Blog La voz de mi amo

por Matías Uribe

la voz de mi amo

Contra ‘La Gran Morralla’: Vivere Memento

El trío formado por tres músicos de primera categoría -María José Hernández, Joaquín Pardinilla y Luis Delgado- regresa cinco años después con un delicado y turbador álbum.

De izquierda a derecha: Luis Delgado, María José Hernández y Joaquín Pardinilla, los tres integrantes de Vivere Memento.
De izquierda a derecha: Luis Delgado, María José Hernández y Joaquín Pardinilla, los tres integrantes de Vivere Memento.
Ester Naval

En esta desdichada época de ‘La Gran Morralla’, de mediocridad que se expande por el prado musical al modo de esas plantas invasoras de ríos, acequias y riberas, incontenible, merecedora de un cubrimiento punitivo de extinción con esas mantas negras cerradas herméticamente que utilizan los agricultores, escuchar discos como el segundo que acaba de publicar Vivere Memento es todo un placer físico y mental. Un islote de calma y creación superior.

Portada del disco La puerta de la memoria.
Portada del disco sobre lienzo de Iris Lázaro.
Archivo Vivere Memento

Sería difícil, por no decir imposible, que el trío tropezara en la piedra de lo burdo, de la insensibilidad, del mal gusto y de la ramplonería sonora, que es el gran alimento de ‘La Gran Morralla’. Bien al contrario, La puerta de la memoria, que así se titula este nuevo álbum, es un dechado monumental de exquisitez, de laboriosidad y de talento musical. No puede ser menos, contando con los tripulantes que cuenta: María José Hernández, una de las voces regladas más sensibles y bellas de Aragón, si no la que más; Joaquín Pardinilla, veterano y cualificado obrero de la guitarra, de la composición y del salto de géneros, también aragonés; y el no menos veterano e ilustre Luis Delgado, madrileño, poliInstrumentista y una fuente de sabiduría y dominio de la música antigua y de los instrumentos pasados y actuales.

Tres colosos de la música popular.
Tres colosos de la música popular.
Ester Naval

Los tres han vuelto a armar un disco, como el anterior, Música antigua a la luz de nuestro tiempo, que mapea canciones tradicionales y músicas añejas, como la sefardí, la arábiga, los cantares de gesta o la poesía medieval femenina, hasta extraer el zumo puro de aquellas melodías y envasarlo, cuando se considera conveniente, en el lujoso frasco actual que permiten las nuevas tecnologías. Un ejercicio de investigación y síntesis sonora que no cae en esnobistas tópicos electrónicos de hoy, sino que respeta el pasado con pureza máxima para uncirlo al presente con eficacia y atractivo (oígase la colosal María, con ecos de King Crimson o del mismo Mike Oldfield de Songs Of Distant Earth).

En esta nueva entrega hay un sugestivo y finísimo romance, el del Conde Olinos, cuyos versos comparaba Menéndez Pidal con los de Quevedo, al señalar que “hablaban del amor más poderoso que la muerte”. Hay también tres piezas sefardíes, entre ellas una, Cuando tu madre te parió, que se funde con ese bellezón de aria dramática de La Traviata que entona al final de la ópera la Violeta moribunda, despidiéndose de la vida (Teneste la promessa… Addio del passato); cuatro de origen aragonés, con los cancioneros de Arnaudas y Mingote tintineando una vez más sobre la música folk actual, y una tradicional británica, Cruel Sister, que aquel pilar del folk-rock inglés que fue Pentangle, junto a Fairport Convention y Steeleye Span, amasó en su cuarto álbum del mismo título, en 1970.

No huyan los más refractarios ante nombres y esencias como estas, que, precisamente, no es intención de Vivere Memento (Acuérdate de vivir) de elaborar ‘Alta Cultura’, sino música accesible y cercana, básicamente por la belleza y el colorido vocal e instrumental que brutalmente brota de cada una de las piezas, por el poderoso y verdadero ‘salto al color’ que practican trayendo aquellas piezas de forma, digamos, muy ‘audible’ al mundo de hoy (acuérdate del pasado como si fuera hoy, parecen decir). A fin de cuentas, se trataba y se trata hoy de ‘música popular’, no cortesana ni elitista.

Se supone que, en ese gran océano de canciones del mundo antiguo en el que navegan, habrá sido dificultoso encontrar las apropiadas. No parece que sea así. “Hemos colaborado en muchos proyectos comunes -apunta Joaquín Padinilla- y de manera inconsciente compartimos lo que podríamos denominar un ‘sonido Vivere’. Valoramos qué temas se adecuan a nuestra formación y a nuestra forma de cantar y tocar; de alguna manera, sabemos qué temas van a funcionar. Por otra parte, hay que conocer bien los géneros que frecuentamos y hay que revisitar cancioneros y replantearnos temas y sus posibles enfoques”. “Como dice Joaquín, es muy fácil ponernos de acuerdo a la hora de elegir los temas. Son muchos años de complicidades, afecto y respeto”, apostilla María José Hernández.

Y detrás de estas melodías, todo un arsenal de instrumentos que aportan Pardinilla y especialmente Delgado y su insólita fiebre coleccionista de artefactos sonoros del pasado y del presente, desde la zanfona a la tambura, el Hammond, la kalimba, el santur, la guitarra sitar, la portuguesa o el mellotrón. Ya se sabe: tiene hasta un museo único en Urueña (Valladolid) con más de 1.300 piezas de medio mundo. ¿Cómo elige estos instrumentos para envolver estas melodías? “Lo cierto es que es un proceso de creación por capas, por llamarlo de alguna manera. El primero en hacer las bases es Joaquín, con guitarras, mándolas, etc. Luego, María José graba unas voces de referencia, que suelen estar tan bien como las definitivas, porque es una cantante magnífica, y a partir de ahí yo empiezo a hacer pruebas buscando los timbres más adecuados y contrastándolos con ellos dos. Por lo general estamos haciendo pruebas hasta el último momento”.

