ARTISTAS CALLEJEROS

"La crisis obliga a salir con frío, lluvia y viento"

Da igual lo que diga el hombre del tiempo, quienes actúan en la calle han de pasar horas a la intemperie, y este invierno no les está ayudando.

El frío y el viento no se van. "A veces este clima me impide salir", cuenta Copi, que casi siempre que puede se pone su traje de 'Napoleón Hicks' -un personaje de un libro de autoayuda, titulado 'Actividad mental positiva'- y se queda quieto en alguna parte del centro de Zaragoza. De eso vive, de ser una estatua viviente, "un artista callejero, no un 'pide limosnas". Para él, los primeros meses del año no son los mejores para trabajar.

 

Por lo general, en el paseo Independencia, en las calles de San Miguel, Alfonso I o en la glorieta de Sasera los zaragozanos se pueden encontrar con uno de estos mimos. Durante el año (sin contar las Fiestas del Pilar) hay unos cuatro en la ciudad, pero en invierno son menos. En estos meses solo salen unos seis artistas regularmente a las calles del centro de la ciudad, y eso contando a los músicos, a quienes las inclemencias del tiempo no les afectan tanto.

 

Copi, que en realidad se llama Antonio Mellado Alvés y tiene 50 años, permanece a la intemperie sin moverse, con atuendos ligeros y con maquillaje: "Tardo poco en pintarme, pero si me cae agua se arruina todo, por eso me afecta la lluvia", explica. Desde 1994 vive de lo que gana en las calles y en estos años ha aprendido varios trucos, como a no gesticular cuando el viento le golpea, algo muy útil estos días. "Todo lo consigo concentrándome", admite. En su experiencia, ha descubierto cuándo es mejor quedarse en casa.

 

Él y la mayoría de estos artistas descansan los lunes porque hay poca afluencia de público, aunque el mal tiempo hace que otros días tampoco encuentren audiencia. Esta semana, el clima ha hecho que las calles no sean un buen auditorio. De hecho, los que han trabajado pese a las inclemencias han buscado un lugar cubierto, al amparo del frío. En Independencia, por ejemplo, decidieron instalarse varios músicos. Entre ellos, Remi y Sasuel, dos músicos franceses. Llevan varias semanas tocando sus guitarras allí, aunque no son de los artistas habituales de la avenida: llegaron para cubrirse de la lluvia y se han quedado para amortiguar el viento.

 

Tanto ellos como Copi son reacios a hablar sobre sus ganancias, pero dan a entender que en un mes bueno pueden alcanzar los 600 euros. Y niegan que la gente les dé más al verlos luchar contra los elementos. "No importa si hay sol, agua o viento, lo importante es que tengas audiencia", sostiene Sasuel.

 

Para los dos músicos, el dinero es suficiente para lo que quieren: volver a París. Para Copi, supone lo justo para sobrevivir. "Con la crisis está un poco peor, me obliga a salir hasta en días muy fríos, con viento y lluvia. De todas formas, de vez en cuando me contrata algún local para que lo promocione", afirma el mimo, que aprovecha esos ingresos 'extra' para ahorrar.

Una profesión normal

Antonio Mellado ha pegado su carné de socio del Club de Payasos y Artistas de Circo de Madrid en el cajón que le sirve de plataforma. "Soy un profesional, como muchos compañeros. Algunos nos dan dinero como limosna y eso debe cambiar. Pedimos propina, como la que se da cuando te sirven un café. No por trabajar en la calle se es un pobrecito ni un mendigo", aclara, y además denuncia a los mimos que "señalan" el bote. Eso no se debe hacer: "También hay reglas para esta profesión, con ese gesto casi se obliga al cliente a pagar".

 

Él acostumbra a renovar repertorio y disfraz cada seis meses. "Ya casi me toca, en primavera sacaré el nuevo", avanza.

 

Además, este mimo barcelonés cree que la capital aragonesa es una de las mejores para su profesión: "No hay que solicitar ningún permiso y la gente es muy amable". A diario, por ejemplo, los vecinos le permiten cambiarse en un bar o un portal, y en la calle de Alfonso I muchos le conocen. "Tengo clientes habituales, siempre me dejan algo", bromea. Pocos le molestan. "Los jóvenes gritan cosas, es la edad", pero de los vagabundos que le piden dinero no tiene buena opinión. "Me alejo", señala.

 

Eso sí, Copi admite que aquí el clima no es ideal, pero "eso pasa en todas partes". Ya hasta tiene una época favorita: "Las Fiestas del Pilar, porque las calles se llenan, aunque es más difícil hacerse con un buen lugar para posar", asegura.

 

En su haber, tiene propinas memorables. Una vez le dieron 380 euros, pero el recuerdo que guarda como oro en paño es el día en que uno de sus ídolos le saludó. "Hace unos meses vi pasar a José Sacristán y se me acercó", cuenta. El actor le dio la mano y Copi respondió con un "es un honor conocerle". Sacristán colocó varios billetes en el bote. "Está muy bien, siga usted así", le dijo después de darle un abrazo y seguir camino.