignaos!', de Stéphane Hessel ha sido el superventas de la feria.


Joaquín Casanova, que este año retomaba la dirección de la Comisión Permanente del Libro, gestora de la feria, destacaba también en su balance los encuentros con la literatura Rumana o las nuevas casetas, más amplias. Su objetivo es recuperar el nivel de ayudas de la DGA y el Ayuntamiento para mejorar la calidad y aumentar la oferta de actividades para la próxima edición.