El Museo de la Música de Luis Delgado en Urueña. Un logro insólito.
El Museo de la Música de Luis Delgado en Urueña. Un logro insólito.
Archivo de Luis Delgado

¿Y cómo lleva Pardinilla esos saltos del blues al jazz o de la música de raíz aragonesa a las bandas sonoras para documentales, por ejemplo? “Es que el folk está también desde el principio en mi corazón. Al tiempo que teníamos un grupo de rock en el instituto de Aínsa, participaba en el Biello Sobrarbe, y al poco fundamos Os Mosicos d'as Cambras. Estábamos locos con Pentagle y los discos del sello Guimbarda. Es un lenguaje que conozco bien, que tengo interiorizado. En Vivere aplico todo ese conocimiento, y también recursos que provienen directamente del rock o de los discos del propio Joaquín Díaz, que reabrió la puerta del romancero y una muy personal manera de acompañarse. Para mí es algo natural”.

¿Y esa pieza fundamental en el armazón de Vivere Memento? La voz de María José Hernández. ¿Le cuesta adaptarse a este registro del folk antiguo? ¿Ha tenido que cambiar coordenadas tímbricas o le resulta indistinto trabajar tanto en un repertorio ajeno y lejano como en el suyo personal de sus discos propios? “La verdad es que me siento muy cómoda trabajando este tipo de repertorio, que en el fondo no está tan alejado del género de la canción. Precisamente una de las cosas que buscamos en Vivere Memento es acercar estas canciones al público, liberándolas de ideas estilísticas preconcebidas. Cuando pensamos en música antigua casi siempre imaginamos a un intérprete impostando la voz, pero cuando yo escucho estas canciones solo pienso en la historia que hay detrás de ellas y en que las personas que las crearon hace siglos lo hicieron para expresar lo que sentían, como hago yo cuando escribo una canción. En cuanto a la forma de cantar, estoy convencida de que las cantaban de forma natural y cercana”. Por ahora, confiesa colaterlamente María José, no hay disco propio a la vista, después de aquella exquisita revisión labordetiana que hizo en 2014 con Las uvas dulces. “Ando con bastantes canciones nuevas entre manos, pero no sé cuándo empezaré a grabarlas, la verdad. Ahora mismo me apetece probar sonidos y conceptos nuevos, experimentar…”. Se la espera.

¿Y qué distancia a este disco del primero, de 2015? Señala Pardinilla que se trata de un disco “un poco más folkie que el anterior, un poco más marino, más atlántico, como refleja muy bien la portada de Iris Lázaro”. Quizá por eso fascina que esté ahí incrustado Cruel Sister, un tema de los admirados Pentangle..., bueno, no propio, pero adaptado por ellos en 1970, época gloriosa del folk-rock británico.

Luis Delgado: “Realmente, para nosotros es una continuación del disco anterior. Es el sonido en el que nos encontramos más cómodos, y podríamos decir que nos surge de un modo natural. En este disco hemos dejado a un lado los temas más medievales para dejar espacio a los de origen sefardí y a los de otras fuentes, como el romance The Cruel Sister que citas. Pentangle, generacionalmente, ha sido para nosotros una referencia y tuvimos dudas en hacer este tema o The Plains of Waterloo, del John Renbourn Group, pero al final Pardinilla nos convenció en grabar la impresionante historia de la hermana cruel que, hasta donde sabemos, no tiene hasta la fecha ninguna versión en castellano”.

Last but not least, que dicen en tierras brexianas: los invitados. De lujo en el mundo de la música antigua: Joaquín Díaz (padre y figura clave del folk contemporáneo español e investigador nato), Cuco Pérez y Amancio Prada, que La puerta de la memoria parece pedir a gritos su presencia, especialmente si de este último se evoca aquel fantástico disco que fue Emboscados (1994). ¿Fue difícil contar con ellos? “La relación -explica Luis Delgado- tanto con Joaquín como con Amancio es de una estrecha amistad. Los dos viven en Urueña, y aunque no nos vemos tanto como nos gustaría, estamos en permanente contacto y actividad desde hace muchos años. Amancio y Joaquín graban en nuestro Estudio del Museo de la Música casi todas sus producciones y existen muchos vínculos de complicidad tanto profesional como humana. De hecho, en el disco Emboscados, que mencionas, tuve el placer de colaborar y de tocarlo en directo con Amancio. Cuando les propusimos colaborar en La Puerta de la Memoria los dos aceptaron encantados. Además, en el caso concreto de Joaquín, el contar con su fondo de investigación es para nosotros una fuente inagotable de repertorio. Por otra parte, Cuco Pérez es de la familia, y siempre está dispuesto a colaborar. Vive por y para la música y su participación en Por la tu Puerta ha sido enormemente gratificante para nosotros”.

Resumen final de Luis Delgado: “Nos gustaría que este disco, con las historias que encierra, nos ayudase a olvidar, por un momento, la cotidianidad, cargada de vanidades y de prisas, para escuchar la voz de estas músicas, que nos hablan de un tiempo en el que se vivía a otra velocidad y en el que los valores y las cosas no envejecían súbitamente en nuestras manos. Por eso hemos llamado al grupo Acuérdate de vivir.

Escuchad esas voces, disfrutadlas. ¡Qué gran antídoto contra ‘La Gran Morralla’!

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